Secciones
Servicios
Destacamos
A Santiago Gutiérrez Calle (Laredo, 1945) le vino a buscar con 17 años el Racing y el Betis y ese mismo verano cogió la mochila rumbo a la capital. «En realidad decidió mi padre. Nunca me lo dijo, pero seguramente fue por tenerme cerca ... para poder ir a verme jugar todas las semanas al campo», recuerda con nostalgia casi sesenta años después mientras pierde la mirada en el graderío de El Sardinero. Era un chaval de aquellos que pasaban las tardes «dándole patadas a un balón en el Colegio de Pesca, en la carretera o en un lugar que nunca fallaba, la playa» en su Laredo natal. Esboza una sonrisa y eleva la voz. «Para todo laredano, la playa era nuestra catedral». Entre bocadillos de ilusión y pantalones rotos por las rodillas, Santi fue aprendiendo a «jugar al fútbol» y a inventarse cada noche. Con quince años vistió la camiseta de su pueblo y con 17, la de sus sueños. Después terminaría convirtiéndose en el moldeador del talento de todos los jóvenes de Cantabria durante un par de décadas.
A 'Santi' le recorre un hormigueo por el cuerpo -se le nota con solo ver el brillo de sus ojos- cuando se le habla del derbi del domingo entre el Laredo y el Racing (El Sardinero. 17.00 horas). Vestía de corto cuando se jugó el primero en categoría nacional, hace cincuenta años, y «las pasamos canutas», explica. Ganaron los santanderinos por 0 a 1 (gol de Aguilar) y el pejino llevaba la camiseta del Racing. Santi rememora cómo fue aquel cambio de aires de un modo muy ilustrativo: «El Racing siempre era el enemigo a batir. Nosotros éramos niños de pueblo que teníamos el orgullo de ganar a los pijos de la capital, pero en el fondo era el equipo de todos». De los quince a los 17 jugó con el Charles y a punto de cumplir la mayoría de edad cogió la Nacional 634 para marcharse y volver de visita.
Noticias Relacionadas
Leila Bensghaiyar
Pilar Chato Ana Rosa García
Entre el Racing y el Laredo siempre hubo una rivalidad gratificante. Aquellos partidos con títulos autonómicos en juego, la honra de los vecinos, la grandeza del orgullo y el sentimiento de pertenencia convertían los derbis regionales en una cuestión de estado. «San Lorenzo era una plaza muy difícil», añade el veterano técnico y exfutbolista. El duelo del domingo se juega en El Sardinero, «pero en Laredo era más derbi todavía», señala. Los aficionados colgaban de las vallas y no había sitio para nadie más. «Es una pena lo del público -continúa Santi-, porque no sabemos cuándo se volverá a repetir algo así. Ojalá el Racing regrese a su sitio y el Charles cumpla sus objetivos, pero el no haber público reduce la ilusión, la tensión... Es otro fútbol», lamenta.
La conversación va dando saltos en el tiempo. Son tantos los recuerdos; unas veces visten de rojo, otras de verdiblanco, con cara de niño y también con la voz ronca del adolescente que sueña despierto.
Santi dejó aquel Laredo para recalar «en un Racing doméstico, un grande de la época pero que he visto crecer desde dentro una barbaridad». Con la edad justa para votar -aunque cuando aquello daba un poco igual- empezó a jugar; luego la 'mili', «donde competí con el filial del Burgos, el San Juan, y donde me dejaron hacer un servicio relajado por eso de que era futbolista»; diez años en el primer equipo hasta que a los 31 años su tendón de Aquiles hizo ras-ras. «Aceleró un poco mi retirada. Quién me iba a decir que me dedicaría después a lo que siempre quise». En su rostro se traduce felicidad.
Mientras tanto el Laredo seguía su rumbo. Forjaba su poderío en la región, algo que siempre le ha acompañado. El Racing, por su parte, seguía rodando en una noria: subía y bajaba de categoría, pero siempre de pie pese a todo. El mismo camino que él, de aquella playa de La Salvé a la capital, salieron otros tantos. Algunos en línea recta, como Neru, y otros haciendo piruetas como Emilio Amavisca, que llegó a El Sardinero con alguna Liga en el bolsillo vestido de blanco y oro. La conexión entre la villa y Santander siempre estuvo activa y sin peaje. Santi, para entonces, aceptó la llamada de Nando Yosu: «Tienes que hacerte cargo de la cantera», le dijo viniendo de un partido en Logroño, «con aquella forma que tenía Nando de decir las cosas». Hicieron noche en Pancorbo, porque los viajes de entonces no eran como los de ahora. «Y dije que sí», afirma mientras asiente con la cabeza. En aquella época, en el tercer equipo del Racing había chavales con más edad que en el primero. «Era un desastre».
