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Cuando una cardiopatía obliga a colgar las botasRetirada ·
El mediapunta cántabro Julián Luque se ve forzado a decir adiós a su carrera como futbolista a los 31 años tras conocer que padece esta afección del corazónSecciones
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Cuando una cardiopatía obliga a colgar las botasRetirada ·
El mediapunta cántabro Julián Luque se ve forzado a decir adiós a su carrera como futbolista a los 31 años tras conocer que padece esta afección del corazónCon 31 años dice adiós. El jugador cántabro Julián Luque (Torrelavega, 1992) firmó este lunes una despedida discreta y sencilla, dos rasgos que son un reflejo de su personalidad. Y también forzada. Luque anunció que se retira del fútbol en activo y pasará a disfrutar ... de este deporte desde otro prisma. Una cardiopatía le obliga a colgar las botas, aunque el jugador mira con optimismo al futuro. «Fútbol, sé que te voy a echar mucho de menos, pero estoy seguro de que la siguiente etapa de mi vida será igual de ilusionante que lo vivido hasta ahora», escribía en su nota de despedida.
El cántabro, que formaba parte del Real Unión, de Primera RFEF, ya se ha desvinculado del equipo y se retira a los 31 años, como ha comunicado él mismo a través de sus redes sociales: «Fútbol, te acabas para mí antes de lo que me hubiera gustado, pero la salud es lo primero y no me es posible disfrutarte más tiempo sobre el césped. Una cardiopatía me obliga a decirte adiós», explicó el canterano del Racing, seguramente con un nudo acurrucado en la garganta.
Disputó dos temporadas en la élite, disfrutó con entrenadores como Marcelino García Toral y Héctor Cúper, y jugó en plazas de renombre como el Santiago Bernabéu, el Vicente Calderón, el Camp Nou y Mestalla, pero ayer a Luque le tocó despedirse. Algo que no siempre se elige. Los acontecimientos pueden forzarlo, precipitarlo. Y no siempre tienen por qué ser justos. De hecho, muchas veces suelen no serlo.
Con el Racing debutó en Primera en la 2010-11. Fue el ojito derecho de Miguel Ángel Portugal y las piernas frescas que, en su día, necesitaba Marcelino para un año que se hizo eterno. Pero su historia comienza mucho antes, cuando con cuatro años comenzó a dar patadas a un balón en el Reocín. Entonces ya sabía que quería dedicar su vida al fútbol. Y lo ha hecho hasta ahora. Tan solo un año después pasó al Amistad y a base de regates, desmarques y trabajo, el Racing acabó llamando a su puerta para que se uniera a su equipo Cadete. Pero no solo el Racing posó sus ojos en él en aquellos años, también lo hizo la selección española. Y a la edad de dieciséis el torrelaveguense pasó a ser un fijo de las convocatorias de la Roja hasta que cumplió los 18 años.
Seguramente nunca olvidará el día de su debut con el Racing. Muchos aficionados tampoco. Lo hizo en un escenario apabullante y frente a un equipo temible. Con todo un Camp Nou rugiendo y ante el Barcelona de Pep Guardiola. Casi nada. Ese 22 de enero de 2011 fue Portugal quien lo echó al prao. Suplió a Rosenberg y jugó 15 minutos en la segunda parte. Y aunque al final el Racing cayó 3-0, la experiencia fue inolvidable.
Luque fue esa temporada el ojito derecho del burgalés, que le tuvo casi todo el año entrenando con los grandes. Sin embargo, su explosión llegó con Marcelino en el tramo final de la temporada. Velocidad, atrevimiento y un regate seco y preciso le hicieron ganarse al público. Ese año terminó jugando siete partidos en Primera. La siguiente campaña creció aún más y llegó a jugar quince en Liga y dos en Copa del Rey con los verdiblancos, pero luego apareció Alí Syed y todo acabó con un trágico descenso a Segunda. Y después, a Segunda B.
Era hora de hacer las maletas. Salir fuera, adquirir experiencia y madurar. Luque eligió el fútbol danés y su destino fue el Sonderjyske Elitesport, donde se convirtió en el primer jugador español en la historia de la Superliga Danesa. Poco después regresó a España para formar parte del Espanyol, con el que jugó siete partidos para después convertirse en integrante de su filial. Su siguiente equipo fue el Guijuelo, allí se quedó cuatro temporadas y disputó 144 encuentros. Tras eso pasó por la Cultural y Deportiva Leonesa de Segunda B, el Zamora y el Real Unión de Irún, de Primera RFEF. Después el adiós. Ahora queda rehacerse y disfrutar el fútbol de otra manera.
«Fútbol, te acabas para mí antes de lo que me hubiera gustado, pero la salud es lo primero y no me es posible disfrutarte más sobre el césped. Una cardiopatía me obliga a decirte adiós. Han sido unos años maravillosos que nunca olvidaré, conseguí todo aquello con lo que soñaba desde niño, he podido vivir momentos inolvidables y hacer amistades muy especiales. A todos los que algún día se han cruzado en mi camino: Gracias por haberme hecho mejorar como jugador y como persona. Gracias a todos los clubes (Sonderjyske, Espanyol, Guijuelo, Cyd Leonesa, Zamora y Real Unión) y en especial al Real Racing Club por ayudarme a emprender este viaje. Fútbol, sé que te voy a echar mucho de menos, pero estoy seguro de que la siguiente etapa de mi vida será igual de ilusionante que lo vivido hasta ahora. ¡Nos vemos en los campos de fútbol!»
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