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Lo del Racing en el Ramón de Carranza lleva ya a pensar en cosas paranormales. En males de ojo. En maldiciones. Porque ni siquiera se puede buscar culpables en un error puntual o en un fallo de concentración en los minutos finales. Desde la noche ... del viernes, ya hay aficionados que están apelando, con sus fotos de perfil en redes sociales, a Nando Yosu. Que está en los cielos. Porque parece que esto sólo lo puede arreglar un brujo, como el de Munguía. Los partidos se le hacen largos al equipo cántabro. Si los encuentros durasen 80 minutos, tendría ahora mismo doce puntos más. Los trece que ha perdido menos el que recuperó en el 93 en Tenerife. Qué bonita sería la vida en esa situación...
Porque ahora mismo el conjunto verdiblanco estaría ubicado en la decimotercera posición de la tabla, con 32 puntos. Con la permanencia cerquita de los dedos y, por qué no, la posibilidad de soñar con colarse en el play off de ascenso a Primera División. Pura utopía. Pero es una muestra muy gráfica de lo que el Racing se ha ido dejando por el camino. Un botín que, si la cosa no cambia drásticamente, terminará echando muchísimo de menos.
Se da la circunstancia de que todos los puntos que el equipo cántabro ha dejado de sumar en esos compases finales de los partidos, salvo el empate perdido contra el Málaga, se han producido frente a rivales de la parte alta de la clasificación. De los que viajan en las ocho primeras posiciones de la clasificación. Almería, Cádiz, Huesca, Fuenlabrada y Las Palmas. Compite, está cerca de ganar... Repiten desde el vestuario. Pero, como se suele decir: 'Uy no es gol'.
Lo sucedido el viernes en Cádiz es el colmo de la desgracia. Después de 77 minutos con un futbolista menos, luchando contra corriente y frente al segundo clasificado, sin cometer errores y hasta siendo mejor que su rival en algunos momentos, el Racing murió en la orilla en el minuto 91, después de que un despeje de Jordi Figueras pegase en Moi y le quedase franco a Cala en la frontal para hacer el empate. Castigo inmerecido.
Pero esto no es de ahora. Esta serie de catastróficas desdichas se remonta al inicio del campeonato. A la primera jornada. Ante el Málaga, los de Iván Ania recibieron un gol en el 85 por una excesiva bondad defensiva. El exracinguista Adrián González marcó de cabeza cuando la grada de los Campos de Sport contaba con debutar con un punto ante uno de los presuntos favoritos al ascenso.
No aprendió el conjunto verdiblanco y a la semana siguiente, también en casa, el Almería firmó las tablas en el 93 después de que el Racing tuviera con 1 a 0 el partido ganado. Hizo una falta absurda y ni la defensa ni el portero acertaron a frenar la última jugada del choque. Los errores evitables le dejaban sin dos puntos en el casillero, casi sin darse cuenta y cuando el árbitro ya miraba su reloj.
Ahí no quedó la cosa, y en la tercera jornada, a domicilio y contra Las Palmas, el equipo protagonizó un final de partido de locos. Con elchoque ganado por la mínima y con superioridad numérica (0-1) recibió dos goles de los insulares -de otro exracinguista como Rubén Castro- en los minutos 81 y 88. Sólo la fortuna con la que se encontró Cejudo propició un gol del cordobés para empatar en el 95. Tenía ganados tres puntos, de repente los perdió todos y acabó sumando uno. Ver para creer.
Después de estos tres desenlaces, el racinguismo estaba 'mosca' y preocupado por la excesiva tendencia a querer ganar que suponía errores y riesgos con resultados funestos. Sin embargo, la historia se repitió una vez más. Ante el Cádiz -jornada cuatro- y con empate a uno, en el minuto 100, después de un accidentado partido en el que el VAR hizo horas extras, un penalti por mano de Abraham propició el segundo tanto de los andaluces, que les daba la victoria y dejaba desconsolados y de vacío a los cántabros. Era la cuarta de cuatro. Pleno.
Durante las seis citas siguientes, el Racing no pecó de pardillo una vez más. Enlazó su mejor racha con cuatro partidos sin perder, pero la historia se repitió en Huesca, en la jornada 11. Tras un partido muy táctico y en el que el Racing cumplió con su cometido de defenderse y esperar, una genialidad de Cejudo le dio la victoria momentánea hasta el minuto 95. Ni más ni menos. No supo cerrar el choque y ni utilizar el oficio que algunos de sus futbolistas tienen. La cara de Ania era un poema en el momento en el que el árbitro señaló el final del encuentro. Apenas le dio tiempo a su equipo a sacar del centro del campo tras encajar un gol con el que nadie contaba. Un balón colgado al área que nadie sabe despejar y que tras dejar libre de marca a Ivi, el delantero del Huesca fusila a Luca Zidane.
Una semana después, en Tenerife, esta vez sí, los cántabros aprovecharon el tiempo añadido para llevarse un punto que quizá ni merecieron. Después de ir cayendo por 3-1, Enzo Lombardo puso el 3-2 y Yoda, en el minuto 93, marcó de cabeza para arrancar un punto del Heliodoro Rodríguez López. No siempre iba a llorar el mismo.
O sí, porque el Racing siempre es capaz de superarse. Para bien, pero sobre todo, para mal. Llegó el Fuenlabrada a los Campos de Sport en la jornada 19. Ania ya era historia, pero el equipo, con Cristóbal Parralo, ha tenido pecados similares. Frente al conjunto madrileño, los cántabros fueron capaces de ponerse 2-0 por delante en el marcador. Todo parecía encarrilado. No se podía escapar. Pero sí. En el 77 los visitantes hicieron el 2-1. No pasa nada. Pero en el 84 llegó el empate. Otros dos puntos al limbo.
Y apenas cinco días antes de jugar en Cádiz, el Racing reincidió contra Las Palmas. El gol de Moi, que puso en ventaja al equipo verdiblanco, parecía suficiente para quien había merecido la victoria ante un rival, el equipo canario, muy pobre. Los racinguistas no habían cometido ningún error, hasta que en el 91, un balón cae a la frontal, nadie sale a tapar y el tiro de Benito se cuela por la escuadra. ¿Qué más puede pasar? Todavía quedan muchas jornadas para comprobarlo.
O quizá sea un buen momento para dejarlo atrás. Quedan tiempo y puntos aún para resarcirse y arreglar la situación. Lo cierto es que, pese a la derrota, la entrega del equipo en el Ramón de Carranza es un aspecto al que agarrarse para ser optimista de cara al futuro verdiblanco.
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