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Aser Falagán y Marcos Menocal
Santander
Viernes, 27 de octubre 2023, 02:00
El domingo, cuando regresaba a casa tras ganar 3-0 al Burgos, Clément Grenier silbaba una melodía. Se puede hacer mejor, pero subtituló su vídeo de Instagram para que quedara claro el mensaje: 'Solo por ti... Racing Santander'. Monsieur Tiralíneas se vuelve a sentir cómodo ... en el campo. Después de más de una década fichando mediocentros por encima incluso de sus posibilidades, el Racing parece haber encontrado al fin esa clarividencia que necesitaba en el eje. Llegó, por un momento, a tenerla con Juergen, pero el hispanocolombiano, lesiones al margen, duró poco en Santander. Grenier puede hacerlo más, aunque ha firmado por un año. Pero la apuesta de Mikel Martija por un futbolista que ha superado los treinta y no tenía continuidad en el Mallorca –en Primera– apunta bien. Muy bien. Tanto como para pensar a medio plazo en una renovación.
El mediocentro ofensivo había sido en los últimos tiempos una de las tareas pendientes del Racing. Acertó en ocasiones, en especial en la época en Segunda B, con los Dani Rodríguez y Álvaro Peña, por citar dos ejemplos, pero a lo largo de una década los verdiblancos han fichado o ascendido desde el filial a cerca de 40 medios en busca de un perfil que el galo encarna a la perfección.
El 19 del Racing, que tan pronto juega como 'cuatro de los de antes' como se imagina con el '10' de ahora, desborda calidad. Tanto que cuando comenzó en el fútbol su puesto era otro. Lo explica él mismo: «Cuando era pequeño empecé como atacante. Rápidamente pasé a ser un 10 y luego, dependiendo de las instrucciones, aprendí a defender y jugaba como '8', como '6' de centinela y también por las bandas».
«Cuando empecé a jugar lo hacía de atacante.Rápidamente pasé a hacerlo de '10' y luego de '8' o de '6'»
«Me encanta el club; los presidentes son personas muy humanas y el director deportivo conoce el fútbol y escucha muy bien»
Llegó con la familia y se encontró con otra. Cuando las cosas van bien todo es más sencillo: «Me siento muy bien en Santander. Me encanta el club; la gente que trabaja aquí es fantástica. Los presidentes –habla de dos, Higuera y Ceria– son personas muy humanas que me dieron mucho cariño y el director deportivo conoce el fútbol y escucha muy bien. Este club es una familia... No puedo hablar mucho de toda la gente que trabaja en las oficinas o alrededor, pero todos son muy agradables».
La fiabilidad del francés en el pase y su buena conexión con una línea de mediapuntas que constituye el mejor arma del Racing ha propiciado un salto de calidad, por mucho que el entrenador le dosifique. A su llegada a Santander, su currículum abrumaba para un Segunda, y más para un Racing acostumbrado por las malas a la economía de guerra. Formado y después titular en un histórico como el Olympique de Lyon, pasó brevemente por la Roma para regresar a Francia, en concreto al Guingamp y al Rennes. Casi siempre titular, aunque las lesiones lastraron en algunas ocasiones su carrera.
«Las ideas de fútbol del cuerpo técnico me gustan.Está claro que me convienen y por eso vine aquí»
«Sé que puedo aportar más. José Alberto es un entrenador de calidad y aprendo todos los días»
Cinco internacionalidades absolutas con Francia, con la que hubiera disputado el Mundial 2014 si una lesión inguinal no le llega a sacar de la lista cuando ya era uno de los 23 elegidos por Deschamps, adornan aún más su hoja de servicio. Por si fuera poco, tenía experiencia en España: temporada y media en el Mallorca. Algo veterano, sí, pero a sus 32 años aún queda fútbol por delante, en especial para un jugador que sólo había conocido la máxima categoría en su carrera, se llamara Serie A, Ligue 1 o Primera División.
Entonces, ¿por qué no tenía más protagonismo en Son Moix? Coincidieron muchos factores. El galo no sintonizó con su entrenador, Javier Aguirre. Se evidenció en un partido en el que le dio entrada sobre la recta final, casi para perder tiempo. Los gestos de desagrado del francés no pasaron inadvertido para su entrenador, que le dejó sin convocar a la semana siguiente y dejó claro que había sido una decisión personal.