No fue un capricho. Aquel encargo le duró a Santi más de dos décadas. Por sus 'manos' -permítase la expresión- pasó el talento de una región durante casi un cuarto de siglo. «Se hicieron muchas cosas bien y, claro, que nos equivocamos. Yo miraba cómo lo hacían en los grandes clubes. Siempre queríamos mejorar». No se atreve a calificar ni a opinar lo que se hizo después de su salida. Él sabe lo que es hablar de cantera, ahora que el Racing lo ha vuelto a 'remover'. «Claro que debe ser una solución, pero no la única», reconoce. Amén.
Esta temporada se ha puesto encima de la mesa un proyecto con los de casa y Santi dice: «Me encantaría, pero hoy en día en Tanganica si hay un chaval de diez años que lo hace bien lo saben en China. Que el Racing pueda tener un equipo de cantera me asusta», explica con resignación. «No se puede retener a aquel chaval que funcione en La Albericia. Es normal. Por eso, hay que rodearla de gente de fuera, pero rodearla, no taparla».
Con la sabiduría y experiencia de Santi como teloneros llega el turno de hablar del derbi. El técnico señala precisamente a Pablo Torre, el más pequeño de todos, como el factor determinante. «Es diferente. Puede inventarse algo. Puede desnivelar el partido». El chaval, en edad juvenil, responde a ese perfil inevitable que ha de tener la cantera. «Está en el Racing porque quiere su padre. Aquí está haciendo la reválida, pero si todo va bien, tendrá que marcharse. Pero hay otros a los que el Racing debe cuidar y tener jugador para muchos años», añade. Mas allá de nombres, el duelo entre vecinos llega en un momento en el que los dos están a medio cumplir con lo suyo. El Racing recuperándose de varias cornadas y el Laredo creyéndose su fortaleza. Para Santi, los pejinos «han hecho su papel, lo interpretan perfectamente y tienen claro todo». Explica sin rodeos en qué radica su poderío: «No hay un jugador del Laredo que se deje algo para mañana. Lo dan todo en el campo y eso les convierte en un equipo muy difícil de superar».
FAVORITO, EL RACING
En el partido de ida el guión de Manu Calleja no escondió nada. Acabó sin goles, pero el ganador moral de aquel primer enfrentamiento fue el Charles, que jugó a lo que él quiso y con sus armas. Con ese 'fútbol', el Racing salió mal parado. Han pasado tres meses y ahora la situación es distinta pero las prisas son las mismas. «El Racing tiene otra exigencia. Ahora bien, y con todos los respetos, si las finales que juega el Racing y gana últimamente son con el Leioa y sus circunstancias o el Alavés B...». Santi balancea la cabeza mientras asegura que no ve a los verdiblancos «como un equipo dominante, ni seguro». Peligro. Un equipo que aspira a ascender no puede demostrar tantas debilidades, pero «es que se ve cada domingo y eso que ahora se nota una mejora». El técnico echa de menos «un equipo que sepa a lo que juega, que lo demuestre y que lleve la iniciativa en los partidos como debe ser su condición».
Aún así -como no podía ser de otra manera- ve al Racing favorito. «Hay que demostrarlo en el campo, pero es lógico que es el que parte con ventaja. Juega en El Sardinero y eso le beneficia, pero... Cada partido es un mundo y un derbi esconde cosas que no se entrenan», añade con conocimiento de causa porque aún le retumba en la cabeza lo mal que lo pasó el equipo de la 'capi' en San Lorenzo hace medio siglo. Todo puede pasar.
«Además de ser el favorito, de jugar en casa, el Racing tiene una ventaja más», continúa el técnico. «El Laredo va a llegar con tres partidos en una semana. En jugadores que no se dedican profesionalmente a esto afecta, así que cómo no va afectar a los chavales del Laredo. Puede pesarles». Los pejinos juegan hoy ante el Barakaldo, lo hicieron el pasado fin de semana ante el Arenas y el domingo lo harán con el Racing. Una agenda bien apretada y sin respiro, mientras el equipo santanderino descansó la pasada semana y lleva quince días preparando el derbi.
