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Al Racing le ponen un circo en el aparcamiento de los Campos de Sport y le crecen los problemas. Esta semana se antoja equilibrio sobre el trapecio para el equipo de Javi Rozada. Después del parón competitivo de dos semanas por un positivo de covid ... en el Leioa y el protocolario descanso liguero; tras la de cal contra el Barakaldo y la de arena en Sarriena; y otros diez días de encierro domiciliario por el contagio de Jon Ander, la plantilla verdiblanca debe afrontar dos encuentros seguidos. Pero, no sólo eso, ambos sobre un tapete que los verdiblancos no han tocado durante lo que va de temporada: la hierba artificial. Esa que se van a encontrar en Mutilva, el jueves en el choque copero, y en Gobela, el domingo, frente al Arenas. Al Racing le han puesto una alfombra verde y sintética para su regreso a la competición.
La pasada semana, el preparador físico principal del conjunto cántabro, Manuel Ruiz Cueli, reconocía que encontrarse estos terrenos de juego tras el parón no era lo ideal, aunque no se frenó ni un momento a poner excusas: «Se une todo. Se pone todo en contra. Pero es lo que hay. Te tienes que adaptar y olvidarte de los problemas. Ser positivo. En los dos o tres días que tendremos para prepararlo, debemos tener cuidado, porque vamos a querer prepararlo con muchas ganas, pero tampoco te puedes pasar antes de un partido. A ver si hay suerte y podemos pasar la eliminatoria». Precisamente, el trabajo implementado por Cueli y su compañero, José Ángel Gutiérrez, durante la cuarentena verdiblanca ha ido encaminado, especialmente, a la prevención de lesiones.
Y eso que la ciencia tiene dudas sobre lo que suponen los campos de césped artificial en el cuerpo de los futbolistas. Un estudio dirigido por el griego Constantine Poulos en 2014 -'La percepción del jugador profesional de fútbol sobre el riesgo de lesión en la competición y entrenamiento en hierba natural y artificial de tercera generación'- tomó como muestra a 99 futbolistas de seis equipos de la Major Soccer League de Estados Unidos y sacó en conclusión que la percepción de riesgo lesional es mayor sobre césped sintético. Sin embargo, otra investigación encabezada por Jay H. Williams indica que la incidencia de lesiones es más reducida en los campos artificiales. Lo que no habla ninguno de los dos es del cambio. De salir del hábitat propio sobre césped orgánico para pasar al tapete sintético de forma puntual.
Uno de los profesionales que ocupó el puesto que ahora mismo ostenta Manuel Ruiz Cueli es Javier Casamichana, preparador físico racinguista durante la etapa de Pedro Munitis en el banquillo racinguista en Segunda B -en Segunda fue precisamente el hermano de Manuel, Víctor, quien realizó estas tareas-. Casamichana, un amante de los estudios y las ponencias, y actualmente en el organigrama de la Real Sociedad, dijo en su día que lo importante en cuanto a la preparación física de este cambio de superficie es «cómo repercute al jugador, a diferencia de cómo repercute en el juego. El impacto es mayor y, por lo tanto, tanto la técnica de apoyos como el trabajo compensatorio a nivel de 'core' -del inglés, 'centro' o 'núcleo', se refiere a los músculos de la región abdominal y la parte baja de la espalda- para absorber esos impactos es importante en la preparación de los deportistas para jugar en este césped artificial».
Isaac Nana es de los que no mira hacia abajo, sino al frente. «Yo no me voy a quejar del campo. Vengo de otra parte del mundo, donde he jugado en campos peores... De Ghana, donde se juega incluso encima de la arena», rememoró ayer, tras la sesión matinal, el centrocampista verdiblanco. Además, el pasado curso, en el Cornellà, «estaba en un equipo en los que todos los partidos que teníamos en casa eran sobre césped artificial, y dura». Así pues, lo de la superficie no le importa: «Yo, si el jueves me toca salir, competiré igual que si fuese un campo natural. Si tengo que ir al suelo iré y si tengo que saltar, saltaré. Daré todo por el equipo y creo que, como yo, todos los compañeros piensan igual». Que esta categoría es un infierno ya lo saben los racinguistas y, según Nana, si el club quiere dejar de sentir el calor de las llamas del averno balompédico en el trasero y «si no queremos jugar ningún partido sobre césped artificial, tenemos que hacer todo lo posible este año para ascender y quitarnos esto de encima. Estamos en Segunda B».
