
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Son Malferit será protagonista. Los lugares donde se disputan las batallas le ponen nombre a las historias. Es una antigua costumbre. En Lepanto alguien perdió ... un brazo y en Waterloo los hubo que perdieron algo más. En Son Malferit también habrá vencedores y vencidos. Mal ferit en catalán, escrito separado, significa malherido y así es como quedó el Racing después de dejar escapar el primer duelo en El Sardinero ante el Atlético Baleares. Escrito junto hace referencia a un apellido de ilustre linaje. Allí, en una vieja instalación deportiva situada en Palma Mallorca, construida hace más de medio siglo (1959) y remodelada de aquella manera hace cuatro años se decidirá el devenir del Racing, al que le toca en suerte medirse a los balearicos en su casa.
Son Malferit es un campo de fútbol cuyo terreno de juego es de hierba artificial y su estado no es ni mucho menos moderno. Ya no porque la superficie sea sintética, que si bien no es lo preferible para el Racing no deja de ser algo permitido en Segunda División B, si no porque se encuentra deteriorado por el paso del tiempo y está construido en un material que no de última generación. Tiene zonas desgastadas y su dureza es mucho mayor que la que habitualmente se utiliza en los campos más modernos. No es la de Durango ni la de Gernika, donde el Racing jugó esta temporada y logró empatar, y sí se asemeja a la que padeció en Estella, en su visita al Izarra hace ya más de ocho meses. Aquella jornada fue premonitoria; el equipo cántabro ganaba 0 a 2 a los navarros y en una segunda parte muy pobre encajó dos goles y acabó pidiendo la hora. Fue el día de la famosa reprimenda de Ania en el vestuario que navegó por la red y que aupó al asturiano entre la afición.
Dimensiones Mide 98 metros de largo por 65 de ancho. El Sardinero, como referencia, tiene 105 por 68 metros.
Material y estado La hierba artificial no pertenece al compuesto sintético más moderno y además está un tanto deteriorada.
Exterior y aforo Tiene una grada de cemento en una de las preferencias y pequeñas estructuras supletorias. 1.700 espectadores.
Año de construcción Fue construido en 1959 y remodelado en 2015, cuando tomó el mando del club Igno Volckmamn.
Al margen de los exteriores, las dimensiones del terreno de juego de Son Malferit son de 98 metros de largo por 65 de ancho, o lo que es lo mismo siete metros menos de largo que El Sardinero y tres menos de ancho, lo que reduce ostensiblemente los espacios entre jugadores. Cualquier saque del portero rival o un lanzamiento directo de los defensas centrales se convierten en una ocasión de peligro. Y qué decir de los saques de banda cercanos al área enemigo o de esquina, algo que el Atlético Baleares ha transformado en su bandera de juego.
Los balearicos tienen que remontarse al mes de septiembre (jornada 4) para recordar una derrota en tan singular escenario. Fue ante el Sabadell por 1 a 2. Desde entonces nunca perdieron ante su afición.
Al terreno de juego le rodea una valla de cemento pintada y adecentada recientemente de apenas 60 centímetros de altura al más puro estilo de los campos modestos que pueblan los municipios. Detrás de las porterías, en los fondos, se levanta una red muy alta que sirve para evitar que los balones se salgan de las instalaciones. Al norte también existe una grada de madera que se sostiene sobre unos caballetes y al sur se encuentran los vestuarios. También un par de cabinas prefabricadas muy similares a las que suelen existir en las obras y que sirven de improvisados trasteros, lugares de trabajo para los auxiliares, espacios para el material... En las bandas, de un lado una grada cubierta de cemento, seis escalones y sus respectivos asientos y, del otro, una especie de estructura de apenas un piso que recuerda a las gradas supletorias circunstanciales que en varios campos se sitúan para ocasiones contadas.
En este lugar sencillo y poco habitual para el Racing será donde el equipo cántabro deba demostrar que es mejor que su rival.
La dureza del terreno de juego se nota en cuanto se pisa. Los jugadores que no están acostumbrados a su tacto lo sufren sobre todo en combinación con el calor que se prevé el domingo a la hora del partido, las 12.00 del mediodía. Allí, en Son Malferit, equipos diseñados para jugar al fútbol por abajo y con mucha calidad -como el Racing-, Hércules (2-0), Espanyol B (2-0), Villarreal B (1-0) o Barcelona B (1-0) salieron todos derrotados. Sin opciones. Las pizarras exquisitas desaparecen de un plumazo en un lugar en el que el balón tiene alas.