En busca de continuidad
Quique Rivero (17-19) Regresó al Racing como complemento ofensivo para Sergio Ruiz y Antonio Tomás. Estuvo dos temporadas, pero en ninguna fue indiscutible.
Rafa de Vicente (18-19) Debía ser un medio diferencial en Segunda B, pero solo duró un año en el que jugó poco. No conectó con Chuti Molina e Iván Ania.
Aristote Nkaka (19-20) Fichaje fallido en Segunda pese a que llegaba con un buen currículum. Un delantero o mediapunta como Cejudo terminó jugando como eje.
Riki Rodríguez (20-21) Refuerzo de invierno en el peor Racing de la historia, funcionó muy bien, pero estaba cedido y se marchó al Burgos mientras en Santander cambiaba casi todo.
Borja Domínguez (21-22) Debía ser eje creativo del equipo que ascendió con Romo, pero no cuajó, tuvo un desencuentro con la grada y dejó el club.
Juergen (22-23) Jugó como cedido y dio un excelente rendimiento, pero el Racing no pudo retenerle. No podía pagar un traspaso.
Pero antes estaba lo futbolístico. El sistema de Aguirre exige a los mediocentros mucho recorrido y explosividad. Presión, agresividad y continuidad para las segundas jugadas. Algo que se le ha visto a Grenier en el Racing. Pero hay dos diferencias. Una, el diferente ritmo de Primera y Segunda División. Otra, un planteamiento, el de José Alberto López, que busca muchos jugadores delante del balón y la clarividencia de los ejes para construir desde la presión en campo contrario, sí, pero con el balón en los pies. En Segunda las repeticiones de esfuerzo no son tantas comparadas con la máxima categoría.
El juego combinativo del Racing también se ajusta más a las características de un mediocentro de indudable clase que el directo que practica el Mallorca sobre Vedat Muriqi. Una cuestión no de intensidad, sino de explosividad. Si Grenier ha sido siempre un diésel, en esas circunstancias se notaba más.
«Las ideas de juego del míster y de su cuerpo técnico me gustan mucho. Está claro que me convienen y por eso vine aquí –confirma–. El entrenador tiene las ideas muy claras, pero también sabe escuchar. Me recuerda a dos que tuve en el pasado: a Remi Garde en Lyon y a Luciano Spalletti en Roma. Todos tienen ideas de juego ofensivas con contrapresiones importantes, pero son pragmáticos. Eso es lo que me gusta. Dan mucha responsabilidad a los jugadores y son muy humanos y honestos».
El caso es que Grenier no congenió con su entrenador en el Mallorca y ya este verano sabía que no tenía futuro en la isla. Su salida al Racing, la primera vez que no jugaba en la máxima categoría, llegó sobre el cierre de mercado, ya con la temporada empezada, y necesitado de ritmo y adaptación, pero pronto su técnico le echó al césped y pronto se consolidó como titular y referencia creativa.
Aceptó la oferta de un Segunda para volver a ser importante. En Mallorca no tenía futuro. Se ha adaptado rápido pese a que en Santander «llueve –últimamente– mucho». «Pero no me molesta porque en Francia tampoco hace buen tiempo de noviembre a marzo», bromea. Ya en su presentación avanzó que su compañero Abdón Prats, verdiblanco durante media temporada, le había hablado muy bien del club y la ciudad. A tenor de las primeras impresiones, no le ha decepcionado. También él ha ofrecido su mejor versión. O quizá no, porque lanza una profecía: «Sé que puedo aportar aún más. José Alberto es un entrenador de mucha calidad. Aprendo todos los días».
Clément Grenier es un fijo. El francés llegó el último de todos los medios centros, pero si su estado físico era óptimo las dudas sobre su titularidad eran mínimas. Grenier no jugó de inicio el primer día que estuvo convocado, pero al siguiente entró en el equipo y ya no ha salido. José Alberto ha alternado al resto de los jugadores que comparten la medular del equipo, cada uno de un perfil variado, aunque ninguno con las virtudes del galo. En varias jornadas el míster emparejó a Grenier con Aritz Aldasoro, con idea de que el guipuzcoano abarcara la zona a la que no llega el galo; con la misma intención alineó a Íñigo Sainz-Maza, incluso en repetidas ocasiones jugó con los tres, formando un trivote. La última alternativa con la que el Racing ganó (ante el Burgos) fue con Grenier y Morante, para potenciar la salida de pelota.
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