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El Racing presentará el 29 de noviembre a sus accionistas un presupuesto de 3,8 millones de euros y unas cuentas de la temporada pasada que arrojan un beneficio de 340.000 euros frente a los 2,02 millones de pérdidas que se ... registraron, siempre según el informe de gestión auditado de la propia sociedad, en la temporada del ascenso. Y es que pese al grave quebranto que ha supuesto para la economía de todas las empresas la pandemia, el ascenso de categoría llevó a que los ingresos del Racing ascendieran a los nueve millones de euros (se habían presupuestado 9,1) frente a los 2,38 del curso anterior, en Segunda B.
El parón competitivo generó graves pérdidas, entre ellas las derivadas de las devoluciones de parte del importe de los abonos y la desaparición de los ingresos por taquilla en la recta final de la Liga. Pero a cambio el club impulsó un erte que afectó tanto a los futbolistas como al personal técnico y al no deportivo que permitió ahorrar y ajustar así la cuenta de resultados. Conviene además tener en cuenta que el club ingresó alrededor de un millón de euros en concepto del traspaso de Karim Yoda, al que se unieron otros pequeños beneficios por este concepto.
Uno de los elementos que destacan en lo que a la rendición de cuentas se refiere son los 5,8 millones que el Racing gastó en personal durante un ejercicio en el que su presupuesto original era de nueve millones, aunque la directiva ya preveía gastos e ingresos superiores en caso de no haber estallado la pandemia. En esta partida se contemplan tanto los emolumentos como cotizaciones y gastos sociales de todos los empleados del club; tanto de la plantilla deportiva como del resto de empleados, ya sean deportivos o no deportivos. Precisamente a 5,8 millones ascendía el techo de gasto que el Racing tenía solo para el primer equipo, y que no llegó a alcanzar al no encontrar su entonces director deportivo, Chuti Molina, ninguna opción en el mercado.
En cuanto al presupuesto para esta temporada, los 3.796.000 euros con los que la SAD parte como previsión de ingresos y gastos se inscriben en el cajón de sastre que es el concepto 'otros ingresos', y al que se asignan 2.310.000 euros, entre los que se incluye la ayuda percibida por el descenso, cuya cantidad exacta no se detalla. El club aspira a recaudar medio millón de euros por abonos, una cantidad que se puede ver afectada si la prohibición de celebrar partidos sin público se mantiene, como parece, vigente. Más modesta es la previsión de ingresos por competición, de solo 100.00 euros, mientras que se aspira a recaudar 560.000 por comercialización.
En cuanto a los gastos, el mayor previsto es el de los emolumentos para la primera plantilla deportiva, que si no se disparan como ocurrió hace dos años ascenderán a 1,8 millones, lo mismo que se preveía en aquel ejercicio . Otros 600.000 euros se han reservado para afrontar el salario del resto del personal, incluido el no deportivo, y 120.000 para hacer frente a las retribuciones de las secciones inferiores, fundamentalmente del Rayo Cantabria. Destaca el hecho de que la partida referida al primer equipo señala expresamente 'primera plantilla inscribible'. El año pasado se gastaron 165.849 euros en futbolistas no inscribibles y en el curso 18-19, aún en Segunda B, 136.871.
Comparativamente, llama la atención la diferencia en gastos en sueldos, especialmente los deportivos, entre la etapa de Molina y la moderada autarquía actual. En la temporada 2018-2019 el gasto total fue de 4,077 millones, contando el personal no deportivo. Una cantidad que se interpretó en aquel momento, y así lo reivindicó el Consejo de Administración en la Junta General de Accionistas del año pasado, como una inversión, dado que finalmente el club ascendió a Segunda División. Si se compara con el curso 17-18, el presupuesto para sueldos sí que crece: de 1,4 a 1,8 millones de euros.
Al cierre del ejercicio el Racing contaba con 64 empleados, además de sus nueve consejeros. De ellos, 20 eran no deportivos (uno de ellos fijo discontinuo), una foto fija respecto a la que se ha producido una sola baja. Cabe destacar también que en aquel momento el club contaba con 25 fichas profesionales en el primer equipo, el máximo que se permite en LaLiga, y que esta cantidad se ha visto reducida, puesto que en Segunda B solo se pueden tramitar 22 licencias profesionales (y seis de ellas deben ser de futbolistas sub 23) en el primer equipo.
De todos modos, y dado que el papel lo aguanta todo, como se encarga de demostrar año tras año el fútbol y, más en concreto, el Racing, será solo dentro de un año cuando se conozca lo acertado de esta previsión, máxime ante la incertidumbre que plantea el covid. De hecho, en ese presupuesto no figura el pago del plazo concursal, un gasto extraordinario pero conocido que previsiblemente tendrá que afrontar el Grupo Pitma.
