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Doce futbolistas con contrato, seis de ellos canteranos, y el doble de dinero para armar un equipo de ascenso para el curso que viene. Con estas alforjas arranca el nuevo proyecto del Racing tras haber conseguido matemáticamente la clasificación para la Primera RFEF, el 'minipremio' ... que en el club siempre se vio como algo lejano, pero que al final se ha convertido en la red que ha aguantado el golpe mortal que durante unas semanas merodeó por El Sardinero. Lo que se presentaba como un premio de consolación en el pasado verano, al que ni tan siquiera se le prestó atención dentro del galimatías que suponía la remodelación de la categoría, ha terminado siendo el cajón de sastre desde el que equipos como el Racing o el Deportivo de la Coruña, dos grandes en este otro fútbol, deben volver a reestructurar su casa para regresar a la LFP.
Con el objetivo cumplido –que no ascenso– la secretaría técnica ya trabaja en construir un primer equipo que sin tapujos aspire a lo máximo. Para ello cuenta con doce jugadores con contrato en vigor de los 23 efectivos que forman la plantilla actual. Seis de ellos son los canteranos que en este curso que está a punto de finalizar han derribado la puerta, en parte porque el club tomó la decisión de darles protagonismo como premisa oficial y en parte porque ellos se han ganado la confianza en el campo. Álvaro Mantilla, Diego Ceballos, Iñigo Sainz-Maza, Martín Solar, Pablo Torre y Marco Camus han disfrutado de más minutos de los que imaginaron en el mes de agosto. Los dos primeros estaban de complemento, de hecho Ceballos apareció en la pretemporada a última hora, mientras que el rol de los otros tres era el de ir formándose y sin embargo –salvo Camus al que las lesiones se lo han impedido– han sostenido al equipo.
Los seis serán parte del grupo en la temporada que viene. Los otros ocho futbolistas con contrato son: Lucas Díaz, Bernardo Matic, Alberto Villapalos, Patrick Soko, Álvaro Bustos y Cedric Omoigui e Isma López. Será labor de Pedro Menéndez, director deportivo, mantenerles la confianza a todos o si por lo contrario decide prescindir de alguno de ellos romper unilateralmente sus contratos. En todos ellos hay luces y sombras; para empezar, Lucas Díaz, ha dado el salto de calidad que le tocaba, facilitado por una mala tarde de Iván Crespo –posiblemente la única en tres años– y, como no, por su maduración y buenhacer bajo palos. El portero, que llegó de la mano de Chuti Molina al filial racinguista, ha esperado pacientemente su oportunidad y la ha aprovechado y todo indica que será el '1' del año que viene. El balcánico Bernardo Matic, con 23 años, es una apuesta de futuro y la dirección deportiva cuenta con que continúe creciendo.
Y luego está el caso de Isma López, que es dintinto al del resto. El jugador, veterano y con mucha experiencia, cuando vino procedente del Dinamo de Bucarest y con posibles ofertas de Segunda División, firmó una cláusula con el Racing para asegurarse la renovación si se conseguía la clasificación para la Primera RFEF.
Los otros cuatro futbolistas no le harán trabajar a la dirección deportiva. Quizás el caso que puede hacer dudar es el de Alberto Villapalos, con contrato de dos temporadas más y que ha dejado mucho que desear. Llegó al club con galones para ser importante en la lucha por el ascenso y n o ha rendido ni mucho menos como se esperaba. Ahora mismo está lesionado, pero estará recuperado para la pretemporada. Su futuro es incierto, aunque su salida no se contempla. Soko, Bustos y Cedric son tres de las patas en las que se sustentará el nuevo proyecto. Soko es el futuro y Bustos y Cedric, los dos futbolistas maduros necesarios –sus mejores versiones— para el ambicioso objetivo. El primero ha sido determinante y el segundo tardó en despertar.
El otro punto de apoyo en el que se sujetará la dirección deportiva a partir de junio son los recursos económicos. La penitencia de tener que volver a armar una plantilla que luche por ascender se digiere mejor si se cuenta con el doble –prácticamente– de dinero que el curso que termina. La dirección deportiva parte de cero, sin hipotecas de contratos heredados que condicionen el presupuesto. En números redondos, el Racing contó con cerca de un millón y medio de euros destinado al pago de la plantilla esta temporada, de los cuales cerca de 600.000 estaban ya prefijados para el pago de las nóminas de los futbolistas que tenían contrato en vigor, algunos de ellos muy por encima de lo habitual en una categoría modesta como la Segunda B. Para convencer a algunos de ellos la anterior secretaría técnica prolongó los años de contrato, algo que lógicamente con el descenso lastró la hucha racinguista y mermó las posibilidades de acudir al mercado en igualdad de condiciones con algunos de los clubes rivales. Esto no ocurrirá el curso que viene, ya que la gran mayoría de esos contratos quedarán resueltos como son los casos de los dos más ilustrativos: Jordi Figueras y Álvaro Cejudo. Al primero hubo que indemnizarle en el mes de enero por su despido, mientras que el segundo finalizará su relación el próximo 30 de junio, fecha en la que –como ya anunció y recordó el pasado domingo en estas páginas el protagonista– colgará las botas y se retirará del fútbol.
En las oficinas racinguistas cuentan con esta libertad, además de los posibles recursos que puedan llegar a través de la composición de la nueva Primera RFEF y el posible reparto de derechos audiovisuales que pretende generar la categoría, a juzgar por las manifestaciones de sus responsables.
En un capítulo final se sitúan los futbolistas que finalizan su relación con el Racing: Iván Crespo, Lars Gerson, Óscar Gil, Riki, Pablo Andrade, Isaac Nana, Álvaro Traver, Álvaro Cejudo y Jon Ander. Existen dudas sobre su continuidad. El capitán, Crespo, espera una oferta de renovación, que aún no ha llegado, y el caso de Gerson está en las manos del Racing. Es el club el que se tiene la opción de prolongar su contrato o dejarle salir. Algo similar ocurre con Traver. Riki, por lo contrario, es el Oviedo el que debe comunicar si quiere que regrese o no al Tartiere. Jon Ander y Óscar Gil podrían renovar, pero el club prepara una oferta a la baja en ese caso. Nana es el que más complicado tiene su continuidad en Santander.
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