Un partido con mucha historia

La magia deja huella. La dejó en Cantabria y también en Jaén. Magia con nombres propios, los de Fernando Trío Zabala, 'Nando Yosu', y Manolo Preciado, que la espolvorearon en el Racing y también en el Linares. Claro que aquel equipo jienense por el que pasaron los dos racinguistas no es el mismo al que se enfrenta por primera vez mañana por la tarde en Copa el Rey (19.00 horas, Linarejos) el Racing, que de catástrofes y pequeñas tristezas ha estado hasta el cuello en los últimos años. Ya toca una alegría. Y los verdiblancos la buscan este jueves ante el Linares Deportivo, de Primera RFEF.

El de Yosu y Preciado era otro. El Linares C. F, que desapareció en 1990 y en el que el de Astillero defendió la azulina con Nando comandando desde el banquillo. Pero no fueron los únicos verdiblancos que pasaron por sus filas. Fue el propio Yosu, que dirigió al equipo en Segunda División durante tres temporadas, de 1981 a 1984, quien se encargó de llevar talento verdiblanco al equipo andaluz y fichó a tres racinguistas de lustre como Manolo Preciado, Geñupi y Juan Carlos García Herrero.

Nando, figura del fútbol, primero, y mito del racinguismo, después, mimó mucho a aquel Linares. El de Munguía ya practicó en el equipo andaluz el arte de hacer milagros que luego perfeccionó en el Racing. Enfundado en un chándal, el uniforme de todo entrenador del fútbol de antes, el de barro y mostacho, y con el pelo bien domado a base de gomina, llegó con el reto de salvar al equipo con el escueto margen de 16 partidos, los que le quedaban por delante para mantener la categoría. Misión cumplida. En las tres temporadas que estuvo en el banquillo pasó por una agobiante situación de impagos, otra similitud con lo que le iba a sobrevenir al Racing en el futuro.

En su última campaña en Linares, la 1983-1984, Nando Yosu se enfrentó dos veces a ‘su’ Racing. Cayó en El Sardinero por la mínima (1-0) y ganó en Linares (2-1). Todo esto ya con Preciado enfundado en la azulina. Cuando el de Astillero finalizó su etapa como jugador racinguista, fue Nando quien le llamó para formar parte del Linares C. F. «Su rendimiento en las dos temporadas fue magnífico. Era un defensa central con calidad y que se caracterizaba por su seguridad», recordaba el presidente del club, Pedro Sáez, tras el fallecimiento de Preciado.

Esa temporada fue también la última en la que el Linares disfrutó de la categoría de plata. El descenso fue inevitable, pero ese año también logró su mejor registro en la Copa: alcanzó los octavos de final de la competición tras eliminar en las rondas previas al Antequerano, Marbella y Alavés, antes de caer ante la UD Las Palmas (sendas derrotas por 1-0) en octavos. Después, Yosu, talismán, hombre milagro, emblema y patrimonio intransferible del Racing, pasó al banquillo del Granada C.F.

Existe todavía otro enfrentamiento de Copa entre Linares y los verdiblancos anterior al que vivieron Preciado y Nando en los años ochenta. Fue en la 1976-77, cuando el Linares, que entonces militaba en Tercera, eliminó a todo un Racing que de aquellas estaba en Primera División. La Copa del Rey tiene estas cosas. Suele dejar sorpresas cuando enfrenta al humilde contra el fuerte. Pero es que el fútbol modesto es verdad. Es olor a tierra mojada una mañana de domingo, es la cal desigual marcando las bandas y los conocidos apretujándose entre las gradas para apoyar a su equipo ahuyentando el frío a base de gritos de ánimo. Y también es la magia de que un equipo sencillo se deshaga de uno de categoría superior.

«El Linares siempre vuelve», era el lema el pasado curso de la campaña de abonados del Linares Deportivo al que hoy se enfrenta al equipo de José Alberto. Es cierto. Ya está aquí. Mañana por la tarde espera al Racing en Linarejos.

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