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A Javi Rozada hay que reconocerle que es un tipo valiente. Se atreve a hacer los cambios que cree convenientes y no parece que mire el DNI de los futbolistas cuando le toca hacer la alineación. Pero que nadie piense recordar esta temporada ... junto con un once tipo de esos que se recitan de carrerilla. La pizarra del asturiano es como es él mismo en el banquillo. No para quieto. Cuatro cambios de sistema desde que llegó a Santander y numerosas modificaciones en cuanto a nombres en los seis partidos de Liga disputados. Con esta inestabilidad, el entrenador del Racing no encuentra un estilo definido para su equipo y eso, en un presunto aspirante al ascenso y en una temporada con objetivos tan a corto plazo comienza a ser preocupante.
Quizá de momento le dé con esto al equipo cántabro para mantenerse entre los mejores de su subgrupo (es tercero, con una jornada menos), pero es caminar sobre una cuerda floja que, a medida que el campeonato vaya avanzando, se irá haciendo cada vez más estrecha. El partido frente al Barakaldo parecía haber terminado con todos los fantasmas, después de un nuevo cambio de sistema y, esa vez sí, una actuación más que convicente del Racing, además con sus futbolistas cómodos en las posiciones designadas. Sin embargo, la revolución de nombres en la alineación -justificada por una semana de tres partidos- para visitar a un Leioa que no había ganado a nadie dejó a la luz que lo de forjarse una personalidad propia no iba a ser tan sencillo.
Aunque en esta ocasión Rozada acusó a sus futbolistas de falta de «orgullo de equipo y espíritu ganador». En castellano, ambición. Y es lícito que lo piense, pero, desde la perspectiva del vestuario, no tanto que lo airee ante los medios de comunicación. Da buenos titulares, pero a algún jugador quizá le pueda escocer. Además, por suerte o por desgracia para la figura del entrenador, el míster es, siempre, el máximo responsable del rendimiento de su equipo sobre el terreno de juego.
El pasado domingo, Javi Rozada cumplió cien días como entrenador racinguista. Tiempo suficiente para haber instaurado un método. Fíjense en el Laredo. Con mucho menos tiempo de entrenamiento y a años luz en materia de recursos, el equipo de Manu Calleja, con sus carencias, sabe a la perfección a lo que juega. Ideas claras y confianza en sí mismo.
Plantilla incompleta:
Con jugadores aún por llegar, Rozada se decantó por este sistema, que parecía adecuado para acoger posteriormente las incorporaciones.
Racing 1 - 1 Portugalete:
De repente, en el primer partido de Liga, el técnico modificó el dibujo. El resultado fue negativo.
Bilbao Athletic 0 - 1 Racing:
Rozada mantuvo ante el filial rojiblanco el sistema. Le fue bien en lo defensivo, pero sin alardes en lo ofensivo pese al triunfo.
Racing 3 - 0 Alavés B:
Con el mismo dibujo de las dos jornadas anteriores, el Racing tampoco jugó bien, pero el resultado fue muy bueno.
Laredo 0 - 0 Racing:
El asturiano implementó un nuevo planteamiento al ver que su equipo no terminaba de carburar. Tampoco acertó esta vez.
Racing 3 - 0 Barakaldo:
El mejor partido del Racing, tras el cuarto cambio de sistema. Esta vez, Rozada parecía haber dado al fin con la tecla.
Leioa 1 - 0 Racing:
El entrenador repitió el sistema que le había dado el éxito, pero cambió los nombres. Sólo cuatro futbolistas coincidieron en el once.
Desde que arrancó la pretemporada, el técnico racinguista, con mimbres aún por llegar, optó por una especie de 4-3-3 como sistema de cabecera para su equipo. Salvo un par de ratos en que cambió el sistema para hacer probaturas, esa fue su elección. Y salvo un puñado de ratos -la primera parte frente al Bilbao Athletic, la segunda ante la Real Sociedad B y un segmento del choque ante el Sporting B (todos filiales)- el Racing no dejó buenas sensaciones de cara al arranque de la temporada.
Un primer partido de Liga que llegó ya con un cambio en la pizarra, haciendo prácticamente inútil todo lo trabajado anteriormente. El asturiano prometió en su presentación como entrenador verdiblanco un equipo vertical, intenso, dominador y residente habitual en campo contrario. Y a ese señor tan completo sólo se le ha visto por los campos de fútbol el día del Barakaldo. Lo más destacado del Racing de Rozada es la fortaleza defensiva, que ante el Leioa se esfumó.
El caso es que, ante el Portugalete, en la jornada inaugural, el técnico optó por un 3-5-2. Una nueva disposición que justificó por los mimbres disponibles en ese momento, a la espera de que jugadores como Cédric, Soko o Balboa estuviesen al fin preparados para entrar en el once. La tarde en los Campos de Sport se le atragantó al Racing, que fue incapaz de ganar a un rival modesto que jugó gran parte de la segunda mitad con uno menos. Empate a uno.
Una semana después, el entrenador repitió esquema en Lezama. Sus pupilos mostraron un gran orden y solidez defensiva, pero una preocupante falta de ideas en ataque. Aún así, fueron capaces de tirar de oficio para superar a uno de sus rivales directos tras aprovechar una de las pocas ocasiones del encuentro gracias al oportunismo del recién ingresado al campo Balboa.
En la tercera jornada, de vuelta a Santander, el Racing jugó su tercer partido consecutivo con el 3-5-2 y tampoco mejoró demasiado su imagen, aunque sí mostró una gran pegada que le permitió vencer con solvencia al Alavés B.
El aplazamiento del partido del Leioa por un caso de covid en el equipo vasco y el descanso protocolario dejaron a Rozada dos semanas de parón. Frenazo al ritmo de trabajo, aunque tiempo para recuperar a los tocados y apretar a los últimos en llegar. Y llegó el derbi contra el Laredo, donde el técnico llevó a cabo su tercer cambio de sistema: el clásico 4-4-2, con Pablo Torre pegado a la banda izquierda. Fue, sin duda, el peor partido del Racing. Mérito también de un Laredo superlativo. Empate a cero y gracias.
Así que ese dibujo se quedó en San Lorenzo. En la siguiente jornada, contra el Barakaldo, el técnico racinguista volvió a cambiar. 4-1-4-1. El Racing fue mejor a su rival en todo el partido, aunque le costó desatascar el encuentro. Algo que logró en la segunda parte, gracias al acierto del técnico en los cambios. Especialmente con la entrada de Martín Solar. Porque algo que sí ha tenido casi siempre Rozada es éxito con las modificaciones durante el juego. De los ocho goles que lleva el conjunto cántabro esta temporada, siete los han marcado los suplentes.
Pero la continuidad en Leioa no fue total, ya que sólo cuatro jugadores repitieron con respecto al choque del Barakaldo. Y el Racing volvió a mostrar su peor, y de momento más habitual, cara.
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