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Un mes de ayuno. Sin ingerir nada sólido ni líquido. Quizá a más de uno se le sequé la boca y comience a rugirle el ... estómago solo de pensarlo, pero es una realidad anual para millones de personas en todo el mundo. Y si además uno se dedica al deporte profesional, el asunto se vuelve todavía más complicado de sobrellevar. Durante el Ramadán los musulmanes no pueden ingerir ningún alimento. Los creyentes se abstienen de todo tipo de comida o bebida, incluida el agua, y también de mantener relaciones sexuales desde el amanecer hasta el anochecer. La festividad se celebra el noveno mes del año lunar musulmán y forma parte de los cinco pilares fundamentales en los que se asienta el Islam. Se trata de un mes de purificación, reflexión y de acercarse a Dios. Durante este periodo de ayuno y crecimiento espiritual, los deportistas no cesan su actividad, pero sí deben buscar fórmulas para que su rendimiento no disminuya durante ese mes. Y el jugador del Rayo Cantabria Quicala Bari (Bisáu, Guinea Bissau, 2002) es uno de ellos.
El delantero llegó al equipo de Ezequiel Loza en el mercado de invierno procedente del Athletic y este es el segundo año que realiza Ramadán como deportista profesional. Lleva ya casi un mes de ayuno, puesto que el Eid al-Fitr, la celebración del final de este mes sagrado, será este martes y de momento Quicala hace un balance positivo. «Lo he llevado a rajatabla y bastante bien, pero con el tiempo lo vas notando un poco más. Con el plan de nutrición que me ha dado el club todo ha ido mucho mejor. Sin él seguro que habría mucho más difícil», admite. Y es que Quicala ha contado con el apoyo total del Racing para que este mes de ayuno no tenga un impacto negativo en su rendimiento deportivo.
Los seres humanos somos aproximadamente un 70% de agua, por lo que la deshidratación puede suponer un riesgo, no solo para el rendimiento deportivo, sino para la salud. Pero Quicala no puede beber durante los entrenamientos ni tampoco durante los partidos. «La hidratación la llevo bastante bien y por las noches puedo tomar bastantes litros de agua, no me cuesta».
Su cuerpo debe hace frente a sesiones exigentes con los nutrientes que ingiera durante la noche, porque los musulmanes comen según la posición del sol durante el Ramadán. Antes del amanecer, a eso de las 5.30 horas de la mañana, se realiza el desayuno o la primera comida, que se llama Suhur, y a partir de ahí no se toma nada hasta después del atardecer, con el Iftar, que es una comida más fuerte. «Tengo que comer bastante más que una persona normal.Por las noches me tengo que meter bastante más carbohidratos, bastante más proteína... porque si no luego es mucho más difícil rendir», explica Quicala. Y es que una persona que hace Ramadán se enfrenta a una media de catorce horas de ayuno y solo cuenta con once horas para alimentarse y descansar.
Por eso Sofía Mariel Militerno, la nutricionista del Rayo y de las secciones inferiores del Racing, ha preparado un plan nutricional adaptado para el jugador. En realidad es una variante del que el Athletic realizó para el futbolista la pasada campaña. «Lo primero que toma es un batido con leche proteínas e intento meterle más kilocalorías con dátiles, fruta...», cuenta Sofía. «Cuando me levanto para rezar, ya me tomo el batido y vuelvo a dormir», detalla Quicala. Al estar quedándose en la residencia de La Albericia no puede tomar los platos tradicionales en estas fechas como la harira o la chebakia. «Sí que lo echo en falta, pero cuando voy a casa aprovechó para comerlos con la familia», admite.
En Santander lo que ingiere por las noches es el menú que le prepara el cocinero con muchos carbohidratos y proteínas. «En ese sentido estoy muy agradecido al club. Sin un plan bueno de un nutrición diría que es casi imposible, porque para rendir tienes que estar concentrado y si no tienes nutrientes en el cuerpo es muy complicado», señala.
El entrenamiento, que es por la mañana, todavía le pilla con nutrientes en el cuerpo, pero en el caso de los partidos ya es otra historia. Por ejemplo, el que jugó ayer ante el Zamora se disputó a las 16.30, un tramo horario mucho más complicado al llevar ya varias hora de ayuno. Aún así, Quicala fue titular. «No es el primero. He jugado otro partido cumpliendo Ramadán. Contra el Oviedo, pero fue a las 12.00 horas y me fue bien. Obviamente es mucho más difícil que un día normal, pero conseguí sacarlo adelante». Quicala comentó a Ezequiel Loza, su entrenador, su intención de hacer Ramadán unos diez días antes de iniciarlo. No hubo ningún problema. No es la primera vez que un jugador verdiblanco lo practica. Ayoub Jabbari, el delantero marroquí que el Rayo tuvo en campañas anteriores también lo realizaba, pero con un nutricionista privado.
Quicala llegó a España hace siete años desde Guinea Bisau y tras pasar por Barakaldo, Derio, y Portugalete, lo fichó el Athletic. «Ahora me ha surgido la oportunidad de venir al Rayo y estoy encantado. Llevo aquí tres meses y me siento en casa desde el primer día. La gente es bastante maja, acogedora y me está yendo todo bastante bien», comenta. Algo de lo que ahora tiene menos dudas si cabe después del corteo y la fiesta que la Gradona realizó en La Albericia para apoyar al Rayo.
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Ana del Castillo
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