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Sergio Herrero | Adela Sanz
SANTANDER
Martes, 13 de marzo 2018, 07:25
El matrimonio que renovó sus votos el pasado 31 de enero de 2014 tras la junta de la liberación vive sus horas más bajas. La paciencia de la afición parece agotada después de tres años de penurias por la Segunda División B. La estrepitosa derrota ... del domingo en Barakaldo desembocó en un abucheo generalizado a los futbolistas, más de un insulto con la Ertzaintza presente a la subida del autobús y dedos señalando también a la labor de la junta directiva. Con la bala del cambio de entrenador gastada, la enfermedad, las culpas, empiezan a repartirse por todo el organismo racinguista. Hay divorcio a la vista y no parece amistoso. Las opiniones entre los peñistas siguen un patrón común. «La paciencia de la afición se ha agotado». No encuentran ni explicación a lo sucedido ni una solución posible en el estrecho margen de tiempo que queda y, aunque casi nadie ve falta de implicación entre los futbolistas, la afición reparte culpas entre todos los estamentos del club.
La cosa pinta mal. El equipo no da la talla y el vaso, hasta con agua de la Fuente de Cacho, termina rebosando. Pedro Cava, de la Peña Aúpa Racing, ve un amor no tan correspondido como debería ser: «Llevamos casi toda la temporada igual. La afición lo da todo y luego el equipo no responde». Y, como la mayoría de racinguistas, busca explicaciones sin mucho éxito. «Creo que los jugadors están implicados, pero no sé si están bloqueados o no dan más de sí, pero lo que está claro es que vamos de ridículo en ridículo. Da igual con Viadero que con Pouso. Parece que no soportan la presión y a la afición ya se le ha acabado la paciencia. Son tres años esperando subir», afirma. Y puede que lo peor aún esté por llegar, ya que «el Racing no da ninguna sensación de poder subir. Puede que lleguemos al play off, pero no veo al equipo con capacidad de competir. Ojalá me equivoque».
Para Adrián Carrascal, de Nukleo Asón, «el ambiente está un poco dividido, porque el equipo no está rindiendo en el campo y a la afición se le acabó la paciencia». En su opinión, «se ve que el equipo no es fuerte animicamente y no podemos echar leña al fuego». Prácticamente todos los encuestados se sorprenden de que el importante respaldo que el Racing tiene habitualmente en la grada, tanto en casa como fuera, genere un efecto negativo en los futbolistas, en vez de servir como motivación. Carrascal cree que la situación es peligrosa, porque «si equipo y afición se desunen, el objetivo no se podrá cumplir. Lo que hacía fuerte al Racing era esa unión para pasar la travesía por el desierto». El problema es que, desde la grada, no ve solución. «Creo que ya lo único que puede pasar es que hagan piña, intentar ser correctos y la afición dar lo poco que nos queda», comenta. «El error está en la planificación deportiva y hemos perdido la oportunidad de reconducir la nave en invierno con los fichajes». Y señala a Pachín: «Para mí es el gran responsable. Igual no el único, pero él es quien trajo a los fichajes».
Pedro Cava | Aúpa Racing
En Juventudes Verdiblancas la visión de lo que está sucediendo en el Racing no dista demasiado de la opinión desde otras peñas. Su presidente, Pablo Rodríguez, responsable también de la Gradona, ve «un ambiente negativo y enrarecido». «La paciencia se ha agotado sobre todo porque cada vez hay menos margen. Los demás rivales fallan y no aprovechamos las oportunidades y por detrás cada vez están más cerca». Y el Racing, cada vez más lejos de su objetivo. «Sobre todo fuera de casa, el equipo da sensación de todo menos de ser un equipo y todavía queda salir a campos muy complicados». Los choques ante Barakaldo y Athletic B son la última muestra de ello. Pablo Rodríguez no ve una solución en un nuevo cambio de entrenador y estima que «la plantilla tiene calidad suficiente para sacar esto adelante. Se tiene que mirar los unos a los otros y concienciarse de cambiar la situación».
Como otros peñistas, no duda de la implicación de los jugadores. «No les veo ir andando, pero parece que están sin confianza». Aunque sí aprecia una importante «falta de carácter». «Se vienen abajo en cuanto pasa algo malo. Echo de menos la veteranía, galones y liderazgo que supuestamente iban a aportar algunos de los jugadores de la casa que han regresado al equipo», caso de Antonio Tomás, Juanjo o Quique Rivero. De todas formas, no les exonera de su «alto grado de responsabilidad» en lo que está sucediendo». Como tampoco a «la comisión deportiva. Al final, es la máxima responsable si salen las cosas bien o si salen mal». Separa unos ámbitos de otros: «Esta directiva está haciendo cosas muy buenas, pero en la planificación deportiva, si no se consigue el objetivo, será un fracaso. Las cosas no hay que negarlas».
