Borrar
...y el de Son Malferit
Los catorce ascensos del Racing

...y el de Son Malferit

En 2019, tras la estancia más prolongada del club en Segunda B, el Racing regresa al fútbol profesional con el objetivo de abrir una nueva etapa social y deportiva una vez enterrada la herencia de la Era Okupa

Domingo, 16 de junio 2019, 16:36

Fueron malos tiempos para el Racing. Más que malos, pésimos. No sólo el club permaneció cuatro temporadas consecutivas en Segunda B, sino que en la temporada 2017-18 ni siquiera pudo clasificarse para jugar la fase de ascenso, lo que de forma objetiva y con arreglo a la clasificación deportiva convirtió a aquel equipo en el peor de la historia del Real Racing Club. Cierto es que la junta directiva de Manolo Higuera contribuyó a adecentar un club embarrado de deshonra y a renovar su masa social peligrosamente distribuida. Pero por coherencia no tuvo más remedio que dimitir tras el fracaso deportivo.

Fue el momento de abrir las puertas de una manera formal al grupo Pitma para que llevara las riendas del club, que aunque ya tenía aproximadamente el 60 por ciento de las acciones del Racing, faltaba que sus propietarios ocuparan los puestos de mayor representatividad de la sociedad. El 5 de junio de 2018, se nombró presidente del Racing a Alfredo Pérez y vicepresidente a su socio y copropietario de Pitma, Pedro Ortiz. Sus planes deportivos parecían demasiado osados, casi utópicos, porque el objetivo era subir a Primera en un plazo máximo de cuatro años. Y el ascenso de 2019 advirtió a todos de que aquel propósito iba en serio.

El aspecto deportivo se dejó en manos de José Luis Molina, aunque nunca respondió a ese nombre, sino al de Chuti. que contó con un entrenador intenso, Iván Ania, que supo imprimir al equipo un juego ofensivo y dinámico para encandilar a los aficionados de los Campos de Sport, algo a lo que también contribuiría el contraste con el juego triste y acomplejado de la temporada anterior.

El fracaso deportivo del año anterior obligó a Higuera, tras un gran trabajo para ordenar el club, a dar el relevo a un nuevo equipo

Desde el inicio del campeonato el Racing dio la medida de lo que es un aspirante al ascenso. El calendario programó a los montañeses una serie de retos importantes en las primeras jornadas, como la visita de la Real Sociedad B, a la que se ganó (1-0), y el desplazamiento a Miranda del Ebro donde se consiguió un empate que supo a poco (1-1), ya que el gol de los burgaleses se realizó con una clara falta a Iván Crespo dentro del área pequeña de protección al guardameta que el árbitro no quiso ver. Estos dos equipos eran una referencia de alto nivel dentro del grupo y el Racing solventó el problema de forma notable, sobre todo si tenemos en cuenta que pocos días después los cántabros volvieron a enfrentarse al Mirandés en la Copa y en esta ocasión volvieron a demostrar su superioridad con un resultado positivo (0-1). Tras golear al Arenas (4-0), empatar contra el Izarra en Navarra (2-2) y derrotar al Vitoria (0-2) y a la Cultural de Durango (2-0), volvió a dejar constancia de sus intenciones cuando se llevó los tres puntos en su desplazamiento a Baracaldo (0-1), otro de los equipos gallitos que estaba previsto que disputara los cuatro primeros puestos que permitirían jugar las eliminatorias de ascenso de categoría.

La primera derrota llegaría en la novena jornada, en El Molinón, frente al Sporting B (3-1), pero eso no rompería el buen ritmo del equipo que, sin abandonar el primer puesto liguero, comenzó a hacer goles y más goles al Calahorra (5-0), Real Unión de Irún (0-3), Bilbao Athletic (3-1), Amorebieta (1-3), Vitoria (4-0), Durango (0-4), Sporting B (3-1) o Mirandés (3-2), en este último partido con una emocionantísima remontada que Jon Ander culminó en el minuto 93 abriendo una importante brecha de siete puntos con respecto a los burgaleses que estaban situados en segundo lugar. La ventaja incluso se hizo meteórica en la jornada 29, cuando el Racing sacaba 12 puntos más el gol 'average' a su más inmediato seguidor, que continuaba siendo el Mirandés.

Matemático

Tras el empate a cero en los Campos de Sport ante el Real Unión (con penalti desaprovechado de Barral) y a falta de ocho jornadas, el Racing ya se clasificó matemáticamente para disputar el ascenso de categoría. En ese partido los jugadores lucieron una camiseta apoyando al goleador del equipo, Jon Ander, cuya ausencia quizás sería uno de los factores que atenuó la capacidad goleadora del equipo. Porque a partir de ese momento, el conjunto de Iván Ania dio sensaciones de dosificar su ambición para llegar a las eliminatorias de ascenso con más potencial, ya que sólo ganaría un partido, el disputado contra el Tudelano el 7 de abril (2-1) que sería también el último triunfo del equipo en esta fase. Pero los empates también suman. En la jornada 35, a tres para el final, el Racing ya se proclamó campeón al empatar contra el Leioa (1-1) en Vizcaya. En la siguiente jornada, los jugadores del Gernika hicieron el pasillo de reconocimiento al campeón en los Campos de Sport y lo que consiguieron fue aplacar la ansiedad de los racinguistas que no fueron capaces de evitar la primera y única derrota que los cántabros sufrieron en los Campos de Sport (0-1).

