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La melena de aquel central inexpugnable sobrevive en un hábitat «mucho más voluble e inestable»; el que en sus primeros pasos como entrenador le lleva del fútbol de élite a la modestia detrás de un balón. Pontevedra, Leganés, Recreativo, Huesca, Marbella y ahora Mirandés: «Sigue ... siendo fútbol. Al final, es nuestra pasión; lo que nos mueve. Lo que llevo peor es pasar de estructuras muy profesionales a trabajar, lógicamente, con menos posibilidades y menos medios. Hay muchas cosas en las que te tienes que reciclar». Pero Miranda y su equipo le cautivan:«He tenido la fortuna de llegar a un club humilde, que ha crecido como institución en estos cinco años consecutivos en Segunda. Dentro de su modestia, hay muy pocas cosas que le puedan faltar al Mirandés que tengan otros equipos de Primera».
Modesto es también el Racing con el que se reencontrará, en el que sobreviven de los tiempos felices el utillero, Manolo San Juan; el jefe de prensa, Enrique Palacio; el delegado, Delfín Calzada, su colega el doctor Mantecón, su excompañero Tuto Sañudo y hasta Gelín, el conductor del autobús.
Verá así de nuevo lo que dejó el naufragio; lo que quedó tras el saqueo. «Mi último año en Santander es el primero de Pernía como presidente. Venía del mundo de la política, no era profano en la materia de la gestión, pero después fue a la deriva. Fue un auténtico expolio. Las cosas hay que llamarlas por su nombre. Los juzgados lo han dicho. Han llevado al Racing a la mayor de las ruinas económicas». No se corta. Atiza, como frecuentaba sobre el césped. «El Racing está vivo por su gente. Por los racinguistas. Ese es el patrimonio de ese club». Los más de 1.000 que llegarán mañana a Miranda de Ebro. Y otros 12.000 que participaron en la ampliación de capital. Accionistas, del sustantivo acción. «Es verdad que hay un hartazgo, porque la categoría se ve pequeña, pero la gestión es mucho más seria. Ha entrado gente que sabe realmente lo que es el Racing, el fútbol, que tienen dotes de gestión y que intentarán en cuanto puedan sacar al club de ahí. No tienen nada que ver los expoliadores con lo que hay ahora», valora. Lleva una pulsera con el lema ‘Prohibido rendirse’. Una frase perfectamente aplicable al racinguismo.
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