![El mejor local es uno de los peores visitantes](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202110/05/media/cortadas/68139212-k5q--1248x830@Diario%20Montanes.jpg)
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El Racing es el mejor equipo local y el decimocuarto como visitante. Blanco y negro. Sol y nubes. El rendimiento del equipo en El Sardinero en tres partidos ha sido perfecto, mientras que en las otras tres ocasiones que ha abandonado su estadio ... ha sido incapaz de superar a sus rivales, apenas les ha intimidado a ráfagas tan solo se ha traído un triste y solitario punto de Ferrol.
Cuando el Racing juega en campo ajeno ya no se trata de que sea o no protagonista, de que demuestre la supremacía que en algunos casos debe ofrecer en esta categoría tan modesta... Simplemente se trata -como aspirante al ascenso- de que no suma los puntos necesarios para colocarse en los puestos de privilegio y eso está ocurriendo. Las valoraciones del porqué ocurre son muchas: miedo a perder, poca contundencia, falta de eficacia...
La trayectoria del Racing en las siete jornadas que ha disputado -objetivamente- arroja un pleno de victorias y puntos como local -con eficacia más allá de errores y carencias- y un bagaje paupérrimo y que le distancia de sus teóricos rivales cuando juega en los campos de los demás.
Los números son incontestables; en El Sardinero ha vencido al Tudelano (0-1), Talavera (5-1) y Dux Internacional (2-0). Ha sido capaz de anotar ocho goles, merced a una pegada total. Ante los navarros en la primera jornada, el Racing dispuso de un par de ocasiones y una de ellas la metió y le dio el triunfo. Ante el Talavera, pese a que el resultado fue tan abultado y puede invitar a pensar que fuera un paseo, la realidad fue distinta y la pegada de la segunda mitad permitió al equipo darse un atracón de goles. Y en el último partido como local, los de Guille Romo superaron al Dux Internacional con más apuros de los esperados hasta que llegó el segundo tanto y sentenció la contienda. En cambio, a domicilio ha sido todo lo contrario. En Las Gaunas cayó por la mínima y fue incapaz de reaccionar una vez que los riojanos se adelantaron y en Vigo ocurrió algo similar. El gol racinguista fue anulado a la siguente jugada y el conjunto cántabro languideció temeroso e inofensivo. En A Malata, lo vivido en la ciudad vecina ante el filial celtiña se multiplicó por diez y no sólo no fue capaz de amenazar con algo al Racing de Ferrol, sino que firmó un empate con un futbolista más media hora. Fue una rendición preventiva. Por temor a perder prefirió no arriesgar lo mínimo. Se conformó con un punto, el único que ha conseguido en sus tres salidas y que para unos sabe a derrota y para otros -incluyendo a su entrenador- sirve para dar un pasito pequeño, pero pasito a fin de cuentas, en el objetivo.
Si se echa una mirada general a la tabla de clasificación se observa que el Racing es uno de los cuatro equipos que ha sido capaz de ganar los tres partidos de casa: Racing, Rayo Majadahonda, UD Logroñés y San Sebastián de los Reyes. Ni tan siquiera el Deportivo, favorito al título, fue capaz de hacer pleno y cedió un empate en Riazor ante la UD Logroñés. Prácticamente dobla en goles al segundo y su contundencia ha superado la prueba. El Badajoz o el actual líder, el Unionistas, también cedieron sendos empates en sus respectivas casas. Con estos datos, es evidente que no resulta sencillo dada la igualdad existente ser infalible en ningún campo, ni tan siquiera en el de uno mismo. Pero a continuación, el Racing rompe todos los criterios en los análisis cuando se convierte en el decimocuarto equipo como visitante, muy alejado de los registros de sus rivales y con unos resultados tan pobres que se codea en este parcial con los equipos de puestos de descenso.
Hasta ahí, los fríos datos hablan por sí solos, pero más allá de los números y de la objetividad, el resultado también tiene matices y valoraciones. Las tres victorias que ha sumado el Racing en El Sardinero han sido ante tres conjuntos que actualmente ocupan puestos de descenso en la tabla. El Tudelano no ha ganado a nadie y el Dux y el Talavera han triunfado en un partido de los seis disputados. De hecho, los tres son los peores visitantes de la categoría con cero puntos. Se trata de tres rivales muy blanditos cuyo objetivo en la temporada es evitar el descenso.
Como visitantes, los de Guille Romo se han enfrentado a la UD Logroñés, un aspirante al objetivo más ambicioso y recién descendido de Segunda División, que figura también entre los mejores como local, pero en cambio sus otros dos rivales, Celta B y Racing de Ferrol, tan solo han podido encaramarse a la zona media de la tabla y su rendimiento en casa -donde se enfrentaron al Racing- es también titubeante y sin que merezca ser calificado de brillante.
Lo más preocupante, al margen de la dictadura de los puntos, es la intención y actitud -en el buen sentido- que ofreció el Racing a domicilio. El planteamiento táctico respondió en todo momento a un deseo de convertirse en un equipo serio, ordenado, pero con poco recorrido imaginativo. Previsible -con permiso de Guille Romo- y plano. Más aún, el Racing fuera de los Campos de Sport evidenció una incomprensible falta de reacción cuando se colocó por detrás en el marcador que hace estar en guardia para futuras jornadas.
Esa escasez de ideas o de intenciones a domicilio es lo que ahora preocupa al racinguismo más de la cuenta. Eso, y que no es necesario hacerle muchas cosas para infligirle daño. En Logroño, no había pasado gran cosa cuando un error defensivo permitió adelantarse a la UD Logroñés y poco más hizo falta para perder el partido. En Vigo, donde el arranque fue prometedor, incluso se adelantó en el marcador, el gol del empate en la primera ocasión que dispuso el Celta B fue suficiente para desarbolar al conjunto racinguista y pasar a jugar otro partido muy diferente. El mismo guion se escribió en Ferrol, donde el otro Racing marcó un gol en la primera ocasión que se acercó a la meta de Lucas Díaz. Los de Guille Romo no cambiaron el rictus y siguieron jugando a lo mismo y únicamente un golpe de fortuna y de maestría, por parte de Álvaro Bustos, les permitió empatar. Hasta ahí. Ni tan siquiera una expulsión a falta de media hora de partido logró sacar de la cueva al equipo, temeroso de perder lo que tenía -que no era más que un punto-. Acabó el duelo sin tirar una sola vez a puerta y firmando sin querer un empate pírrico.
«Había un rival delante», se apresuró a recordar Guille Romo a aquellos que pensaron o piensen que lo de ir a ganar es tan fácil de hacer como decirlo. El equipo continúa en la búsqueda de su mejor versión, y bien es cierto que en ese camino no ha perdido excesivamente el paso de los rivales en lo alto de la tabla. Sin embargo, intranquiliza un tanto la pasmosa fraglidad que denota cuando le toca jugar como visitante. El equipo muestra dudas.
Íñigo Sainz-Maza restaba este lunes importancia a muchos de los aspectos analizados. «En las tres salidas, en todas tuvimos momentos buenos de juego. En todos los partidos fuera de casa podíamos haber conseguido más puntos y en El Sardinero por suerte estamos generando buenas victorias y muchos puntos», señalaba ayer en La Albericia. «Al final jugar en El Sardinero frente a tu afición, tu gente, tu campo, las dimensiones... A todos nos encanta jugar en nuestro estadio, nos motiva muchísimo. Jugar en casa es una baza importante para nosotros», matizaba.
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