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'Los Serrano' es como el 'Verano azul' del siglo XXI. Desde que se estrenó, se repone una y otra vez sin descanso. Repetida ene veces. Como el Racing, que este domingo 'tripitió'. La misma derrota en cada una de las tres jornadas de Liga. ... Cero puntos. Cero goles. Esta vez, otra más sin merecerlo, cayó frente a un Oviedo que ya llevaba nueve años sin ganar en Santander cuando hace casi veinte se estrenó la mítica serie. La historia –a estas alturas no hará mucho daño el spoiler– termina contando que toda la vida de Diego Serrano y su prole ha sido un sueño. Lo del equipo de Guillermo Fernández Romo, como alguien no le ponga remedio, va camino de pesadilla. La pelota está en el tejado del director deportivo a falta de apenas unos días para el cierre del mercado estival.
En la ficción protagonizada por el cántabro Antonio Resines, la mayoría de los capítulos se vertebraban por un malentendido. Por un teléfono 'escacharrao'.Por un he visto lo que no es. El Racing también repite los mismos pecados. «Mayormente», que diría Fiti. Llega al descanso con empate a cero y con mejores sensaciones que su rival, pena sin acierto por el área contraria, comete un error que le penaliza y luego no tiene capacidad para reaccionar. Así, todos los días.
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Mikel Martija ya está en la cuenta atrás para dotarle de las piezas definitivas a Guillermo Fernández Romo. Mientras tanto, el míster madrileño mantuvo su idea de los partidos anteriores con apenas alguna variación. Germán Sánchez se cayó del once titular en favor de Rubén Alves; en el extremo diestro, con Arturo Molina aún lesionado, el técnico empleó su tercera propuesta en tres jornadas: un zurdo como Marco Camus. Eso le abrió la puerta del otro flanco a un Íñigo Vicente obligado a despertar.
RACING
Parera, Unai Medina (Dani Fernández, min. 77), Satrústegui, Pol Moreno, Rubén Alves, Íñigo Sainz-Maza, Fausto Tienza (Cedric, min. 62), Marco Camus (Mboula, min. 62), Íñigo Vicente, Juergen Elitim y Matheus Aiás (Peque, min. 77).
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OVIEDO
Tomeu Nadal, Rodri Tarín, Sangalli (Sergi Enrich, min. 79), Borja Bastón, Marcelo (Javi Mier, min. 64), Dani Calvo, Jimmy (Borja Sánchez, min. 46), Aceves, Hugo Rama (Koba Leïn, min. 46), Lucas y Abel Bretones (Montoro, min. 46).
Equipo arbitral: Galech Apezteguía (Navarra), asistido en las bandas por Galán Barroso (Castilla La Mancha) y Fernández Blanco (Galicia); Cuarto árbitro: Vicente Moral (Castilla y León);VAR: Sagués Oscoz (Euskadi) y AVAR: Prieto Iglesias (Navarra).
Goles: 0-1, min. 52: Borja Bastón, de penalti.
Amonestaciones: Amarilla a los locales íñigo Sainz-Maza, Unai Medina y Fausto Tienza y a los visitantes Rodri Tarín, Borja Sánchez y Dani Calvo.
Incidencias: Campos de Sport de El Sardinero. Tarde soleada. Césped en buen estado. 15.278 espectadores, unos 1.500, aficionados ovetenses.
La importancia del partido de este domingo no estaba marcada por la rivalidad tradicional entre ambos equipos ni porque algunos se empeñasen en manchar la jornada en Peña Herbosa por la mañana. Hoy esa frase tan manoseada por los entrenadores de «no debemos fijarnos en el rival si no en nosotros mismos» estaba más justificada que nunca. Mejor, un Racing daltónico. Da igual que el de enfrente vaya de azul, amarillo o con una camiseta diseñada por Okuda. Había que borrar el triste y orondo cero del casillero. Del de goles y del de puntos. Y los futbolistas verdiblancos lo sabían. Quizá por eso el corrillo improvisado antes del pitido inicial con Fausto Tienza como motivador principal.
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Marco García Vidart Ana del Castillo
El Racing –y su grada– salieron más metidos al partido. Bien. A partir de ahí, superado el rival, tocaba superarse a sí mismo. A los miedos y carencias propios. A los fantasmas del área rival. Ese rectángulo donde los cántabros reclamaron con fuerza un penalti por una mano tras rebote. Ese mismo espacio delimitado junto al que Juergen Elitim forzó una falta, colocó el balón para después estrellarlo contra el travesaño. Cerquita de la escuadra. El rechace le cayó a Íñigo Vicente, cuyo disparo, blandito y con rosca al palo largo, permitió el lucimiento de Tomeu Nadal. Que no, que no entra. 191 minutos de Liga ya sin marcar.
Los fantasmas racinguistas van de área en área a la misma velocidad que Juan Bandera en sus buenos tiempos por Preferencia Este. Error defensivo. Un saque de esquina, defendido únicamente a la corta por Marco Camus, termina con un centro al segundo poste, donde Rodri Tarín, más solo que Santiago Serrano hasta que encuentra a Lourditas, cabeceó al cuerpo de un ágil Parera. Tras esos algo más de diez minutos de alegría, a los de Romo comenzaron a vérseles las costuras y los hilos colgando. El ejecutor ovetense, Borja Bastón, tuvo una clarísima, que terminó con un remate demasiado cruzado.
