Una mala tarde
Pol Moreno ·
El siempre fiable defensa catalán completó un partido para olvidar, con graves errores impropios de élSecciones
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El siempre fiable defensa catalán completó un partido para olvidar, con graves errores impropios de élUna mala tarde la tiene cualquiera; la cita se atribuye habitualmente a Curro Romero, un artista de la tauromaquia, pero lo cierto es que la frase le perseguía cada vez que se le torcían las cosas. Algo a lo que no está nada acostumbrado Pol ... Moreno, que durante diecisiete jornadas no solamente había sido el líder de la defensa y un indiscutible para su míster, sino todo un seguro de vida, capaz de transmitir confianza sin fisuras a sus compañeros y tranquilidad absoluta a la grada. Vamos, que si el Racing no carburaba demasiado en ataque, en especial desde la ausencia forzosa de Juergen, al menos la línea defensiva era un fortín. La base sobre la que poder construir el equipo. Pero, ¿qué sucede cuando se tambalean los cimientos?
Sin embargo, el partido no comenzaría demasiado bien: a los dos minutos, quiso buscar a Vicente con una diagonal de cuarenta metros, que acabó en la preferencia. Bueno, tampoco pasaba nada. El Lugo atacaba con un solo punta, con querencia a su diestra, así que el guion le permitía jugar con mucha libertad, pero siempre al quite por si a Alves se le escapaba el nueve.
Al cuarto de hora llegaría el primer susto: Pol controla con calma un balón en banda y no se percata de que a su espalda llega Chris Ramos, que le roba la cartera y le pone el pase de la muerte en bandeja a Sebas, que la manda a la red... Pero por fuera. La fortuna sonreía al Racing, pero la confianza empezaba a resquebrajarse.
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Tanto, que no tardarían cinco minutos en cometer otro error grosero: ante la presión de Ramos, el portero da un pase muy forzado a Pol, al que el control se le va un poco largo y de nuevo le roban la cartera. Otra vez Sebas falla un gol cantado.
Pero, tras los dos errores no forzados, la defensa será ya un manojo de nervios: pases imprecisos, despejes precipitados, dudas en las marcas... Ramos pudo aprovecharlo, sobre todo con algún salto espectacular, o El Hacen colándose entre Pol y Alves, que ni le vieron, pero consiguieron llegar al descanso con la portería a cero.
Mantilla, que calentaba desde la media hora, se empleó con intensidad durante el descanso. ¿Llegaría su oportunidad? Una apuesta poco probable, sobre todo porque Moreno es el único jugador que, junto al meta Parera, ha jugado todos los minutos de todos los partidos esta temporada.
Pero Romo seguiría fiel a sus costumbres, y Moreno siguió comandando la zaga. Y eso que, antes de empezar, se estiraba el pantalón y se llevaba la mano al muslo izquierdo. Para subir la moral, ronda de ánimos: Rubén Alves le abrazó y Dani Fernández le dio la mano. También los mediocentros le dedicaron gestos motivadores.
Y debieron de surtir efecto, porque durante muchos minutos se volvió a ver al Pol Moreno seguro y dominador del área, sobre todo en el juego. Minutos que coincidieron con los mejores del equipo, que en la reanudación se volcó en ataque. Hasta Pol acabaría colgando balones, en posición de extremo, en la prolongación de una jugada rocambolesca. Incluso se mostró expeditivo al cortar un contragolpe en campo propio, con la ayuda de Íñigo, pero el colegiado no solo ve falta, sino que le amonesta verbalmente, con el índice levantado: «Ni una más», parece decir.
Pero enseguida volverían los errores: en un balón en largo, todavía en la línea divisoria, se le adelantó Ramos, que la peinó para hacer una pared con Sebas. Su pase a Cuéllar no sería bueno, pero la continuación de la jugada traería un nuevo aviso para el Racing, el enésimo: Pol y Rubén se estorbaron en el salto y Ramos volvió a fallar una ocasión clamorosa, en boca de gol.
Dice la ley no escrita del fútbol que si perdonas las que tienes, acabas perdiendo. Y el Lugo ya había desperdiciado varias. Pero por pura estadística, al final alguna acabaría entrando. Sería a la hora: Cuéllar puso un balón llovido desde la esquina, casi un córner, que Miquel fue a blocar en el segundo palo. Pero allí chocó con Pol, y el balón se le escapó de las manos. El rechace lo cazó Chris Ramos, que voló por encima de Rubén Alves para marcar a puerta vacía. Lo dicho: una mala tarde.
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