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Fútbol a ciegas, cuando una voz puede iluminar la oscuridad
Con antifaz ·
Los jugadores del Racing se ponen en la piel de los futbolistas invidentes en una exhibición organizada por la ONCE en los Campos de SportSecciones
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Los jugadores del Racing se ponen en la piel de los futbolistas invidentes en una exhibición organizada por la ONCE en los Campos de SportImagínense correr con el balón en los pies, regateando rivales, y avanzando hasta la portería contraría para pegarla con todo el alma y celebrar que ... el balón besa la red. Gol. Y ahora imagínense hacer esto mismo completamente a oscuras. Sin poder ver nada. A ciegas. Orientándose únicamente por un balón que en su interior tiene cascabeles, las voces de sus compañeros y un técnico. Pues en eso consiste el fútbol a ciegas, y los jugadores del Racing tuvieron ayer la oportunidad de ponerse en la piel de los futbolistas que lo practican.
Jeremy, Íñigo Vicente y Peque no dudaron en colocarse un antifaz después del entrenamiento para participar en una exhibición en los Campos de Sport con motivo de la celebración de la semana del Grupo Social ONCE en Cantabria. Los racinguistas vivieron por unos instantes el fútbol tal y como lo experimentan los jugadores invidentes y para ello contaron con la ayuda de Youssef El Haddaoui, un futbolista marroquí que juega en la Liga francesa y es invidente. Youssef, que como muchos niños ciegos soñaba con ser futbolista a pesar de la dificultad que tiene, ha alcanzado su meta y no dudó en demostrar en El Sardinero sus habilidades. Regateó en un slalom a Peque, Jeremy e Íñigo Vicente y batió a Germán, que estaba bajo palos.
Y es que como explicó el presidente de la ONCE en Cantabria, Sergio Olavarría: «Conseguir lo imposible solo cuesta un poco más». Eso es algo que el Racing y la entidad tienen en común, porque ambas son capaces de lograr lo imposible. Y sobre todo, de regalar ilusión.
Las reglas del fútbol a ciegas son sencillas. Un balón sonoro, con cascabeles en su interior, vallas laterales que evitan los fueras de banda, un portero que sí tiene visión y un guía detrás de la portería que orienta a los jugadores tocando los palos para darles una referencia a través del sonido. Y es que una voz puede iluminar la oscuridad, por eso los futbolistas deben gritar «voy» para participar y así guiarse mediante el oído para evitar chocar con los otros jugadores. Es como si la persona que habla fuese la vista del que escucha.
Después de que Youssef lograse driblar a los racinguistas fue el turno del cambio de roles. Ahora eran los hombres de José Alberto quienes tenían que prescindir del sentido de la vista y hacer caso al resto para jugar al fútbol. Jeremy fue el primero en probar suerte y tras él, Peque. El delantero catalán llegó incluso a marcar un penalti a ciegas, mientras el técnico de fútbol de la ONCE, Julián Martín, le orientaba dando pequeños toques a la portería. «Lo he metido sin querer casi. Nosotros vemos antes dónde están el balón y la portería. Es verdad que al tocar los palos te sitúas un poquito con el sonido, pero es mucho más complicado», explicaba Peque, que reconoció que le había gustado la experiencia, pero le parecía increíblemente complicado. «Es muy difícil, porque te desorientas rápido y a la mínima noción que pierdas de dónde está la pelota.... Me parece algo increíble. Tiene mucho mérito hacer lo que hacen ellos».
Mientras Íñigo Vicente comentaba con José Alberto lo arduo que había sido controlar la pelota, el presidente del Racing Manolo Higuera, se animó también a lanzar un penalti. «Lo he querido hacer por vivirlo. Tener que guiarse por los sonidos tiene un valor impresionante», explicaba Higuera, que incidió en que iniciativas como esta sirven para darse cuenta de las dificultades con que se encuentran las personas con problemas visuales. «Hoy nos han demostrado el mérito enorme que tienen, ya no en la vida normal, sino jugando al fútbol, porque es verdaderamente difícil hacerlo siendo invidente», decía Higuera. El balón derribando un muro más. Porque la emoción que trasmite el fútbol no entiende de ceguera. Es una pasión.
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Ana del Castillo
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