El escenario será El Sardinero, que como admite Santi «le viene bien al de casa, por su fútbol y porque es su estadio, ni más ni menos». Sin embargo, el laredano no oculta que «un escenario así motiva al rival, lo excita, es el lugar ideal para ser visto».
Los jugadores, por un lado, el público, por otro. Es posible que puedan acudir si la pandemia da un respiro, alrededor de 4.444 privilegiados. «En un campo tan grande... No es lo mismo que si viniera la afición de Laredo, la del Racing con todo, los aficionados. No será igual, pero es lo que toca. Ya digo que habrá que disfrutarlo porque quién sabe cuando se repetirá».
Y en los banquillos, Manu Calleja, con una pila de batallas en el fútbol regional y varias muescas en el nacional e internacional. «Está haciendo una labor formidable. Teniendo las cosas claras y sacando partido a lo que tiene», explica el técnico. Por otro lado, Aritz Solabarrieta, para el que lo de esta temporada es un cursillo acelerado de madurez técnica. «No conozco al entrenador del Racing y tampoco a José María Amorrortu, aunque a este último se le sobreentiende el valor como en la 'mili'».
«Ya se ha dicho que Solabarrieta es una apuesta de Amorrortu. Yo solo digo que en un trabajo de cantera no solo hay que formar jugadores, también entrenadores...», indica Santi, que se apresura en preguntarse: «'¿Tiene riesgos? Sí', pero siempre hay una primera vez».
No obstante, el técnico admite que «es probable que no haya sido el mejor momento, el más apropiado, pero es una apuesta y adelante». En cualquier caso, lo que sí le entusiasma de los dos equipos es que «el Laredo está siendo muy fiable y muy generoso. Los chavales no dejan nada para el día siguiente y se merece lo que están haciendo bien». Del Racing, y de los entrenadores -tanto Rozada como Solabarrieta-, el técnico resalta «el valor que han puesto en creer en los jóvenes y en darles protagonismo. Eso es algo que me gusta y que me gustará ver el domingo», concluye.
«Pablo Torre, por el Racing, y Vinatea o Manu, por el Laredo». Santi señala a estos tres futbolistas como los que pueden marcar la diferencia en el partido del domingo. «El Laredo va con gusto a El Sardinero. Es un lugar donde lo que hagan va a tener repercusión y es un campo que da que hablar. El futbolista lo sabe y va motivado, excitado, con ganas reforzadas», insiste el técnico. Es evidente que un derbi a quien más le toca es a los cántabros. «Para ellos será especial. Es normal». En el Laredo hay unos cuantos y en el Racing, donde quizás últimamente sea más complicado, hay también una docena. «Los canteranos lo van a vivir de un modo muy intenso. Es una pena que no haya público porque siempre habrá amigos, familiares... Para ellos no es un partido más». Es evidente que no piensa lo mismo del resto. «Para Nana o Matic, con respeto, pero está claro que no va a ser lo mismo. Ellos ven un partido que hay que ganar, pero sin más connotaciones». «Además –continúa Santi– si el campo está vacío es un partido que para los de fuera no va a tener un aliciente especial, pero es ley de vida».
Santi repite que «en San Lorenzo, estos partidos tenían otro matiz, es obvio. La intensidad era enorme, la emoción y la motivación era muy grande. El domingo le faltará ese plus que da el público, pero cada jugador debe sentir su intensidad».
«Nadie nace con 18 años», señala el técnico en una clara intención de recordar que la experiencia se obtiene, no se da como regalo. El domingo habrá en el campo futbolistas como Cejudo que saben lo que es jugar un duelo por todo lo alto con el Betis ante el Sevilla –uno de los derbis más importantes de Europa– o Ismael López, que se enfrentó con el Athletic de Bilbao a la Real Sociedad. «Pero cada derbi es un mundo», añade Santi. Y es que, ¿quién no ha jugado uno alguna vez? No importa cuál. Riky, por poner un ejemplo, el más veterano del Laredo, jugó en 2013-14 un derbi contra el Racing. Arzeno, exjugador de los verdiblancos y con experiencia internacional, era el entrenador del conjunto costero. Ellos sintieron lo que significa un derbi. A su manera. Nadie lo quiere perder. Todos están en casa.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.