A uno de los canteranos, Íñigo Sainz-Maza, no le queda muy lejos su tiempo en la cantera verdiblanca, donde los campos de hierba artificial eran algo prácticamente del día a día. Sin embargo, cualquiera se acostumbra a lo bueno y reconoce que el salir de la zona de confort que ofrece el césped natural no es lo mejor para el Racing. «No estamos acostumbrados al césped artificial. Siempre entrenamos y jugamos en campos naturales. Tanto el de Copa como el de Gobela el domingo son los primeros campos de hierba artificial que nos vamos a encontrar. Debemos adaptarnos al campo para hacer un buen partido», reconoce el centrocampista cántabro. Al menos, en lo que es optimista es en el aspecto de las lesiones. No cree que el cóctel formado por el confinamiento y el cambio de superficie vaya a tener demasiadas consecuencias en la plantilla verdiblanca. «Cuando estás con parones y con entrenamientos en casa, es diferente a lo que sueles hacer en el campo, pero llevando las cosas controladas, no deberíamos tener problema», concluye.
Lo que el Racing se va a encontrar en Mutilnova y Gobela no es nada nuevo, por desgracia, para el equipo cántabro. De momento, el jueves, a las 19.00 horas, el equipo verdiblanco viajará a tierras navarras para visitar el modesto estadio del recién ascendido Mutilvera. Un escenario cuya hierba artificial no es antigua. Es un terreno de juego con las habituales virutas de caucho y no es especialmente pequeño, aunque por su entorno sí que da la sensación de tener unas dimensiones menores que las reales. Tienen un largo idéntico al de los Campos de Sport, 105 metros, aunque diez metros menos de ancho que el terreno de juego verdiblanco (70 metros del feudo navarro por los 80 del estadio santanderino).
El Racing sólo ha visitado en una ocasión Mutilnova. Fue hace ahora cuatro años. Concretamente, el 10 de diciembre de 2016. Y no fue una tarde de buen recuerdo para el equipo verdiblanco. Todo pintaba bien cuando el canterano Alberto Gómez anotó el 0-1 en el minuto 28 del partido. El cronómetro fue corriendo a favor de los entonces entrenados por Ángel Viadero, pero cuando los tres puntos ya prácticamente estaban empaquetados para viajar a Santander, en el minuto 92, el Mutilvera empató en una jugada a balón parado por medio de Eder Abaurrea.
Lo positivo para el Racing es que los números del cuadro navarro en su feudo no son especialmente buenos en lo que va de temporada. De los cuatro encuentros que ha disputado como local, ha ganado uno (1-0 frente al Izarra), ha empatado dos (0-0 contra el Haro y 3-3 ante Osasuna B tras remontar un 0-3) y una derrota (0-1 frente al Calahorra).
Con apenas tres días de diferencia, el Racing visitará la siempre temible jaula de Gobela. Un terreno de juego muy pequeño (100 metros de largo por 60 de ancho) y una hierba artificial más que mejorable. Un escenario donde el equipo local se hace fuerte porque se juega a otro deporte que poco tiene que ver con el fútbol. Y donde el equipo cántabro sólo ha sido capaz de ganar una vez y gracias a un tanto de penalti.
De todas formas, como tanto les gusta decir y repetir a futbolistas y técnicos modernos, que vayan partido a partido. De momento, lo primero es viajar a Navarra para enfrentarse al Mutilvera y a Mutilnova. Porque de este compromiso dependerá el futuro del Racing en una competición siempre atractiva para los habitantes de Segunda División B como es la Copa del Rey. Ya llegará Gobela.
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