Juan Gutiérrez, central por insistencia
El canterano del Racing ha encontrado en Anduva lo que no alcanzó en El Sardinero: continuidad, responsabilidad y un lugar en el once
El día que Juan Gutiérrez (Comillas, 2000) se asomó al vestuario del primer equipo del Racing con 17 años, su cuerpo aún no imponía respeto. ... Era un chaval espigado, vestido con un pantalón de chándal demasiado grande, seguramente heredado. Sin embargo, detrás de esa apariencia discreta ya había una voluntad firme. Esa paciencia que solo el tiempo y el trabajo saben construir. Quienes lo vieron dar esos primeros pasos ya intuían que ese jugador silencioso acabaría siendo un muro difícil de derribar. Lo que entonces no se veía era que ese cuerpo que parecía frágil se iba a transformar en uno con la fuerza y presencia que exhibe ahora, forjada a base de esfuerzo durante los últimos años que pasó en Santander.
Su historia es la de un futbolista que se hizo a sí mismo, en la sombra, con una discreción que a menudo pasa desapercibida, pero que en el fútbol profesional tiene su valor. El domingo, cuando Racing y Mirandés se enfrenten en El Sardinero en el primer partido del play off de ascenso, Juan volverá a pisar ese césped que conoce desde niño, pero ahora como pieza clave de un rival que ha apostado por él y ha visto crecer a un defensa que nunca se dio por vencido.
El canterano llegó a La Albericia con 10 años, lleno de la ilusión que acompaña a los críos que sueñan con ser futbolistas, una meta que pocos consiguen sostener en un mundo tan competitivo. Catorce temporadas después, ese chaval había cambiado. Era un defensa sobrio, sólido y fuerte que, sin alardes ni protagonismos, había ido ganándose un hueco con la constancia que suele pasar desapercibida en un mundo obsesionado por la inmediatez.
En La Albericia pasó más de catorce temporadas trepando por las categorías inferiores, hasta que con 17 años debutó en Segunda B con el primer equipo. Y aunque entonces ya mostraba determinación, su físico aún no tenía el peso de gladiador que desarrollaría en los años siguientes. Aquella temprana aparición fue una promesa, un paso que parecía abrirle un camino, aunque no sencillo, porque la carrera de Juan en el Racing fue un camino sin atajos. A medida que el primer equipo daba un salto de nivel, él no conseguía asentarse como titular indiscutible. Durante las temporadas 2020-21 y 2022-23 salió cedido para coger minutos y experiencia, primero en el Ebro y luego en el Ceuta, ambos en Primera Federación. En Ebro, Juan empezó a descubrir nuevas facetas de su juego y en Ceuta siguió creciendo, puliendo la fortaleza física y la seriedad en el juego que ahora lo definen.
A pesar de su evolución, la última temporada en el Racing fue una prueba dura. Apenas disputó 109 minutos repartidos en tres partidos, uno de ellos como titular en una posición que no era la suya, el lateral derecho, en el choque contra el Eldense. Su contrato expiraba el 30 de junio de 2024 y Mikel Martija, director deportivo del club, le comunicó que no habría renovación. Un adiós que no generó reproches en el canterano. Al contrario, se despidió del equipo con una cariñosa carta que publicó en redes sociales. «Después de más de 14 años luchando por este escudo, es hora de decir adiós», escribió. Sabía que era hora de buscar un lugar donde tuviera oportunidades reales para crecer y demostrar lo que llevaba dentro.
Ese lugar apareció en Miranda. El Mirandés, conocido por reinventar futbolistas y hacerlos crecer, se fijó en el defensa cántabro cuando pocos lo hacían y le ofreció una oportunidad que él no dudó en aceptar. El técnico italiano Alessio Lisci, con sus métodos que combinan tradición y orden, supo ver en él al defensor que encajaba a la perfección en su esquema: sólido, sobrio, que minimiza riesgos y aporta estabilidad. Encajó como una pieza esencial en el puzle rojillo.
Recompensa
Esta temporada ha jugado 37 partidos, 36 de ellos como titular, y ha acumulado más de 3.100 minutos. Su presencia en el centro de la zaga es la piedra angular de un Mirandés que ha sorprendido a todos y aspira a ascender en el play off, igual que el Racing. Además, Juan se ha convertido en un especialista en poner buenos envíos a sus compañeros. Ha firmado cinco asistencias, un dato nada habitual en un defensa central. Sus pases desde el costado derecho, precisos y bien medidos han aportado puntos valiosos al Mirandés, que ya anunció su continuidad hasta 2026. Una renovación significa mucho más que un contrato. Es la recompensa a años de trabajo silencioso, paciencia, constancia y esfuerzo.
Desde niño, Juan ha sabido lo que quería. «He intentado trabajar y pelear cada día desde que era pequeño sabiendo que quería ser futbolista. Uno debe hacer lo que quiere en todo momento y luego los resultados van viniendo», afirmó en septiembre. Una mentalidad que ha sido clave para no desanimarse ante los obstáculos.
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