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Martes, 27 de febrero 2018, 07:11
Cuando uno toca fondo tiene dos opciones: o aprovecha el contacto con el piso para tomar impulso o directamente se tumba y espera a que llegue la muerte a buscarle. El Racing se encuentra en esa tesitura, pese a que en esto del fútbol toda ... situación es susceptible de empeorar. El equipo cántabro no tiene más salidas. O reacciona ya, o los próximos meses pueden ser infernales en el ya de por sí calentito pozo de la Segunda División B. En sus penares por esta categoría -y ya van unos cuantos-, el conjunto verdiblanco nunca había estado tan abajo a estas alturas de la película. En la jornada 27. En cuarta posición, a seis puntos -en realidad siete, por la diferencia de goles- del líder y con los perseguidores echando el aliento en el cogote. Que vienen. Carlos Pouso y los suyos están a tiempo de arreglarlo. El entrenador vasco tiene trabajo por delante y los futbolistas, como protagonistas de este circo, tienen en sus piernas la responsabilidad y la oportunidad de subsanar todo lo anterior.
La derrota del pasado sábado ante el Athletic B ha sido la gota que ha hecho rebosar el depósito de los disgustos. Especialmente, los últimos veinte minutos del partido de Lezama. Un horror. Después de competir relativamente bien y tener incluso la posibilidad de empatar, tras encajar el segundo tanto el Racing se convirtió en un pelele en manos de los jóvenes jugadores vascos. Y al final, suele pasar que la última sensación es la que queda. Sólo el empate del Sporting B y la derrota del Mirandés redujeron los daños, aunque los que vienen por detrás traen el bazuca bajo el brazo.
Cuarto a once partidos para el final. Con la participación en el play off absolutamente en el aire. Una circunstancia totalmente impensable al inicio de la temporada. Parecía que el Racing se clasificaría para la ronda decisiva casi por inercia. A esta situación se ha llegado por la irregular campaña que está protagonizando el equipo cántabro, pero, además, se ha visto agravada en los últimos tiempos. El conjunto verdiblanco solamente ha sumado once puntos de los 24 disputados en lo que va de 2018. Annus horribilis. Le salva que el que empezó en cabeza, el Mirandés, aún es peor: sólo nueve. El Sporting B lo ha hecho algo mejor, con quince. Los que han sacado rédito de esta situación son los perseguidores, como Real Sociedad B (16), UD Logroñés (15), Tudelano (15), Barakaldo (14), Gernika (13) o Athletic B (13).
En la temporada 1990-91, el Racing ya marchaba por buen camino. El equipo dirigido por Felines se encontraba en la jornada 27 en primera posición, con 39 puntos (las victorias aún valían dos puntos, por lo que serían 55 de la actualidad), uno por delante del segundo clasificado, el Alavés y con siete de ventaja sobre el quinto puesto. Aquella campaña terminó con el mítico gol en propia puerta de Pombo y el recordado ascenso en el estadio de Las Margaritas de Getafe.
Más reciente en el tiempo es el curso 2013-14, con Paco Fernández en el banquillo. Una temporada para la historia. En la jornada 27 de aquel campeonato, el Racing era líder del grupo I, con 49 puntos y 26 partidos disputados -sólo había 19 equipos por la plaza dejada por el desaparecido Salamanca-. El Racing aventajaba por aquel entonces en tres puntos a su máximo perseguidor, el Guijuelo, y tenía una renta de ocho puntos con la quinta plaza, que era para el Burgos.
Tras el efímero paso por Segunda División, el Racing llega a la actual travesía por la Segunda División B. Un complicado paso por el abismo que se está haciendo más largo de lo esperado y de momento no tiene fecha de caducidad. La primera campaña, con Pedro Munitis en el banquillo, es la que más se puede asemejar a la situación que vive el conjunto cántabro ahora mismo. El equipo verdiblanco se encontraba mejor clasificado, en concreto en la tercera posición, aunque su desventaja era de once puntos con respecto al entonces líder, el Racing de Ferrol. Por detrás, el colchón era de cinco puntos con el quinto puesto. Fue un tramo final de la Liga que sirve para creer, ya que esos once puntos, el Racing logró neutralizarlos para convertirse en campeón en la última jornada. Lo que pasó en el play off posterior fue un auténtico desastre.
El último precedente es el del pasado ejercicio, con Ángel Viadero como director de operaciones. Al Racing le tocó de nuevo ir a la caza del primer clasificado, la Cultural Leonesa, que en la jornada 27 estaba a tiro de piedra. Dos puntos de distancia. De todas formas fue una Liga atípica, difícilmente comparable con todas las demás, ya que los tres primeros clasificados dejaron al resto fuera de la fiesta por el título muy pronto. El equipo cántabro, con 58 puntos, le sacaba nada menos que 16 al quinto clasificado, el Valladolid B. Finalmente, el Racing fue segundo, empatado con la Cultural Leonesa a 86 puntos -récord absoluto de la categoría-, pero fracasó de nuevo en el play off de ascenso. Se quedó a las puertas, tras caer con estrépito en la última eliminatoria frente al Barcelona B.
Carlos Pouso tiene trabajo para rato. Lo que no tiene es tiempo. Él mismo lo reconoce. Y afirma haber hecho un diagnóstico de lo que le sucede al equipo. Ahora habrá que ver si es capaz de encontrar un tratamiento adecuado. En tres semanas, de momento, pocos avances se han visto con respecto a la anterior etapa con Ángel Viadero en el banquillo. «No podemos permitirnos bajar los brazos», dijo el técnico vasco respecto al «suicidio» de su equipo tras recibir el segundo tanto del Athletic B en Lezama. Una afirmación que vale perfectamente para explicar la actual situación verdiblanca. El Racing no puede permitirse bajar los brazos.
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