Adrián Carrascal | Nukleo Asón
Para Javier Menéndez Llamazares, presidente en funciones de la Peña Racinguista Cossío, lo de Lasesarre fue «una gran decepción. Me había creído la mejoría frente al Vitoria». «Lo que más me desazona es no poder encontrar una explicación. No es cuestión de entrenador o que la plantilla sea tan mala». Entiende que la afición esté «muy decepcionada», pero cree que los insultos a los futbolistas del pasado domingo «van demasiado lejos»: «Llamar mercenario a alguien no sirve de nada y es injusto. La afición debe ser la primera en mostrar respeto». «Injustos» sobre todo hacia «dos jugadores que han demostrado de sobra su implicacion». Se refiere a Borja Granero y Dani Aquino, centro de las críticas antes de subir al autobús tras la derrota contra el Barakaldo. Llamazares cree que los jugadores están centrados en la causa «y lo están pasando mal. El ambiente es tremendo y lo pagan también ellos, porque se juegan su futuro. Para nosotros es una pasión y para ellos es su trabajo». Por cierto, ambos futbolistas cerraron tras el choque sus cuentas en las redes sociales. El peñista cree que «la dirección técnica se ha equivocado. Fue un error despedir a Ángel Viadero. No estábamos bien y hemos ido a peor. La planificación ha sido mala».
Pablo Rodríguez | Juventudes Verdiblancas
El presidente de la Asociación Unificada de Pequeños Accionistas, Antonio Sainz Cueto, ve en el racinguismo un «ambiente de desolación, depresión y muchas dudas de conseguir el objetivo». «La paciencia se ha agotado por completo. La inmensa mayoría de la gente está cansada y sorprendida, porque no sabemos lo que le pasa al equipo. Igual no somos tan buenos como pensábamos», se pregunta. Su visión es que «los jugadores no son pasotas. No creo que haya falta de interés», pero como los demás, tampoco ve «una solución posible, aunque en el fútbol puede pasar cualquier cosa». Reparte culpas entre entre todos los estamentos del club: «Cuota de responsabilidad tienen todos. La directiva también, aunque creo que no obra de mala fe, pero es evidente que se ha confundido, sobre todo en la planificación de la plantilla».
«La afición está dividida. Hay gente disgustada y por otra, gente que está a muerte por el equipo. La división se debe a los resultados», dice Daniel Noval, de la Peña El Cachopo. En su opinión aún queda un resquicio para la paciencia: «Se acabará cuando termine la temporada. De momento se está luchando». Y cree que «encarrilar dos partidos seguidos ganando lo cambiaría todo». Si tiene que hacer un diagnóstico, se decanta por que los jugadores «no creen en ellos mismos y en que pueden ganar con un poco más de esfuerzo».
Javier Menéndez Llamazares | Peña Racinguista Cossío
Por último, en Astillero, el presidente de la Peña San José 1913, Daniel Marqués, ve a «la gente un poco quemada». «Preferiría que el ambiente estuviera mejor, pero está un poco enrarecido». Sobre la paciencia, opina como la mayoría. «A muchos aficionados hace tiempo que se les ha acabado, pero como los resultados eran un día bien y otro mal, no se notaba tanto». El desastre de Barakaldo volvió a despertar a los fantasmas de sábana verdiblanca. «No estamos ganando a equipos que deberíamos ganar. No aprovechamos las situaciones que nos dan los equipos que están arriba y los jugadores pierden el alma de lo que es el Racing y pierden partidos que se podían ganar», es su análisis de la situación. Y entiende que el mejor tratamiento para la enfermedad racinguista es que los futbolistas «pongan más ganas y piensen que el Racing es más que un club. Deben intentar ascender, que ahora mismo parece algo complicado». Por último, pone cuota a la responsabilidad. «La directiva es la que ficha y el entrenador el que pone a los jugadores. La directiva igual tiene el 80% de responsabilidad de los fichajes, pero después cómo jueguen es cosa de cada jugador. De todas formas yo creo que podemos quedar primeros o no entrar en play off». Sin duda. El fútbol es impredecible.
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