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Pedro Munitis, durante el partido de la UEFA ante el City en 2008. EFE

Pasen y vean, incrédulos

Los jóvenes que ahora son legión entre el racinguismo tienenuna oportunidad de disfrutar de todo aquello que les contaban

Marcos Menocal

Santander

Domingo, 8 de junio 2025, 06:17

Se lo he contado tantas veces que al final, aún con cierto recelo, un día se convenció. Mi hijo se pone la camiseta del Racing ... para ir a la playa. Se la pone en casa y cuando va a entrenar. Es un miembro más de esta generación de chavales que visten chándal, calzan deportivas, se peinan igual y que se ponen la camiseta del Racing a cualquier hora. El año que viene, con un poco de suerte sacará el carné de conducir y, como sus amigos, nunca ha visto al equipo en Primera. Cuando le cuento todo lo que su padre ha vivido –desde una posición privilegiada–, cantando como un juglar de campo en campo las aventuras de este equipo, se le escapa una sonrisa cómplice y al que escribe le recorre un escalofrío. Cuando era más pequeño se ponía la blanca del Real Madrid en vacaciones y al verle, con el Cola-Cao en la mesa, le recordaba las veces que hincó las rodillas ante el Racing o cuando el Barça salió con la cara pintada de El Sardinero. Tardó en creerme, no se piensen. Se pensaba que era un marciano. Hoy ese niño mira a este contador de historias para abajo, pero siente que la historia se puede repetir. Gael es uno de esos chicos y chicas que rezuman racinguismo y que aseguran que el patrimonio de este equipo es tan grande como siempre lo fue.

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