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Los futbolistas del Racing celebran el ascenso de 1993 ante unos 28.000 aficionados. Miguel de las Cuevas
Como en el 93; como contra el Llagostera

Como en el 93; como contra el Llagostera

Los Campos de Sport emularán sus grandes días de ascenso, entre ellos el del Espanyol, que concitó a unos 28.000 aficionados

Aser Falagán

Santander

Sábado, 30 de abril 2022, 07:40

La última vez que los Campos de Sport se llenaron la palabra covid no existía en el diccionario y el Racing jugaba en segunda División. Fue en febrero de 2020 frente al Sporting y el asunto no terminó bien. No por el partido en sí, sino porque a final de temporada el Racing descendió. Este fin de semana toca vivir lo contrario: un ascenso no seguro, pero muy probable. Los Campos de Sport lucirán llenos por primera vez desde la pandemia -en toda su historia lo han hecho 17 veces- y citará en sus gradas a cerca de 22.000 personas. No llegarán a las 22.222 en las que está oficialmente cifrado el aforo del estadio porque aún hay zonas con asientos deteriorados -o inexistentes- que no se han puesto a la venta, pero andará cerca.

Lo de mañana por la mañana, independientemente de que el Racing haya ascendido ya, lo haga al final del partido o aplace la meta durante una semana, recuerda en la víspera a otros grandes llenos. Lo fueron los de la temporada de la clasificación para la UEFA (08-09) y la de los partidos europeos al curso siguiente, pero el sabor se asemeja a otros hitos: el partido ante el Llagostera y el Espanyol.

El ascenso ante el Llagostera fue, por contexto, más próximo al de mañana: estadio con achaques, promoción desde Segunda B y ese sabor a haber superado la etapa de Ángel 'Harry' Lavín y poder reconstruir el club. Otro asunto es que después se aplazara el proyecto con nuevos descensos.

Pero el que ha quedado escarificado en el racinguismo, incluso por referencias entre quienes por edad no lo vivieron, es el de 1993, cuando el club regresó a Primera División de la mano de Quique Setién, Ceballos, Sañudo, Mutiu y compañía después de seis años fuera de la élite. En concreto, cinco en Segunda División y uno en segunda B.

«Nuevo Sardinero»

Aquel día los Campos de Sport, que apenas contaban un lustro de vida y tenían menos servicios e infraestructura, pero lucían nuevos, también se llenaron. Sin embargo, todo era diferente también en ese sentido. En aquella época el aforo oficial era de 25.500 espectadores, puesto que Grada Norte y Sur -así se llamaban- eran de pie y las preferencias tenían bancos corridos y no asientos individuales, como actualmente -donde los hay-, de modo que la capacidad era mayor.

Era junio de 1993 y se vendieron todos los billetes. No los 25.500, sino todos. Aún no había tornos de acceso y no existía un control tan férreo, de modo que, aunque lo que se anunció fue sencillamente un lleno, el primero de la breve historia de eso que algunos llamaban aún Nuevo Sardinero, en la práctica el consenso general entre todos los que allí asistieron es que había más gente. El Racing dijo que 25.500, entre otros asuntos porque hubiera supuesto reconocer que se superaba el aforo máximo, pero las gradas de pie estaban abarrotadas, había aficionados, en especial los más jóvenes, encaramados al muro de detrás de la última fila de las tribunas, justo en el recoveco que deja el inicio de las viseras que sujetan el techo. También en las escaleras de todas las zonas, en algún vomitorio. En todas partes. Aproximadamente 28.000 personas. Y hay quien cree recordar que incluso así lo dijeron los rudimentarios marcadores luminosos de la época.

Aquel lleno es inigualable porque, sencillamente, ya no es posible permitir que accedan tantos aficionados a la grada, pero el espíritu de aquel día planea sobre un Primero de Mayo en el que el Racing debe recibir la recompensa a su trabajo.

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