El Racing prevé una inversión de 1,8 millones en sueldos de la primera plantilla deportiva para el curso 20-21. Lo mismo que se presupuestó en la 18-19, con Chuti Molina al mando, y que posibilitó el ascenso. Pero la realidad fue muy diferente. Por una parte, en aquellas cuentas se habían desglosado partidas de técnicos que ahora aparecen incluidas en el montante total. Por otro, en aquel curso 18-19 el presupuesto para sueldos se disparó enormemente por los gastos iniciales de una plantilla ya en origen cara para Segunda División B. También incrementaron el gasto las muchas rescisiones que tuvo que afrontar el club, en algunos casos a última hora y sin posibilidad de negociación, obligando al Racing a abonar las fechas últimas. Por último, también resultó especialmente oneroso el mercado de invierno. En consecuencia, y según las propias cuentas del club, el gasto en salarios de la primera plantilla fue de 2.722.776 euros, es decir, casi un millón más de lo presupuestado inicialmente. Y eso sin tener en cuenta las rescisiones que se tuvieron que abonar a futbolistas con los que se dejó de contar durante la temporada y que incluso llegaron a jugar y participar activamente en el ascenso, aunque fuera con apariciones puntuales. Teniéndolas en cuenta, el gasto real en salarios fue de 3.185.063 euros.
El presupuesto de este curso será ligeramente superior al que el Racing presentó para la temporada 18-19. En aquella ocasión fue de 3,5 millones, una previsión que finalmente se vio fuertemente incrementada tanto en el capítulo de ingresos como en el de gastos. De hecho, solo el gasto en los profesionales de la primera plantilla, tanto futbolistas como cuerpo técnico, se acercó ya a esta cantidad. En una economía, a diferencia de aquella, muy condicionada por la pandemia, la ya austera política de gastos que el Grupo Pitma heredó de la anterior directiva (salvo el paréntesis que significó la etapa de Molina) invita a pensar que las previsiones se ajustarán mucho más. Esos 3,5 millones son la cantidad cercana más comparable con el presupuesto actual de 3,8, dado que se corresponde con la última ocasión en la que el Racing militó en Segunda División B. En el curso pasado el club tuvo un presupuesto de 9,1 millones de euros y un tope salarial que comenzó en 5,1 millones y que con los traspasos y ajustes de invierno se incrementó a los 5,8. Sin embargo, esta cantidad no llegó a gastarse por completo al no ser capaz Chuti Molina de contratar un delantero goleador de referencia con el que buscar la remontada en un momento en el que el equipo ya ocupaba puestos de descenso. Respecto a hace dos años, las cuentas parecen más realistas.
El Racing debe satisfacer este año natural (es decir, con el 31 de diciembre como fecha tope) el último plazo del convenio de acreedores, que responde, como queda especificado en el propio informe de gestión, al 20% de la deuda final después de la quita (en su momento fue del 0%) y de la segunda negociación. La deuda a corto plazo es según las cuentas de 5,7 millones de euros, y las cantidades restantes serán ya de efecto financiero, y no capital (según estas mismas cuentas, 2,6 millones a medio y largo plazo). La cantidad última depende también de las nuevas reclamaciones que en estas últimas semanas pudieran surgir de solicitudes que aún no se hayan presentado o de acreedores que hasta ahora no hubieran reclamado su pago concursal. En cualquier caso, y siempre según los datos que maneja el club y lo ocurrido en otros ejercicios, rondará entre los cinco y los seis millones de euros. Un pago que salvo negociación de última hora no se puede volver a aplazar y que no figura en la previsión de ingresos y gastos como tales para el ejercicio, aunque sí en la contabilidad de la sociedad ofrecida a los accionistas. Dado que el Racing no dispone de líquido ni de patrimonio con el que hacer frente a ese pago la previsión es la misma que la de las últimas temporadas, que se haga con cargo a la línea de crédito con el grupo Pitma, disparando así este pasivo.
El informe de gestión señala que la deuda del Racing con su accionista de referencia, el Grupo Pitma, que le avala una línea de crédito a un interés del 4% según explicó en su momento Alfredo Pérez, era al cierre del pasado ejercicio de 16.091.475 euros. Según el propio Pérez, la deuda llegó a rondar los 19 millones de euros y disminuyó durante el principio del curso 19-20. Los datos se refieren al cierre del anterior ejercicio a 30 de junio, de modo que el pasivo se puede haber incrementado durante este curso. Con sus ingresos muy mermados no solo por la pérdida del contrato televisivo de LaLiga, apenas compensado por la ayuda al descenso, sino también por el quebranto que genera, como a todos los equipos, tener que jugar sin público, es previsible que la deuda se siga incrementando. En juntas anteriores Alfredo Pérez y Pedro Ortiz ofrecieron datos sobre el pasivo verdiblanco con su matriz a preguntas de los accionistas, aunque, no todos los números pormenorizados y auditados sobre el estado de esta deuda, sus plazos, intereses y conceptos a través de los que se genera en el mes corriente. Presidente y consejero delegado sí han explicado, de todos modos, que esta 'caja de resistencia' se ha utilizado tanto para afrontar los gastos ordinarios del club en los momentos más críticos como otros extraordinarios, como la deuda concursal y la de Hacienda.
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