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El niño de la plaza
Íñigo Sainz-Maza

El niño de la plaza

Perfil ·

La figura de Íñigo Sainz-Maza está forjada a fuego lento, fuera de los focos, pese a que el futbolista de Ampuero, desde pequeño, siempre tuvo algo que los demás no tenían

Miércoles, 26 de octubre 2022, 15:05

«Íñigo, sube a cenar que ya es tarde». Esta frase repetida en muchísimas ocasiones por la señora Inés, como sólo una madre sabe decirla, venía acompañada de la noche, que entraba despacio en la Plaza Mayor de Ampuero. Como si quisiera con ello dar más tiempo a aquel niño, en esa edad en la que todos parecen iguales. Pero él ya tenía un algo diferente en todo lo que hacía. Por eso, en sus incipientes regates, o en cada chut, ya soñaba con estadios llenos donde las hazañas se cuentan a porfía. Y enfundarse la camisa de su Racing, para jugar un poco por todos, por sus amigos de la plaza, por todo Ampuero, por todos esos racinguistas... Para que los lunes fueran un poco más llevaderos. Eran esos tiempos de niñez; de horas interminables para los juegos, donde la vida estaba tan repleta, que tanto la esperanza como las certezas eran de momento expectativas embrionarias. Pese a ello, Íñigo insistía con interés estajanovista en que a su hobby embriagador debía dedicarle todo ese tiempo que su prioridad –estudios– le permitiese. Para eso, el niño de la plaza se aplicó en la calle, que siempre fue para los niños lugar de encuentros, de las primeras e inolvidables amistades y de interminables horas de juegos. Y con ese tiempo robado al sueño, hasta se le olvidaba cenar. «¡Mamá, ahora subo!».

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El prebenjamín, el polideportivo y sus dos primeros instructores, Sergio Saiz de la Maza y Alberto Saiz –esos que nunca se olvidan–, colmaban sus horas más serias de fútbol. Pero ya empezó, a sus nueve años, a no pasar desapercibido. El Perines, raudo como Javier Sáez Cervera sabe ser, lo incorpora a su benjamín. A pesar de las reticencias de los padres, que ablandados por la mirada llena de ilusión del niño, cedieron con las condiciones debidas. Dos años después, los técnicos del Racing –Isaac Gutiérrez era el coordinador– lo incorporan con once años al alevín A. Había comenzado una etapa futbolística que iba a ser cocida a fuego lento, sin grandes alharacas. Donde Andrés Oceja, César Anievas, 'Sesi' Fernández Sesí, José Moratón –que está dispuesto a aconsejarle cómo y lo que se siente al marcar el gol del ascenso a Primera siendo capitán racinguista–, José Gómez y José Enrique 'Pitu' Rodriguez-Pitu fueron la suma de enseñanzas enriquecedoras. Mientras, él seguía acelerando por aquí, aguantando más allá, rompiendo líneas cada vez más expertas y aplicando su guerra de guerrillas para arrebatar la pelota, todo acompañado de su sentido de pertenencia, que se iba agigantando con su lema por bandera: «Nosotros antes que yo».

'El niño de la plaza'; 'El dalle de Ampuero'; 'El Tarzán' de su grupo del 98', convirtió su prioridad en una: ¡Ingeniería química! Sus horas de asueto, todas, aunadas a la disciplina, a la constancia, al saber escuchar, al querer saber el porqué de las cosas, a no adelantar el reloj de hora, al saber convivir con algún entorno pretencioso, el saber esperar su momento y alargarlo hasta que sus sienes blanqueen. Así, después de 10 de años de mucho trabajo fuera de focos que le despistaran del camino trazado, de idas y venidas de Ampuero a Santander y de Santander a Ampuero. Su Seat Ibiza diésel ha reemplazado a aquel Renault 5 gris de sus padres –que se merecen ir a verle a mesa puesta–, humeante por el puente del Pontarrón en un desplazamiento para jugar en Castro ya denotaba cansancio. Y al de Iván Crespo, convecino, compañero y, como él, racinguista de cuna. Este ampuerense, de esos que son capaces de correr velozmente delante de los toros, para horas después ir detrás de la Virgen a paso lento con todo el fervor. Miembro de la Peña La Rana, se ha hecho popular para dar el pregón –palabras mayores– de fiestas de La Virgen niña. Futuro Cofrade de Honor del pimiento y el tomate de su pueblo, se ha convertido en uno de los capitanes más jóvenes de la historia del Racing. Todos los que le conocen destacan su bonhomía, su seña de identidad. Y otros, que de una manera u otra le hemos seguido, apreciamos en él un ejemplo a seguir dentro del futbol base del Racing. Así, cuando el 15 de Mayo de 2019, a sus 21 años, debutaba en los Campos de Sport, al llegar de vuelta a casa sentía la necesidad de recrearse muy lentamente en cada rincón de la plaza Mayor; recordar esos momentos de niñez donde todos los sueños tienen visos de cumplirse. Su primera mirada fue para su casa donde, tras los visillos, sus padres, Samuel e Inés, y Raúl, su hermano, le contemplaban entre la satisfacción y el orgullo. Esta vez su padre se dirigió hacia su esposa: «Inés, no le llames para cenar. Déjale, que ahora empiezan otros nuevos sueños que tejer».

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