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A estas alturas se ha instalado en un nutrido sector del racinguismo la sensación de que lo mejor que puede suceder es que la temporada termine cuanto antes. Admitamos con franqueza que cuesta un mundo seguir viendo al Racing caer con estrépito en partidos como ... el del pasado sábado en Lezama, llegando con la soga al cuello al encuentro de este domingo frente a otro lustroso filial… el del Eibar, nada menos, y viendo peligrar incluso la fase de ascenso. Cuesta digerirlo. A falta de algún elemento ilusionante con el que nutrirse, el conjunto cántabro sigue viviendo de la historia del escudo en su camiseta, rememorando tiempos pasados y onomásticas en las que su único hábitat era la Primera o la Segunda División. Es lo que nos queda.

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