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El director deportivo del Racing, Mikel Martija, tiene mucho trabajo adelantado tras el éxito de la pasada temporada. Sin embargo, el vasco no se ha cogido vacaciones y ya ha cerrado esta semana la primera incoporación para el curso que viene. La ... llegada de Lago Júnior, procedente del Málaga, abre la veda en el mercado de fichajes verdiblanco. Una ventana, sin embargo, que apunta a más tranquila que en ocasiones anteriores. Por dos razones principales: la primera, porque una importante base de la plantilla ya está conformada, incluido el entrenador, José Alberto; la segunda, porque, a diferencia de los últimos años, ni hay fracaso ni cambio de categoría. Así pues, el bloque vale y la plantilla está a falta de retoques que suban el nivel.
Son dieciseis los futbolistas que permanecen con contrato. El máximo responsable deportivo del club ya se encargó de trabajar con un ojo en el futuro. Nada de vivir al día y tirar de remiendos. A esos hay que añadirle el ya citado Lago Júnior. Diecisiete. Y los dos chavales que opositan al primer equipo: Yeray y Mario García. Diecinueve. Sin embargo, en el caso de estos dos últimos, habrá que ver el rol de partida. Si tienen ficha profesional o parten desde el Rayo Cantabria con presencia habitual en el equipo de Segunda División.
Y aún hay más, con los que regresan tras cesión y el canterano que comenzará la pretemporada con los mayores. Marco Camus y Juan Gutiérrez son los dos primeros. Diego Mirapéix, el tercero. Aunque los tres tienen muy complicada su continuidad y es probable que a lo largo del verano salgan, al menos a préstamo.
Igual que un Cedric Omoigui que, tal y como ha quedado demostrado, no cuenta para José Alberto, pero que aún tiene dos temporadas más de contrato con el Racing. Es la principal patata caliente del director deportivo, que tendrá que llegar a un acuerdo con el delantero, para que salga cedido o a través de una rescisión que puede ser costosa para las arcas.
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Así pues, si no se producen más salidas inesperadas, la plantilla se puede dejar en 18 efectivos con una plaza asegurada a día de hoy. Y teniendo en cuenta que el míster ya ha dejado claro que su intención es disponer de una plantilla corta, de no más de 21 o 22 futbolistas, el fax no debería trabajar demasiado en los próximos meses. Eso sí, Martija ya tiene unas cuantas cañas echadas y con la tranquilidad que da el trabajo adelantado, se encuentra en una mayor disposición de elegir lo que realmente quiere para completar el vestuario.
Que la intención de Martija y del míster es la de dar continuidad al proyecto lo demuestra que una de las principales aspiraciones en estas primeras semanas tras el cierre de la competición es la de retener en La Albericia a dos de los futbolistas que estuvieron cedidos el pasado curso: Roko Baturina y Juergen Elitim. El croata y el colombiano serían dos fichajes, pero bien conocidos. Lo de volver a contar con Jordi Mboula parece mucho más complicado y ya casi descartado en las oficinas de los Campos de Sport tras la contratación de Lago Júnior.
En esta tesitura, parece imposible que el mercado veraniego del Racing se vaya a los números de las últimas cinco temporadas. Un lustro de plantillas prácticamente nuevas. Lo dicho, porque había cambio de categoría -para bien o para mal- o porque el proyecto había fracasado en el agujero de la Segunda División B.
Sin ir más lejos, y ya con parte de participación de Mikel Martija, el club cántabro se fue hasta las trece incorporaciones en el verano de 2022, tras el ascenso desde Primera RFEF. De vuelta al fútbol profesional, la exigencia creció y el Racing volvió a tirar de fichajes para tratar de asegurar la permanencia. Unas llegadas que se produjeron, primero, con el breve trabajo de Manu Fajardo como secretario técnico y, después y continuando con lo ya comenzado, con Mikel Martija al fin al mando. Además, en invierno se incorporaron Marco Sangalli y Roko Baturina.
Un año antes, tras la que, objetivamente, ha sido la peor temporada de la historia racinguista a nivel deportivo, y con el técnico, Guillermo Fernández Romo, también en las labores de mánager, fueron quince los fichajes para tratar de borrar el sonrojo anterior. Esta vez, la apuesta dio resultado. Y eso que en invierno hubo que añadir otros dos efectivos: Arturo Molina y Javi Vázquez.
