La Navidad más feliz en trece años

Pese a que empate de Elda aún escocía por su cercanía, José Alberto no hizo rotaciones al uso. Solo algún cambio puntual. Así, el asturiano, que volvió a su habitual 4-2-3-1, devolvió a Mantilla al lateral derecho, Dani Fernández salió del once, Pol Moreno recuperó la titularidad en detrimento de Germán Sánchez, Aldasoro acompañó de nuevo a Íñigo Sainz-Maza en la medular y Marco Sangalli entró en el extremo. La más llamativa de las decisiones, sin duda, fue la presencia de Ekain en la delantera. Arana se quedó en el banco.

La parroquia verdiblanca se puso el gorro de Papa Noel racinguista. Ambiente navideño. Tiempo de deseos. Y la primera petición, la más básica en el fútbol, es un gol. Primer minuto. Peque miró, conectó con un gran desmarque de Ekain y el vasco, forzado y escorado, la puso, pero no llegó Marco Sangalli. En el otro lado, con el equipo cántabro necesitado de taponar otra vez la sangría de tantos encajados, Álex Calvo la pegó fuerte, pero no encontró portería.

No parecía el Andorra ese equipo tocón hasta aburrir como ha presumido últimamente. Le duraba poco el balón al equipo de Eder Sarabia ante un Racing bastante vertical. Pero bueno, el ritmo del partido ya se encargó de frenarlo el pinganillo de Ais Reig. Que no iba ni para adelante ni para atrás. Y varios minutos, el partido parado.

El Andorra presume de jugar bien, pero nunca tan bien como Íñigo Vicente. El extremo verdiblanco se inventó un pase fantástico para dejar a Mantilla solo ante Ratti. Lástima que el área rival no sea el negociado del camargués.El portero le ganó la partida. El balón fue al cuerpo del arquero, que se iba a convertir en protagonista. Acto seguido, sacó dos en la misma acción. Primero, a Peque y, en el rechace, a Ekain. Los locales ya estaban perdonando demasiado.

El Racing no levantaba el pie del acelerador. Saúl García se plantó en el área. Había visto la carrera de Ekain a su derecha y decidió ponérsela al vasco, pero para entonces ya estaba por los suelos. Haciendo la croqueta. Pese a las protestas, el colegiado no señaló nada.

Hacía fresquito en El Sardinero. Otra tarde-noche de helada. Y a Ekain le resbaló el balón en la calva cuando lo tenía todo a su favor para rematar. Pero para favorable. Pero favorable, favorable, ¿eh?, la de Rubén Alves después. Al central le cayó un balón delante de Ratti y debe ser que los racinguistas tienen alguna cuenta pendiente con el portero argentino, porque no hacían más que tirarle a dar.

Otras tres intervenciones del arquero. La primera, a un remate con la derecha de Pol Moreno; después, a Peque a bocajarro. Por último, a una volea mordida de Aldasoro. El tipo de naranja tenía un imán. Sin embargo, milagros, en Lourdes, que está en los Pirineos, pero más acá. Ratti tocó para Adri Vilanova y en ese mamoneo de la zaga andorrana para sacar el balón, no contaron con que Íñigo Vicente es como Lupin –pero el de la serie de dibujos de los noventa, no el de la película reciente–. El de Derio le robó hasta la tarjeta del supermercado al defensor y, con el portero regresando de urgencia a su arco, definió genialmente para poner por delante al Racing. Hacía tiempo que no sonaba el teléfono del mago. Al Andorra le sonó el politono de los negros del ataúd.

No tuvo tanta finura en la ejecución Ekain. Íñigo Vicente llegó al área acompañado únicamente por tipos de azul. Solo contra el mundo. El extremo contemporizó. Mareó. Aguardó. Conservó. Y buscó. Hasta que vio llegar a Ekain y se la puso. Pero el delantero, con casi todo a favor, se estrelló con el de siempre. Fue prácticamente lo último antes de un intermedio al que el Racing se podía haber marchado con algún gol más ante un rival bastante flojo.

