Qué frío hace fuera de casa

El once racinguista sí que apostó por la continuidad. Entraron los que estaba previsto que entrasen. Dani Fernández sustituyó a Álvaro Mantilla en el lateral derecho y el recuperado Andrés Martín volvió al extremo derecho. Lo demás, como ante el Andorra, allá por 2023, incluido Ekain en la delantera ante la ausencia de Juan Carlos Arana.

La patada a seguir inicial de Íñigo Vicente estuvo a punto de encontrar su sentido en Eibar. Con el pelotazo, el Racing metió al equipo vasco en su campo. Y entre presión, robo y combinación, Luca Zidane evitó con una mano el remate de Ekain en el área pequeña. Segundo cincuenta. Buen arranque.

La réplica del Eibar llegó en un despiste de Rubén Alves. El central avanzó con el balón controlado. Tranquilo. En lo que parecía una acción rutinaria la sombra se fue cerniendo sobre el hispano-brasileño sin que él se diese cuenta. Al final, por detrás, apareció un rival y le robó el balón. La acción terminó en el área verdiblanca con un remate de Mario Soriano que superó a Ezkieta, pero no a Íñigo Sainz-Maza, que estuvo atento para interceptar. Acto seguido, más clara aún fue la de Aketxe, con un cabezazo que se fue silbando al travesaño. El Eibar solo estaba afinando puntería. Stoichkov tenía equilibrado el punto de mira. El tercer centro al área de Ríos Reina desde la banda izquierda lo remató el atacante armero a la perfección. Giro de testa y ajustado al poste. Pol Moreno, de espectador. Imposible para Ezkieta.

Con el tanto, ni el Racing reaccionó ni el Eibar se conformó. Como dolido por la goleada de la primera jornada en los Campos de Sport. El conjunto vasco dominaba. El cántabro, se resguardaba por si había chaparrón. Siempre nos quedará la magia, debió pensar Íñigo Vicente. El de Derio inventó un fantástico pase con el exterior al que no llegó, ya solo ante Luca Zidane, Andrés Martín por centímetros.

El Racing estaba más incómodo que Jokin Ezkieta viendo 'La isla de las tentaciones'. Precisamente el portero navarro tuvo que intervenir para atajar un remate de Arbilla tras un mal despeje de la zaga racinguista. Dos saques de esquina forzados por los verdiblancos calmaron un poco los ánimos. Las ansias locales y los nervios visitantes.

Entre el frío y los gritos, a José Alberto se le iba a quedar una voz excelente para hacer trío rapero con Natos y Waor. El equipo del asturiano no funcionaba. El centro de la zaga era pura mantequilla; el centro del campo, fantasma; y la línea de tres cuartos, un quiero y no puedo. Tentaciones, pocas. La isla, el único que se salvaba hasta el momento, era el propio Ezkieta, que evitó el segundo con un felino paradón a tiro de Bautista. Mala señal. Como que el delantero estuviese solo en el área. Con una efímera aparición de Peque que terminó en casi nada se acabó una floja, floja, primera parte.

Por poco no le pilló dormido el Eibar al Racing en el saque de centro. Los centímetros que le sobraron a Stoichkov para entrar en fuera de juego. No pasó nada, pero tampoco fue un comienzo prometedor de la segunda mitad. Agravado además por el trallazo de Matheus Pereira que se estrelló en la cruceta. Suspiro con vaho de alivio en el equipo cántabro.

Por actitud no era. En eso, este equipo no es dudoso. Lo iba a intentar. Un centro de Saúl García desde la izquierda no llegó a conectarlo bien Andrés Martín ante la presión de Arbilla. De lo poco rescatable de un Racing que andaba escaso de argumentos ofensivos. Los de José Alberto, por un momento, recuperaron su identidad. Íñigo Sainz-Maza robó un balón en la salida desde atrás el Eibar. Pero al de Ampuero, sin opciones de pase, se le hizo de noche y su tiro se marchó a córner. Precisamente, después de un saque de esquina a favor, Pol Moreno cabeceó, flojito, a las manos de Luca Zidane. Había vida. Y al menos el equipo armero empezaba a no estar tan confortable.

El míster llamó a Jeremy, a ver si el chaval se inventaba algo mejor que lo visto hasta entonces. El canterano sustituyó a Ekain. Un centro en una falta lo cabeceó Peque con escasa fortuna. José Alberto buscó cosas distintas con una triple sustitución. Marco Sangalli, Mario García e Iván Morante sustituyeron a Dani Fernández, Saúl García y a Íñigo Sainz-Maza. Y eso que los dos cántabros estaban siendo de lo poco potable.

Cambiaron muchos nombres, pero el guion poco o nada. El Racing incluso perdió la mínima presencia que tenía en campo rival y el Eibar dio algún paso hacia delante. Y ahí, con el equipo armero rondando de nuevo el área verdiblanca, liadita. Aldasoro está torpe, Aketxe se da la vuelta, el centrocampista de Beasain le agarra ligeramente y el atacante hace la de que le disparó un francotirador desde la grada. El árbitro le hizo caso y señaló penalti. Y el propio Aketxe se encargó de transformar la pena máxima, pese a que Ezkieta se tiró bien.

Aldasoro, que daba manotazos de rabia al césped, pudo desquitarse en la acción siguiente. Le cayó un rechace en el área, pero su disparo se marchó muy desviado. Lo intentaba el frustrado equipo cántabro, pero había demasiado que recuperar a esas alturas y apenas cinco minutos –más el añadido– de encuentro. Lago Junior completó los cambios, en sustitución de Andrés Martín. Y la tuvo Jeremy, pero le pudo la precipitación. Un buen pase de Iván Morante le llegó al canterano, forzado. Su remate de primeras se fue a la tribuna. Poco después, Rubén Alves cabeceó a las manos una falta botada por Íñigo Vicente.

Y se acabó. Derrota y sorpaso en la última plaza de acceso a la fase de ascenso. No hay drama. Ni es el objetivo prioritario ni hay que cortarse las venas en lo que está siendo una magnífica temporada del equipo de José Alberto. Pero sí, la arenga inicial de Íñigo Vicente tenía razón. Si el Racing quiere mirar hacia arriba, no solo tiene que ganar este tipo de partidos sino que, sobre todo, debe mejorar en sus compromisos como foráneo. Mientras tanto, sigan disfrutando en el templo, al que rendirá visita el Cartagena la próxima jornada.