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Dos enormes palabras, en letras corpóreas retroiluminadas en verde, una a cada lado de la escalera de acceso al terreno de juego:'Honor';'Pasión'. Y luego, lo que desprende el cambio total en el túnel y los vestuarios de los Campos de Sport. Dignidad. ... Porque, por fin, el estadio del Racing ha dejado atrás unas instalaciones impropias para un club de su categoría e historia para entrar, en su modestia, en el siglo XXI. Vamos, que se ha metido en la máquina del tiempo y ha avanzado 35 años en cuatro meses de obras. Porque, prácticamente desde la inauguración, en 1988, no se habían tocado las entrañas del templo verdiblanco. Algo más de medio millón de euros de inversión ha tenido la culpa.
El pasado verano, cuando los veteranos de Racing, Barcelona y Real Madrid disputaron un triangular en los Campos de Sport, Manolo Higuera pasó hasta vergüenza por el estado de los vestuarios. Ya sabía que en unas semanas iba a ser propietario y presidente del club, así que puso la tarea de las primeras en la lista. Dicho y hecho. Porque no podía esperar. Y menos las burocracias de la Administración.
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Han sido unos trabajos complejos por convivir con la pura competición. Cuando el equipo entrenaba en el estadio, las obras debían paralizarse al menos en uno de los vestidores. Y los viernes previos a un partido en casa, no sólo pausar, sino dejarlo todo limpio y listo para revista. Para la empresa encargada, Fernández Rosillo, ha sido como los cambios de ritmo de Jordi Mboula. Arranca, para. Arranca, para: lo que se podía haber hecho en tres meses se alargó uno más. Con la paciencia de futbolistas propios, equipos rivales, árbitros y LaLiga.
El resultado ha merecido la pena. Lo ideal habría sido tirarlo todo y volverlo a hacer, pero las urgencias han obligado a una fórmula menos disruptiva. A base de paneles y tabiques de pladur, ha cambiado por completo la fisonomía. Comenzando por la nueva zona 'flash', donde intervienen los protagonistas tras acabar los partidos, o el vestuario arbitral, que se ha adaptado a los tiempos y ahora cuenta con dos zonas. Porque a veces en el trío arbitral hay personas de distinto sexo. Y los Campos de Sport hasta ahora no se habían dado cuenta. Las mujeres tenían que esperar a que terminasen sus compañeros.
El pasillo central ha visto eliminadas las cariñosas frases de motivación por esas dos enormes palabras anteriormente citadas sobre el fondo blanco. Además de una gran fotografía de la afición, sobre la que, en breve, lucirá orgulloso el nombre del estadio. Mientras tanto, las escaleras de acceso al césped han sido saneadas y flanqueadas por dos grandes escudos del Racing sobre un material denominado alucobond. Ah, y algo que no es menor. La zona cuenta ahora con aire acondicionado. Más allá del frío o el calor, se ha conseguido que desaparezca el penetrante olor a humedad de antaño.
El vestuario visitante no tiene muchos alardes, pero ya no mete miedo. El local es la gran joya de la corona. Lo primero que ven los futbolistas antes de saltar al campo es, sobre la foto de un recibimiento al autobús de esta temporada, por lo que tienen que luchar:«Por nuestra historia. Por nuestra afición. Por nosotros». El acceso a la sala se hace a través de un pasillo decorado con una larga fotografía panorámica de los Campos de Sport.
El vestidor mantiene su estructura en forma de 'U'. Para su implementación se ha tenido en cuenta la opinión de quienes lo usan. Los futbolistas. Ellos han elegido, por ejemplo, la forma y utilidad de las taquillas. Han optado por la sencillez y la practicidad, lejos de las naves espaciales que se ven en otros estadios. Allí, tras sus asientos, las fotos de cada uno de ellos. La sala está coronada por un escudo del Racing de luz verde, donado por Publicidad Toranzo.
Además, se han mejorado la zona de los fisioterapeutas y las duchas –que conservan los jacuzzis antiguos para crioterapia– y los baños han dejado de asustar. Y se han creado, por ejemplo, una zona de vestuario para los técnicos y una sala de reuniones para que José Alberto, Pablo Álvarez y el resto del cuerpo técnico puedan trabajar en conjunto o tener encuentros periódicos individualizados con los futbolistas. Sin duda, un importante paso para dignificar la casa de todos los racinguistas. Como dice el lema a la salida del vestuario: «Por nuestra historia. Por nuestra afición. Por nosotros».
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