El Racing, que 'box to box' no lo estaba haciendo mal, no se encontraba cómodo. Pero no se le puede negar al equipo cántabro que empeño le pone. Así, Marco Camus aprovechó un falló defensivo carbayón para centrar a su izquierda, donde llegaba Juergen. El disparo del colombiano se marchó desviado. Íñigo Sainz-Maza aprovechó que el cronómetro marcaba la media hora para hacerle al árbitro el internacional gesto con el pulgar hacia la boca y el meñique abierto, así, agitando levemente la mano. «¿Nos vamos a beber?», debió decirle. De litros en los banquillos de los Campos de Sport. El botellón refrescante revitalizó a los verdiblancos e Íñigo Vicente, al que se le comenzaron a ver esas cositas que se le esperan, se sacó una bonita vaselina que no encontró portería. Ya van 215 minutos sin ver puerta. Una tangana-refriega-manifestación se llevó consigo prácticamente todo el tiempo que restaba hasta el descanso. De momento, lo mismo que ante el Villarreal B y en Granada. Triunfo a los puntos, pero empate a cero en el marcador.
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No lo debía estar viendo muy claro el técnico visitante, Jon Pérez Bolo, a través de sus llamativas gafas de diseño azul celeste. Del vestuario sacó tres cambios a la vez. Un disparo de falta lejanísimo de uno de los recién ingresados, Koba Leïn, le creó más apuros de los previstos a Parera, que detuvo en dos tiempos. Acto seguido, Rodri Tarín le ganó la espalda a Unai Medina en una falta colgada al área. Por fortuna, su remate se marchó a tribuna. Pero el árbitro recibió la llamada por el pinganillo. «Pon la tele, que sales», le debieron decir. Se fue a la pantallita indiscreta y asintió. Pena máxima por un presunto contacto de Unai Medina ante el intento de marcar del zaguero carbayón. Borja Bastón se encargó de transformar. La historia se repite. Por tercera vez. Ahora estaba por ver la capacidad de reacción del equipo de Romo.
El partido entró en ebullición. En el terreno de juego y en la grada. Seguramente, Galech Apezteguía, por los apellidos, no les suene. Fue el colegiado del Racing 1-4 contra el Barcelona B en el play off de ascenso de 2017, que más allá de que el equipo cántabro se hizo el harakiri... «Cabeza», le decía el árbitro a Íñigo Vicente. Tenía trabajo el navarro para que la contienda no se le fuese de las manos y le perdonó la segunda amarilla a Borja Sánchez.
A Romo, la posibilidad de marcharse para casa con la tercera derrota consecutiva le hizo desabrocharse los primeros botones de la camisa y quitarse el corsé. Retiró a Fausto Tienza y Marco Camus y dio entrada a Cedric y a Mboula para pasar a Juergen Elitim al doble pivote. El problema es que el Oviedo controlaba el juego, lo tenía donde quería, y al Racing, a pesar de las ganas, le costaba mucho ser capaz. Una buena escapada de Mboula y el centro posterior terminaron con un disparo de Íñigo Vicente que se marchó a córner tras tocar en un defensa. Y otro balón colgado por el extremo catalán, envenenado tras un rebote, obligó a Tomeu Nadal a quitarse el esférico de encima. 252 minutos en blanco.
Los impulsos hicieron crecer al equipo cántabro. Que pisaba y pisaba área, pero poco más. El parón para beber, a falta de trece más el añadido, dio para una última conjura y para los dos cambios que le quedaban a Romo:Peque y Dani Fernández por Matheus Aiás y Unai Medina. El intermedio cortó los buenos momentos locales.
El cronómetro corría inexorable en contra de los cántabros y el técnico madrileño gastó lo último que le quedaba en el banquillo:Alfon. El manchego sustituyó a Íñigo Vicente en el extremo zurdo. Parecía más un había que intentarlo que por convicción. El chaval estuvo a punto de ser desgraciado protagonista. Se quedó a cerrar en un córner, se hizo el lío y dejó a Borja Sánchez solo para irse contra la meta de Parera. El carbayón desaprovechó el regalo y mandó el balón al palo. El siguiente momento fue una metáfora de lo que es el Racing. El lateral de la red de la meta verdiblanca, suelto, descosido. Y los zagueros verdiblancos intentando arreglarlo de urgencia. El cuarto árbitro que anuncia nueve minutos de añadido y Satrústegui, lesionado, se tira al suelo antes de retirarse al banquillo. En inferioridad. Otra vez. Como la enésima reconciliación entre Marcos y Eva.
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Y si con once no puede, pues con diez, menos, por mucho que se empeñase Helenio Herrera. A pesar de que el Racing la tuvo y la mereció. Un pase genial de Peque con el exterior dejó a Cedric delante de Tomeu Nadal, pero el delantero no acertó y se pegó contra el arquero. 270 minutos ya –más los añadidos–. En el banquillo verdiblanco vivían los últimos compases del choque como si estuviese en juego el descenso. Jornada 3.
Aunque fuese la misma derrota de siempre, al racinguismo, desde la grada al césped y pasando por el banquillo, esta le dolió especialmente. Por el rival, pero sobre todo por la peligrosa desesperanza que se empieza a acumular. Algo hay que hacer, porque los titulares de las dos crónicas anteriores sirven también para esta:«Llega hasta donde llega» y «Hay cosas que no cambian».
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