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Jugar la Copa del Rey se suponía como el valor en la 'mili'. De eso ya hace más de una década, que en fútbol es como si fuera un siglo. O más. Estaba la Liga y la Copa. Nadie lo dudaba. Y a partir ... de ahí, se hacía lo que se podía. Que se conseguía pasar alguna eliminatoria, pues bien... Que no, pues otra vez será. Las temporadas pasaban y el torneo copero para el Racing era una lotería sin muchas papeletas. Sin embargo, quién lo iba a decir, fue la Copa del Rey la que le proporcionó a este club algunas de las mayores alegrías recientes. Un par de semifinales bastaron para movilizar al más pintado. ¿Qué hubiese pasado de haber jugado una final?
Pero los tiempos cambian y de algo que se daba por hecho se ha pasado a un suceso extraordinario. Este miércoles el Racing se juega ante el Leioa (El Sardinero, 19.00 horas) recuperar lo que nunca le faltó -y que apenas se valoraba- y poner de pie de nuevo a toda su parroquia. Para lograr algo que va camino de convertirse en efeméride -últimamente cualquier alegría se eleva a la categoría de hecho insólito- tiene que ganarle a un rival de inferior categoría y en los Campos de Sport. A priori no debería ser complicado, pero...
El racinguismo y el club no pueden dejar pasar la oportunidad de que vuelva a jugar en Santander un rival de Primera División. De ganar este miércoles, el Racing accedería a la Copa del Rey, su rival sería un equipo de Primera División exceptuando los cuatro que juegan la Supercopa: Barça, Real Madrid, Atlético de Madrid y Athletic de Bilbao.
Y además, en la Copa Federación -la competición menor en la que se encuentra- seguiría en disposición de ganar el torneo y embolsarse los 90.000 euros de premio. En una economía de trinchera la entidad no puede dejar escapar alrededor de un 7% de su presupuesto entre premios y taquillas. Y en medio de esas exigencias supuestas, sin necesidad de ser escritas ni publicadas en un tablón de anuncios, anda Guille Romo con la calculadora de los esfuerzos y de las rotaciones. El rival y la dificultad del duelo son -desde el respeto- inferiores al premio que otorga un triunfo. En otras palabras, que el madrileño sabe que si lo pierde le explotará en las manos un petardo.
Quizás por eso este miércoles se ganará parte de su sueldo. Debe ganar sin que parezca muy difícil, y debe hacerlo sin gastar más balas de las necesarias. Romo planea dar oportunidades a los que no son habituales, pero sin dar libre a los que sí. Así las cosas, todo indica que volverá Lucas Díaz a la portería y que Diego Ceballos tendrá su segunda comparecencia. O eso es lo que parece desde fuera... Aunque en realidad en la lista de Romo, Mario Jorrín está por delante de Ceballos.
La versatilidad de Álvaro Mantilla es probable que le coloque como central, junto a Pablo Bobadilla en el centro de la zaga, y que regrese Isma López al carril zurdo. Si esto se confirma, Romo habrá dado descanso a Pol Moreno y Eneko Satrústegui, sus dos intocables en la Liga -como publicaba El Diario Montañés este martesr-.
En el centro del campo seguirán las rotaciones aprovechando que hay efectivos de sobra y necesidad de descansos. Sergio Marcos y Fausto Tienza pueden emular el doble pivote con el que empezó el equipo la temporada. Fíjense cómo son las cosas: los que eran titulares indiscutibles han pasado a ser la alternativa en la Copa. El fútbol es el fútbol.
Si para construir el equipo desde atrás Guille Romo ofrecerá oportunidades, no cambiará el guión en la zona de ataque donde urge enchufar de una vez por todas a los que están en la recámara. El primero será Marco Camus, que como bien dijo el lunes se siente «importante» en la Copa. Es su banco de pruebas y su selectividad particular. El canterano está utilizando esta competición para recuperar el camino perdido en Liga. Y junto a él, tres de los fichajes de verano que apenas han tenido protagonismo: Jack Harper, Carlos Castro y Manu Justo. Cualquiera de los tres llegaron a Santander para ser titulares y ninguno lo ha sido. Es más, su participación ha sido testimonial. Para ellos y para el futuro inmediato del equipo es urgente que se metan en dinámica. Harper y Castro eran los predestinados a sustituir a Cedric y Manu Justo, a Pablo Torre, y para tal empresa se necesita mucho más de lo ofrecido.
En el banquillo, Guille Romo se rodeará de los canteranos Marcos Bustillo, Mario Jorrín, Simon Luca, Mirapeix y Dani González, además del resto del primer equipo que aguardará su turno por si le toca ir al rescate como ocurrió en Avilés, donde terminaron actuando hasta los que fueron de turismo. Y delante un Leioa que parece el convidado de piedra; un rival de categoría inferior que no debería de exigir mucho al Racing, pero... La última vez que se enfrentaron acabó en victoria de los vizcaínos (1-0) y casi en destitución del entrenador racinguista, por aquel entonces Javi Rozada. Duró dos partidos más. Aquella derrota ante el Leioa fue el principio del desastre deportivo. Los vascos van en media tabla en su grupo de la Tercera División, pero el pasado domingo reservaron a algunos de sus teóricos titulares. Ahí queda eso.
El Racing anda «cambiando el chip mentalmente», aseguróeste martes Guille Romo minutos antes de completar a puerta cerrada la última sesión de trabajo antes del partido de este miércoles ante el Leioa. «Hay que ser conscientes de que es una eliminatoria con un objetivo real. Un objetivo de club que nos hemos planteado y que es poder traer a Santander un equipo de Primera». Ni más menos. A alguno ya se le habrá olvidado.
Romo señaló que «a nivel físico y organizativo van cambiando cosas», pero insistió en que el partido de hoy entra dentro de una dinámica que viene de lejos. «Hay que relacionar los esfuerzos de las últimas semanas con el partido ante el Arenas, el viaje a Avilés y la prórroga y los duelos de Liga». Es evidente que la carga y el volumen de intensidad de este último mes han sido muy altos, por eso se avecinan rotaciones. Se intuye cierta superioridad mal entendida en el ambiente, algo que Romo se apresura a poner en juicio. «Todos los partidos son trampa en el momento en que pensemos que vamos a ganar sin hacer las cosas bien. Da igual la entidad que tengamos delante más allá de que en un momento u otro te puedas creer mejor porque eres de una categoría mayor». Respeto y más respeto.
El entrenador racinguista recordó que «estamos hartos de ver que a un partido cualquier equipo puede ganar a cualquiera». Otra cosa es cuando se habla de «la Liga, a 38 partidos, en donde prima la regularidad», añadió. En otras palabras: «A un choque da igual el rival. Si tú no sales como hay que salir se te va a complicar seguro».
Sobre la alineación de este miércoles, el entrenador verdiblanco no dio muchas claves. «El día a día nos marca todo. Tenemos bajas como la de Pablo, la de Íñigo o la de Unai Medina, pero para eso tenemos una plantilla larga y lo que espero es que podamos hacer la mejor alineación posible para pasar».
Finalmente pidió «ser prudentes» e insistió en «dar valor a lo que van haciendo nuestros jugadores. Queremos ser algo que aún no somos y eso nos obliga a mejorar y eso es lo que queremos», concluyó.
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