Se espera un lleno histórico. No es muy complicado colgar el cartel de no hay billetes en un campo en el que su aforo es de 1.700, en el mejor de los casos, y cuya masa social ya ronda los 1.500. Existe lista de espera para formar parte de la familia balearica y cada fin de semana muchos aficionados, entre ellos los seguidores más pequeños, los jóvenes hinchas, se quedan fuera por la imposibilidad de darles cabida.
Esta temporada se ha rozado el lleno en varias ocasiones. Es evidente que al tratarse de una isla se complica el desplazamiento de los aficionados del equipo rival, por lo que es habitual que el Atlético Baleares juegue siempre ante los suyos sin apenas rivalidad en las gradas. Lo del domingo superará todo antecedente. Se rondarán los 1.700 espectadores, entre los que estarán los 150 verdiblancos con entrada que en estas circunstancias se pueden considerar agraciados. La asistencia habitual de periodistas cada domingo es de cinco o seis, el día del partido del Racing se superarán los sesenta, entre los que se encuentran acreditados dos medios de comunicación alemanes, que por el origen teutón del presidente, Igno Volckmamn, no quieren perderse el evento.
Fuera se adivina que es un campo de fútbol por las torretas de luz, no porque su estructura recuerde a un estadio al uso. En los bajos se sitúa el bar de la instalación, un lugar con encanto repleto de modestia, pero que tiene aspecto de templo. En sus paredes lucen recortes de periódicos en los que se engrandece la trayectoria del Atlético Baleares esta temporada. «San Manix». «Garantía Manix». «El hombre milagro».... El protagonista es el técnico vasco, Manix Mandiola, que cogió el equipo el pasado curso en descenso y lo salvó. Este año lo ha hecho campeón gracias a una servidumbre casi militar al fútbol directo, práctico y a un pragmatismo que ha ridiculizado a los clubes con presupuestos más poderosos que jugaron en Son Malferit y que ahora tiene en guardia al Racing.
. Apenas a 300 metros de donde se encuentra Son Malferit se levanta poquito a poco el nuevo estadio que jubilará a la antigua instalación. Se espera que esté construido para el próximo mes de agosto. El Racing llega dos meses antes. El presidente del Atlético Baleares, Igno Volckmamn, empresario alemán, socio del Hertha de Berlín con palco en el estadio olímpico, tomó el club en 2015 en pleno concurso de acreedores, con deudas y al borde de la desaparición. Lo ha saneado, ha invertido cerca de ocho millones de euros, ha construido las gradas rudimentarias que ahora tiene Son Malferit y con alguna ayuda y su capital ha convertido su capricho en una realidad. La entidad alberga 22 equipos de categorías inferiores y su único deseo es:«Quiero que la gente que me llama pueda entrar en el campo. Los aficionados no entran, tenemos muchos seguidores y se tienen que quedar fuera por espacio», señala modestamente. Ayer presenció el entrenamiento y comió un menú del día en el bar de las instalaciones, como uno más. El director deportivo, Patrick Messow (29 años) es su mano derecha. Se crió en el mismo barrio de Berlín que su 'jefe' y cuando se enteró de la apuesta de Volckmamn se ofreció. El padre del presidente fue propietario del modesto Scgatow, un club berlinés, por eso lo lleva en los genes. Su director deportivo le señaló a Mandiola el año pasado y hasta hoy.
El técnico vasco dirigió ayer una sesión de algo más de una hora y media. En el plan de trabajo introdujo partidillos a campo reducido para dominar aún más si cabe la estrechez y la ausencia de espacios y desplazamientos en largo. Esto último siempre con un sentido;los centrales y los mediocentros buscan a Nuha o a Marcos, sus dos delanteros de gran envergadura, para que prolonguen la pelota y se envenene la jugada. No permitieron grabar el entrenamiento, pero sí la entrada. En las gradas les acompañó una veintena de aficionados que acabaron coreando el nombre de los jugadores. Estas son las señas de identidad del rival de turno.
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