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ASER FALAGÁN
SANTANDER.
Domingo, 24 de enero 2021, 07:57
Racing-Bilbao Athletic. Domingo y cinco de la tarde. Muchas resonancias a un clásico. Muchas. Demasiadas. La visita del filial rojiblanco devuelve al ... Racing la incómoda imagen del agujero al que ha caído. Al que le lanzaron hace unos cuantos años, en realidad. Y del que ni los de ahora, ni los de antes; ni los anteriores le consiguieron sacar. Tampoco los que por el camino trataron de comprarlo. El partido de esta tarde a la hora más futbolera que existe recuerda al Racing la incomodidad de su situación. Pero al menos es el Racing. Porque lo que sí han conseguido los de ahora, los de antes y los anteriores, también algunos de los que lo quisieron comprar es evitar que desapareciera. Que no es poco, después de lo que se encontró el racinguismo, y a quienes les tocó gestionarlo, al final de la Era Okupa. Pero el fútbol es ansioso, exigente y cortoplacista. Y la economía también. El Racing no puede aguantar más en una categoría que además desaparece y necesita asegurar su viabilidad con el regreso al fútbol profesional o, como paso intermedio, asegurándose esa Primera RFEF que nacerá el próximo verano. Triste objetivo por lo modesto, pero innegociable.
Esos son los tiempos modernos que envuelven a un Racing que, fiel a su idiosincrasia, vive un principio de lo más ajetreado. Tras prescindir de su entrenador después de solo siete jornadas por las malas sensaciones que transmitía internamente, apostó por un joven técnico al que le bastaron tres jornadas (y tres derrotas consecutivas) para estar más cuestionado incluso que su antecesor. Ganó en Portugalete y evitó el despido, pero esta tarde la sensación latente es que se la vuelve a jugar.
Tiempos de cambios porque en esta semana se han producido al fin los primeros movimientos en el mercado. Javi Siverio ha dejado el equipo para jugar en el filial de Las Palmas y ha llegado como cedido el oviedista Riki, que ayer se entrenó ya con el equipo. Es el primero de los entre tres y cinco fichajes que Alfredo Pérez anunció que se iban a hacer ante la crisis multiorgánica del equipo y el pobre rendimiento de algunas de las incorporaciones.
Tiempos inciertos porque el Grupo Pitma insiste una y otra vez en que el club no está en venta, pero a diferencia de lo que había ocurrido en otras ocasiones cuando este mes se le ha preguntado formalmente ha transmitido a los potenciales compradores el precio exacto del Racing y su disposición a vender... Siempre que sea por el precio adecuado.
El caso es que el Racing se está enredando en el engranaje de los tiempos modernos de un fútbol que se le escapa, pero lo bueno que tiene también el fútbol es que la ilusión se recupera muy rápido. Solo un par de buenos resultados más devolverán crédito, esperanza y una clasificación acorde con los objetivos verdiblancos. Incluso el inexperto protegido que José María Amorrortu ha colocado en el banquillo se consolidaría, al menos a corto plazo, y abandonaría esa incómoda sensación de interinidad que vive casi desde su llegada a Santander.
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De momento Aritz Solabarrieta no juega a los descartes y como se esperaba ha convocado a todos los disponibles. A todos. Incluso a un Riki que llegó el viernes a Santander y ayer completó su primer y por ahora único entrenamiento como verdiblanco. Urgen los refuerzos y el técnico quiere que se integre cuanto antes, así que está entre los citados para hoy. Otro asunto es que finalmente figure en una convocatoria de veinte en la que, salvo sorpresa, los descartados serán Joan Maynau, Ismael Benktib y un tercero.
Tiempo continuo se prevé también en la portería, donde Lucas Díaz aspira a seguir como titular tras arrebatar la plaza a Iván Crespo. El capitán salió tocado del partido frente el Real Unión y le ha costado recuperarse anímicamente. Así lo ha reconocido él mismo en un ejercicio de autoexigencia que le puede llevar al banquillo como ya ocurrió frente al Portugalete, donde además Lucas Díaz tuvo un gran debut esta temporada: deteniendo un penalti aún con empate a cero. Por fin Aritz Solabarrieta dio el sábado pasado con un equipo que le dio los tres puntos -que no juego, con una victoria ajustada en un partido que bien pudo terminar al contrario-, con lo que previsiblemente tratará de dar continuidad a un equipo que precisamente es eso lo que necesita: continuidad y normalidad. Pero desde la victoria, como procede a un club que al comenzar el curso planteó como objetivo ineludible, aunque ahora sea ya negociable, el ascenso.
¿Qué es entonces lo que busca el Racing? Nuevos tiempos; unos tiempos menos canallas. Hoy regresa a los Campos de Sport, aunque sin público, para comprobar si ha comenzado a cerrar heridas o persiste una crisis ya casi endémica. De momento en una cosa sí que ha tenido fortuna Solabarrieta: esa ausencia de público en las gradas de El Sardinero. Y no solo él, porque con menos de un mes en Santander tampoco se le pueden exigir todas las responsabilidades cuando apenas ha aterrizado. Para bien y para mal, que eso está todavía por ver.
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