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Tanto darle balonazos, golpes y cabezazos al muro, este se cayó. Y se vino abajo sobre la cabeza racinguista. El coraje no fue suficiente y el equipo verdiblanco perdió ante un duro y enladrillado Mirandés que se llevó los tres puntos cuando ya llevaba un ... cuarto de hora jugando con un futbolista menos. El Racing sigue líder con seis puntos de renta respecto al Almería y el propio equipo burgalés. Ya lo firmaba cualquiera. Pero no hay que perder de vista que, en estos dos últimos encuentros, la distancia se ha recortado en cuatro unidades, los perseguidores aprietan y llega la visita a todo un Granada. Hora de ponerse en pie, sacudirse las rodillas y limpiar la desazón. En el tendal, ropa verdiblanca y un jilguero en el balcón.
El duelo ante el Mirandés trajo propuesta nueva en el Racing. Trivote. Ya lo había usado José Alberto en temporadas anteriores. Incluso en el último partido en Málaga. Pero era la primera vez de inicio esta temporada. Los tres mediocentros disponibles, titulares. Con Maguette Gueye acompañando a Vencedor en la sala de máquinas y Aldasoro más adelantado. En el banquillo no quedaba ningún especialista. Además, volvieron al once Michelin, en el lateral derecho, y Manu Hernando, al centro de la zaga, en detrimento de Marco Sangalli y Javi Castro. Por su parte, Karrikaburu se mantuvo en punta, pese al retorno de Arana.
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Leila Bensghaiyar
Racing
Ezkieta, Michelin (Marco Sangalli, min. 60), Mario García, Manu Hernando, Montero, Vencedor, Aldasoro (Arana, min. 60), Maguette Gueye (Lago Junior, min. 89), Íñigo Vicente, Andrés Martín y Karrikaburu (Suleiman Camara, min. 83).
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Mirandés
Raúl Fernández, Rincón, Alonso, Tachi, Gorrotxa, Homenchenko (Lachuer, min. 67), Panichelli Reina, Tomeo, Izeta (Martín, min. 79), Parada y Panichelli.
Equipo arbitral: Muresan Muresan, del Comité Valenciano. Asistido en las bandas por García Andreu (Valencia) y Bordoy Homar (Baleares). Cuarto: Juncal Moreira (Galicia); VAR: Caparrós Hernández (Valencia) y AVAR: Sánchez Villalobos (Andalucía).
Gol: 0-1, min. 88: Reina.
Amonestaciones: Amarilla al local Michelin y a los visitantes Gorrotxa y Parada. Expulsó con doble amarilla a Tachi.
Incidencias: Campos de Sport de El Sardinero. Césped en mal estado, en una tarde agradable. 21.022 espectadores.
El choque arrancó con la piel de gallina después del espectacular homenaje de los Campos de Sport al fallecido Chema Puente. Nunca tantas gargantas entonaron su 'Santander la Marinera'. Emocionante. De punta, como los pelos, iba también el balón. Por el césped, nada que no se haya contado y repetido ya. Y porque el Mirandés no tenía muchas ganas. Ni de jugar ni de que jugasen.
Al Racing le estaba costando. José Alberto se puso en cuclillas y apuntó la dirección del botellín que apunta a la portería rival. Ajustando la frecuencia. Surtió efecto. Andrés Martín recibió en el área y su disparo lo tocó un defensa para desviar a córner, pero, como la megafonía del estadio, al equipo verdiblanco le estaba costando arrancar entre tanta interferencia.
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Otra cosa no, pero el Mirandés tenía las ideas bien claras. Lo que hace, sin alardes, lo hace al dedillo. Michelin no pudo sacar el balón, que llegó a los pies de Homenchenko en la frontal del área. El disparo del uruguayo lo tuvo que despejar con apuros Ezkieta. Entre la incomodidad racinguista, la lentitud –y a veces desacierto– del asistente del ataque rojillo y el intento del árbitro de dejar jugar ante la insistencia en las faltas visitantes empezaban a soliviantar al personal de casa. Izeta remató al poste y, en el rechace, marcó. Hora y media después, el línea levantó la bandera por un fuera de juego más que claro. ¿Hay alguien a quien le convenza la absurda regla?
José Alberto subió el viernes a la sala de prensa de las Instalaciones Nando Yosu después de ver la estadística de faltas de su equipo y con el discurso preparado. Venía el Mirandés. Sabía cositas. Lo que iba a pasar. En la segunda pregunta, soltó lo que quería decir. Árbitro: ojo con las faltas. Muresan Muresan no hizo mucho caso al asturiano. Será porque su doble apellido es más de baloncesto. A Karrikaburu le pueden empezar a llamar 'El Eucalipto de Elizondo', porque llevaba un koala colgado de la espalda en cada acción. Abrazos gratis.
