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Caerle bien a todo el mundo, gustarle a todos sin excepción y esperar que los demás hagan las cosas por uno mismo no deja de ser un ejercicio de narcisismo muy reprochable, por un lado, de egoismo -lógicamente censurable-, por otro, y en términos deportivos ... algo achacable a un funambulista perezoso sin vocación de éxito. Vamos, algo reservado para osados y que está condenado al fracaso. Por eso, entre el confinamiento, la jornada de descanso y los errores repetidos del Ebro -el rival de hoy del Racing y el perseguidor inmediato- el equipo verdiblanco se ha plantado en la tercera jornada de esta fase II sin hacer nada y con casi todo hecho. Pero casi. Sólo casi. De ahí que si espera que los demás hagan lo que él no es capaz de hacer... Malo.
Al Racing hoy (Pedro Sancho, 12.00 horas) un triunfo ante el Ebro le deja virtualmente con el premio de consolación - la clasificación para la Primera RFEF- en el bolsillo. Pero debe ganar, algo que no fue capaz de hacer hace quince días ante el Tarazona. Por contra, si pierde regresaría de Zaragoza con todos los fantasmas que se pueda imaginar revoloteando por el autobús. Si gana a su rival de hoy, el Ebro, máximo enemigo en esta modesta guerra por mantener el tipo en la nueva categoría, le aventajaría en diez puntos con doce en juego. Casi, casi. Y además con un nuevo enfrentamiento por delante entre ambos en El Sardinero. Ahora bien, si cae derrotado hoy a la hora de comer estaría a cuatro puntos y con la visita del Ebro a Santander por cumplir. ¿A que no es lo mismo?
PLANTEAMIENTO
«Sería un error pensar que vamos a ganar las cosas porque sí», recordó Solabarrieta el viernes. No hay más que decir. Imagínense lo dramático que sería caer en esa desgana y autoconfianza de que el Ebro no le va a ganar a nadie. Sería como esperar que a alguien le toque la lotería sin comprar el décimo. Ha llegado la hora de que el Racing demuestre, al menos a última hora que en realidad esta fase de consolación le queda pequeña.
Solabarrieta y el equipo tienen la obligación de mostrar una versión mucho más mejorada de la que se ha visto últimamente. Obligados. El empate ante el Arenas de Getxo que disparó por los aires cualquier opción de ascenso y la floja actuación en Tarazona deja una desazón difícil de asimilar. Hartazgo. El aficionado quiere que esto se acabe y qué menos que dando la talla. Ya es hora. Hoy el míster no tiene intención de hacer grandes cambios. Después de ver el partido en Tarazona tampoco sería descabellado, pero...
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Repetirá el planteamiento, el dibujo, pero es probable que no los jugadores. Al partido de hoy el Racing llega en unas condiciones especiales, después de diez días de confinamiento 'a medias', sin entrenar en grupo más que tres días en casi dos semanas, pero «sin excusas», como se apresuró a decir el míster. Nada debería de ser un impedimento si el equipo juega a lo que sabe y, de una vez, lo hace. Tampoco le debe de impedir hacerlo la superficie del Pedro Sancho, de hierba artificial. Tiene unas dimensiones más que de sobra para jugar por abajo y para quitarle el balón al Ebro. Para marcar el ritmo del partido, algo que cuando los de Solabarrieta lo hicieron fueron mejores que cualquiera.
Por eso, a Lucas Díaz, que fue el 'héroe' de Tarazona y quien con sus paradas salvó al equipo, le custodiará una defensa de cuatro efectivos con Diego Ceballos e Isma López en los laterales. A este último más le vale centrarse en su oficio y no pecar de hacer de más, algo que le llevó a no hacerlo tan bien en los dos últimos partidos disputados (Tarazona y Arenas de Getxo). Las dudas están en quién acompañará a Álvaro Mantilla en el centro de la zaga, si Lars Gerson u Óscar Gil. Parece que Bernardo Matic se queda fuera de las quinielas. La trayectoria y la internacionalidad de Gerson bien pide ya una actuación que justifique su llegada en enero, ya que desde entonces no ha aportado nada. Cero.