Había tres rivales que también cumplieron con el objetivo de ser campeones de grupo. En el Grupo I lo había conseguido tras una dura pugna el Fuenlabrada, un equipo que aunque parecía tener un corte atacante, se presentaba con la tarjeta de ser el menos goleado de los ochenta equipos de la Segunda B. Luego estaba el Recreativo de Huelva, un histórico venido a menos que quería reivindicarse y que contaba con dos racinguistas en sus filas, Israel Puerto y Caye Quintana, y finalmente el Atlético Baleares, un correoso equipo que jugaba en un pequeño campo de hierba artificial y cuyas armas principales eran una defensa intensa y un juego aéreo muy peligroso, sobre todo en su feudo de Son Malferit. Fueron los insulares los elegidos para emparejarse con el Racing, con el partido de ida en Santander.

Los aficionados dudaban. El equipo había iniciado la temporada con un ritmo y un brillo espectacular cuyo apogeo coincidió en la eliminatoria copera contra el Betis, donde los racinguistas, a pesar de ser eliminados, demostraron que la categoría donde estaban ubicados era simplemente una mala equivocación. Pero poco a poco ese brillo se fue apaciguando para instalarse en un sosiego que inquietaba y que se hizo más que evidente en los últimos encuentros. Éste era el dilema: ¿Pérdida de energía ante una intensa primera parte del campeonato, o simplemente estratégica dosificación para darlo todo a la manera de un sprint final durante los dos partidos decisivos de la eliminatoria de campeones? Quizás las dos cosas.

La mala recta final de temporada generó algunas incertidumbres, pero el equipo cumplió con su gran y único objetivo de la temporada

Con una cálida recepción de los aficionados, un impresionante tifo de la Gradona y un campo con 21.487 espectadores, la gran mayoría con banderas, bufandas y camisetas racinguistas, el partido de ida, disputado el 26 de mayo, fue despejando las dudas. El Racing volvía a ser intenso, pero el rival era una máquina defensiva más intensa aún, incapaces de crear jugadas de peligro, con una vocación defensiva y contundente (acaso demasiado contundente) que impidió al Racing ver con claridad la portería.

El ritmo tan fuerte que habían imprimido los de Baleares no podía mantenerse en la segunda parte y eso permitió a los cántabros controlar más tiempo el balón en este periodo, elaborar con más prolongación las jugadas e incluso disponer de alguna clara ocasión, como la fantástica maniobra de Lombardo desbordando contrarios con un disparo que se marchó fuera por poco, y sobre todo, con el remate de cabeza de Olaortúa que acabó rebotado en uno de los palos.

El empate a cero final era un mal menor. Sólo era una ligera ventaja la que llevaría el Racing a Mallorca, la de superar la eliminatoria con cualquier empate con goles, pero en su contra estaba un campo pequeño de hierba artificial y una presión sobre el dominio del balón que proponía patadones. Y así fue, un partido incómodo que se agravó en el contexto de la difícil pugna que Olaortúa mantuvo con el espigado Nuha. El racinguista le ganó la partida en casi todas las ocasiones, excepto en el minuto 40, cuando se dirigía al área desde la línea de fondo y la falta, según el árbitro, se cometió sobre la línea del área, es decir, dentro. El penalti lo trasformó en gol Fullana.

Jugar contra corriente es mucho más difícil. El Atlético Baleares no dejaba al Racing bajar la pelota y mucho menos controlarla, así que el balón viajaba de un campo a otro por el aire sin dueño y a veces sin propósito. Hasta que llegó la salida de un córner que no quiso enviarse a un área dominada por las torres locales. Era el minuto 65. Enzo Lombardo retrasó la pelota por raso hacia una zona central despejada donde apareció decidido Aitor Buñuel. Qué difícil es enganchar un remate con todo el alma sin que la pelota se marche al cielo de lo indefinido. Pero Buñuel realizó el gesto técnico a la perfección, con el cuerpo enfilado hacia delante y sacando un remate con la potencia de un proyectil capaz de desencadenar una enorme explosión. ¡Gol! El empate a uno ponía al Racing por primera vez con ventaja en la eliminatoria. El resto de los minutos hasta el fin del partido fue un constante ataque del Atlético Baleares que comprobó que el Racing también sabe defenderse. Así se consiguió un nuevo ascenso a Segunda División.

Celebraciones

La crónica de las celebraciones casi es repetición del goce colectivo de otros ascensos. Celebración en el campo, en los vestuarios, en el avión, a la llegada del vuelo en el aeropuerto de Bilbao, a la llegada a Santander en la plaza del Ayuntamiento, todo en el mismo día, improvisado, como los saltos y los abrazos a cualquier hora y en cualquier lugar de los racinguistas de siempre y los racinguistas que se contagian de una alegría desbordantes y enferman de esta adicción a la adrenalina del sufrimiento. Luego vinieron las recepciones oficiales, el reconocimiento del presidente del Gobierno, de la alcaldesa de Santander y la ofrenda a la Virgen Bien Aparecida. Ya solo tocaba celebrar, estando el equipo como estaba de nuevo en la Liga de Fútbol Profesional.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Premios Goya

La quiniela de los premios Goya 2025

Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes ...y el de Son Malferit