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Leila Bensghaiyar
Maguette, muy perdido. Ezkieta, intentando colocar a sus compañeros. Michelin, impreciso. Andrés Martín, discutiendo con José Alberto. Íñigo Vicente, pidiendo balones al pie... Y de pronto Izeta disparó al lateral de la red. Izeta, de nuevo, cabeceó a gol y Montero la tuvo que sacar bajó el larguero. La Gradona apretaba para intentar devolver al equipo sobre los raíles.
En el minuto 34, diez faltas después, Parada se llevó la primera amarilla después de una fuerte entrada sobre Maguette. Ya era hora. Otra cosa no, pero coraje el Racing, le estaba echando. A trompicones, Michelin se subió en la moto y entró en el área, pero su tiro se marchó muy alto. La grada volvió a apretar. Bufandas al aire: «Vamos, dale, Racing».
No cambió el guion en lo que quedaba de primer tiempo. Ofuscación verdiblanca. Y el colegiado que debía tener prisa, porque pitó tres segundos antes del minuto 45. Hala, todos al rincón de pensar. Había que darle una vuelta a esto.
Y tenía pinta que la manera iba a ser echándole lo que había que echarle. Bajar aún más al cuerpo a cuerpo y, ahí, imponer el talento. Karrikaburu se estaba fajando. Sacó un balón desde zona defensiva, aguantó las caricias de varios enemigos en su carrera. Se la dio a Andrés Martín y este, a la veloz carrera de Michelin hacia el área. Al francés se le echó encima su marcador y perdió la ocasión, pero se intentó desquitar en la siguiente acción con un duro tiro que levantó el 'uy' de la grada. El Racing vio una veta a explotar en los disparos de media distancia, e Íñigo Vicente, poco después, le metió una rosca casi perfecta a un balón que se marchó susurrando a la cepa del palo largo.
El Mirandés, con un empate que empezaba a ver goloso, cedió lo poco que le quedaba de protagonismo a un equipo cántabro que aumentó el ritmo de percusión. Karrikaburu pidió un penalti que ni el árbitro ni en Las Rozas consideraron como tal y un balón atrás de Íñigo Vicente lo remató fatal Andrés Martín. José Alberto llamó entonces a Arana y Marco Sangalli. Aldasoro y Michelin fueron los sustituidos. Al 4-4-2. Los visitantes vieron otro gol anulado por fuera de juego y el insistente Izeta la pegó desde la banda izquierda para la parada de Ezkieta.
Minuto 62 y quince faltas después, Muresan Muresan mostró a Tachi la primera cartulina por reiteración de pataducas, golpes y agarrones. El Racing no cejó en su empeño. Un gran pase de Karrikaburu dejó en buena posición a un Arana algo escorado ante el exverdiblanco Raúl Fernández. El disparo cruzado del canario lo repelió el portero con el pie.
El taladro racinguista sacaba muchas chispas, pero era incapaz de abrir hueco en la piedra burgalesa. Quedaban veinte minutos y empezaba a ser fuente de impotencia. El árbitro tuvo una charla con José Alberto en el banquillo. No pareció convencer el colegiado valenciano al técnico asturiano. Andrés Martín lanzó muy desviada una falta desde la frontal. Hacía falta algo más de dinamita.
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Marcos Menocal
Al final, el estaba jugando con explosivos era el Mirandés. Y quizá fue José Alberto el que convenció a Muresan Muresan. En un balón dividido, Tachi y Karrikaburu se fueron a la batalla. El navarro rodó por el suelo. El árbitro no dudó. Segunda amarilla por un presunto codazo. A la calle. Quince minutos en superioridad numérica. A ver ahora.
El Racing apretó aún más. Vuelta de rosca. También la grada. Cuatro saques de esquina consecutivos. Pero, a partir de ahí, a los verdiblancos se les empezaron a consumir los minutos moviendo el balón cual equipo de balonmano. No había huecos. A José Alberto aún le quedaban tres cambios y dos ventanas. De primeras, llamó a Suleiman Camara, a ver si lograba derribar la puerta. Se marchó Karrikaburu.
El campo minado, la desesperación y el cansancio empezaban a hacer mella en los racinguistas. El último refresco que quedaba fue el de Lago Junior, que entró al campo por Maguette. Sin embargo, mientras el costamarfileño esperaba junto a la banda, todo se iba a ir al garete. El Mirandés pilló en paños menores atrás al agotado Racing y marcó.
Los de José Alberto ya no tuvieron ni fuerza ni argumentos para remendar el roto. Cabezas bajas en los verdiblancos. Los de Miranda de Ebro, como si hubiesen ganado la Liga. El racinguismo es caerse y levantarse. Una, dos, tres y ene veces si hace falta. De lo que no cabe duda es de que siempre es mejor hacerlo cuando se tienen seis puntos de renta al frente de la clasificación. Pero lo ideal es que no vuelva a ocurrir lo de ayer.
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