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En la sala de creación, Solabarrieta le dará el bastón de mando a Riki y junto a él o Íñigo Sainz-Maza o Isaac Nana. A partir de ahí está la llave del partido; si Solabarrieta se decide por tener el balón y que Riki conecte con Pablo Torre en la media punta, el Racing jugará a lo que le hace diferente. Si por lo contrario se empeña en defenderse y en dividir el balón las opciones se reducen.
Patrick Soko y Álvaro Traver ocuparán las bandas, con Bustos lesionado y un Marco Camus, ya disponible, pero esperando su turno. Sería raro que Álvaro Cejudo fuera titular en cualquiera de las bandas. No porque no sería una buena noticia para el equipo, sino porque al míster parece que le encaja más como recambio. La calidad del cordobés no es necesario destacarla a estas alturas, pero no ha sido capaz de regalarse un partido completo del todo. Podría ser elegido para sustituir al ausente Bustos, pero a Solabarrieta no parece entusiasmarle la idea.
NOVEDAD
En la delantera, Cedric se ha ganado en las últimas comparecencias el puesto por delante de un Jon Ander que sale del confinamiento, aunque esta circunstancia no le parezca importante al técnico que no lo tendrá en cuenta ni con él ni con ningún otro compañero.
Y delante un Ebro que si bien ha entrado en la fase II con el pie cambiado, empatando ante el Laredo y perdiendo con el Arenas de Getxo y el Real Unión, no descarta engancharse a sus posibilidades a costa de un despiste del Racing. Practica un fútbol que puede venirle bien al planteamiento de los verdiblancos; le gusta proponer, tener la posesión, combinar... La endeblez mostrada en los últimos partidos choca con la trayectoria en la fase regular en la que tan solo perdió un partido en su casa, ante el Tarazona, y se quedó a un punto de meterse entre los tres primeros del grupo, algo que le hubiera dado la posibilidad de luchar por ascender a la LFP. En sus filas juega Juan Gutiérrez, una de esas perlas que salió de La Albericia en verano cedido. Hoy no jugará por las cláusulas del 'miedo', pero advierte al Racing: «El Ebro quiere engancharse otra vez».
En mesas de cuatro comensales, sin posibilidad de buffet, con la comida emplatada y con la obligación de no quitarse la mascarilla más que para comer. Así cenó anoche el Racing en su hotel de concentración de la popular Estación de Las Delicias en Zaragoza y así desayunará hoy antes de desplazarse al Pedro Sancho, el campo donde jugará ante el Ebro. Apenas le separan veinte minutos por carretera.
La expedición racinguista salió ayer de Santander a las 16.00 horas y a las 20.15 entraba en su cuartel general. Dada la excepcional situación de pandemia, no pudieron compartir habitaciones y ocuparon 32 individuales, incluida la del Gelín, el conductor del autobús. Horas antes de la llegada del equipo, Alberto Sánchez, delegado del covid en el Racing, viajó para supervisar el alojamiento y para que estuviera preparado todo para cuando llegasen los jugadores y el cuerpo técnico. Revisó que se cumplieran los protocolos de seguridad, que previamente se habían consultado y pactado con el hotel. Precisamente el establecimiento elegido es uno de los pocos abiertos en la capital aragonesa y en su caso, con experiencia en albergar a equipos de fútbol que han viajado a Zaragoza a enfrentarse con el Ebro y con el Real Zaragoza. Esta incluido en la estructura del AVE, pero al disminuir ostensiblemente el tráfico de trenes no está tan concurrido, circunstancia que permitió al club decantarse por él.
Algunos aficionados quisieron acercarse al hotel para recibir al Racing, pero no pudieron al no estar permitido. Tampoco podrán acudir hoy al campo, ya que únicamente accederán los seguidores del Ebro empadronados en Zaragoza.
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