Ese peor curso deportivo, el 2020-21, llegó tras el descenso a Segunda B y con un cambio abrupto en el organígrama técnico. Con José Mari Amorrortu al frente de las operaciones; con Pedro Menéndez como secretario técnico y con Javi Rozada, de inicio, en el banquillo. Al asturiano le trajeron diez futbolistas. El número de incorporaciones fue menor porque, y eso hay que ponérselo en valor a Amorrortu, se apostó por seis chavales de la cantera. Sin embargo, luego el responsable de estrategia deportiva, en cuanto pudo se cargó a Rozada para colocar a su protegido, Aritz Solabarrieta, como entrenador. Hubo cuatro llegadas más en invierno, pero aún así la temporada en conjunto fue esperpéntica.
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Aser Falagán
En la 2019-20, tras lograr el ascenso a Segunda, Chuti Molina no se fue a muchos fichajes: once. Aunque el número tenía truco, porque los contratos largos firmados anteriormente a futbolistas ya veteranos lastró la confección de la plantilla. Y basta con remitirse a los resultados. Luego, en invierno, otras cinco incorporaciones que no sirvieron de nada. Y de nuevo caída al pozo.
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Fue la de arena del director deportivo manchego, que anteriormente había logrado el ascenso tras reformar casi por completo la plantilla con catorce futbolistas nuevos en verano. El Racing de Iván Ania fue una apisonadora hasta el último tramo de competición, en el que casi la inercia le empujó hacia el ascenso. En enero aterrizaron en Santander otros tres jugadores.
Lo de fichar mucho no es garantía de éxito y lo de hacer pocas incorporaciones también puede ser una anomalía. No importa el tamaño, sino hacerlo bien. En la 2016-17, en Segunda División B, con Pachín como director deportivo, el Racing apenas afrontó seis contrataciones veraniegas -en invierno completó otras tres-. Gran parte de ellas, el retorno de futbolistas cántabros como Antonio Tomás, Quique Rivero o Juanjo Expósito, entre otros. En un vestuario ya viciado del curso anterior, el equipo cántabro completó otra temporada desastrosa que acabó con la dimisión en bloque de la directiva.
En la 2015-16, Ángel Viadero lo hizo todo bien, menos rematar la faena. El técnico cántabro se hizo una plantilla a su gusto, con once fichajes -entre ellos, un Dani Aquino espectacular- y que remató en invierno con otros cinco que elevaron aún más el nivel -Abdón Prats, Santi Jara, Beobide...-. El Racing terminó aquel curso siendo un rodillo, pero falló en el momento clave.
Pedro Munitis continuó como entrenador en la 2015-16 tras el descenso desde Segunda. El desconocimiento de la categoría por parte de la comisión deportiva que tenía el Racing en ese momento, llevó a la contratación de catorce jugadores en verano, más otros tres en enero. El equipo cántabro, con remontada, resultó campeón de la Liga regular, pero naufragó en el play off de ascenso.
La 2014-15 fue la campaña de la última década con menos fichajes en el mercado estival. Sólo cuatro. Recién ascendido y con el palco recién desalojado de los okupas, la economía no daba para mucho y se apostó por el bloque del ascenso. Pero pronto se vio que no daba. Así, en invierno se hicieron casi el doble de incorporaciones -hasta siete-, pero el equipo no logró el milagro.
Una precariedad económica que también afecto a la temporada anterior, la 2013-14. Harry trajo a diez jugadores en verano, pero en enero, sin dinero y en plena convulsión, no hubo más fichajes. Sólo salidas. Aún así, el equipo de Paco Fernández fue capaz de conseguir un histórico ascenso.
La Asociación de Peñas Racinguistas anunció a través de sus redes sociales que la justicia le había dado la razón a los aficionados -al menos a parte de ellos- que fueron denunciados en el partido de la pasada temporada en Ipurua. Tras una carga desproporcionada de la Ertzaintza en la grada visitante, que terminó con algunos heridos leves y atendidos por ataques de ansiedad, los cuerpos de seguridad multaron a seguidores verdiblancos por razones diversas, como, presuntamente, fumar u ocupar las vías de paso de la platea. Esa falta de homogeneidad en las acusaciones ha sido el principal razonamiento por el que los seguidores han conseguido el levantamiento de una parte de las multas.
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