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El barco racinguista llegó a buen puerto. Y, hasta entonces, el capitán, Íñigo Sainz-Maza, no prestó atención a su rodilla maltrecha. Con la ... permanencia a buen recaudo en la bodega, ahora sí, el de Ampuero se toma un respiro. Tras ser sometido a nuevas pruebas y valorar las opciones con el cuerpo técnico y los médicos, «estas dos semanas de competición descansaré y empezaré un plan de recuperación para que la próxima temporada esté en perfectas condiciones».
El canterano lleva ya varios meses arrastrando molestias. Ni siquiera algunos encuentros de asueto obligado por las sanciones o la suplencia de Lugo le permitieron devolver la articulación a su ser. De hecho, afectó a su rendimiento después de una primera vuelta de la competición espectacular. Aun así, ha aguantado como un jabato hasta que el equipo ha logrado el objetivo innegociable de la salvación.
De la casa, nadie mejor que él en el vestuario verdiblanco sabía de la relevancia de mantener al Racing en el fútbol profesional. «Sabíamos que el partido era muy importante para nosotros. Para el club. Para la gente...», reconoce el futbolista, que además destaca el hecho de «haberlo podido celebrar en El Sardinero. Eso también era importante. Se dio todo genial».
En lo sentimental, el capitán verdiblanco revela que la cita del pasado domingo en los Campos de Sport fue «muy emocionante». «Es verdad que en las últimas semanas te vas imaginando que se puede dar, que está cerquita», agregó, antes de calificar el pitido final del colegiado como el desencadenante de «una sensación de descanso, de felicidad». «Fue un día muy bonito para todos y además lo pudimos celebrar en casa, algo que es precioso», completó el centrocampista cántabro.
Ya desde la distancia de la enfermería, Íñigo Sainz-Maza afirma que «toca pensar en estos dos últimos partidos para hacer buenos encuentros y lograr las victorias». Y después, «en el año que viene, para sentar las bases para el futuro del club». Aquí no hay descanso. «Queremos ganar. Cuanto más arriba quedemos en la tabla, mejor. Sabemos que hay beneficios para el club. Somos muy competitivos y queremos conseguir los puntos tanto en Oviedo como aquí frente al Cartagena», añadió.
Íñigo echa el cierre a la campaña en números redondos, porque con el del domingo frente al Eibar cumplió un centenar de partidos como futbolista del primer equipo verdiblanco. «Es un orgullo llegar a cien partidos con la camiseta del Racing. Ha pasado todo muy rápido», reconoce. Y pone en valor lo logrado en estas dos temporadas más recientes. Cimientos para lo próximo, dice: «Los dos últimos años creo que se han conseguido dos objetivos fundamentales para el futuro del club, para la estabilidad de todo el racinguismo... A partir de ahí, crecer y que ojalá que puedan ser muchos partidos más».
El ahora capitán verdiblanco se estrenó con el primer equipo del Racing justo hoy hace cuatro años. Fue en Segunda División B, en un partido en los Campos de Sport frente a la Unión Deportiva Logroñés. Los cántabros, ya campeones, empataron a dos frente a los riojanos antes de afrontar el play off de ascenso frente al Atlético Baleares. Íñigo disputó los noventa minutos como lateral derecho.
En la siguiente temporada, en Segunda División, debutaron varios canteranos con el equipo ya desahuciado, pero no el de Ampuero, al que el director deportivo, Chuti Molina, le había puesto la cruz. De vuelta a Segunda B, ya con la llegada de José Mari Amorrortu como responsable deportivo del club, Íñigo Sainz-Maza ingresó en el primer equipo y se hizo con un puesto habitual en el doble pivote del conjunto cántabro.
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