Eder Sarabia le dio la vuelta a su equipo con tres cambios, pero seguramente iba a necesitar bastante más que eso para cambiar un partido en el que su equipo era bastante más inferior de lo que decía el marcador. Aunque algo de posesión, de inicio, sí que ganó el cuadro del Principado, ante un Racing que estaba en disposición de gestionar, sí, pero después de lo de Elda...

José Alberto inició el carrusel de cambios con la entrada de Arana en sustitución de Ekain. A ver si el canario tenía un mayor acierto que su compañero ante Ratti. El Racing ya le había igualado, a base de robos, la posesión al cuadro andorrano.

Lo que sí se espaciaron fueron las ocasiones en un choque que fue haciéndose más aburrido, más denso. En lo poco que exigía el Andorra, el Racing parecía cómodo. Y Arana intentó guisárselo él solo, pero se cayó de maduro y después, en el suelo, fue atropellado por Adri Vilanova.

El equipo visitante estaba empeñado en autodañarse. Samper se llevó dos amarillas prácticamente seguidas por dos pisotones a destiempo. Que sobraban. El segundo de ellos, sobre Íñigo Sainz-Maza, llevó al centrocampista del Andorra a meterse debajo del chorro de agua de la ducha para enfriar un poco los humos. Quedaban 18 minutos, más el añadido y el Racing tenía la película bastante a favor.

Entonces sí, el equipo cántabro iba a encontrar más pista libre para buscar la sentencia. En una contra, Arana recibió, caracoleó para buscar un hueco y su tiro, raso, se marchó cerca del poste. Y a la siguiente, fue Ratti el que le sacó el balón abajo al delantero canario. José Alberto llamó a Lago Junior, que iba a sustituir a Marco Sangalli. Con suspense, porque el vasco vio una amarilla por un pisotón justo antes de marcharse y hasta que el VAR no descartó la roja directa no se produjo la sustitución.

Ratti ya tenía pinta de que estaba buscando lucirse. El portero le entregó, literalmente, el balón a Íñigo Vicente y el mago, de primeras, disparó al arco desde su casa. El argentino, rápido y oportuno, palmeó el balón lo justo para sacarla de la trayectoria del gol. Lo que seguramente no se esperaba el meta era quiénes iban a fabricar el segundo tanto racinguista. Y usted tampoco se lo esperaba, reconozcalo. Disparo de Pol Moreno en la frontal del área y toquecito de tacón de Rubén Alves para desviar y engañar al pesado del portero del Andorra, que estaba en todas. El hispanobrasileño pidió un balón. Se lo metió debajo de la camiseta. Dedicado a Ana, su mujer, embarazada. Otra ilusión para 2024.

Ezkieta se hubiese marchado con los guantes prácticamente a estrenar si no llega a ser por la volea de de Iván Gil desde fuera del área que el navarro tuvo que sacar con una buena estirada. Justo antes de que José Alberto diese entrada a Iván Morante, Dani Fernández y Jeremy en el terreno de juego. Aldasoro, Peque e Íñigo Vicente, los sustituidos.

El resto del partido no tuvo mucha historia, aunque sí que le dio tiempo a Arana para forzar la quinta tarjeta amarilla de cara al próximo partido, frente al Eibar, equipo al que pertenece. Así que, todos contentos. El canario guiñaba el ojo. Todo el mundo sabía que iba a suceder. Y sucedió.

Con el pitido final, el Racing dormía en puestos de play off de ascenso. Comerá las uvas ahí o no. No depende de los verdiblancos. Es igual. Es anecdótico. El caso es que, cuando los racinguistas usen estos días el tradicional 'Feliz Navidad y próspero Año Nuevo', lo harán con más argumentos que nunca en los últimos trece años. Porque las cosas van bien y porque lo que viene promete.