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Un resultado de explotación negativo de 1.045.177 euros. Ese es el balance que arrojó el Racing al terminar el ejercicio 2017-2018, ... según sus propias cuentas auditadas y que presentará en la Junta General de Accionistas que se celebrará el 15 de diciembre en la Universidad Europea del Atlántico. El motivo, la fuerte caída de los ingresos por traspasos, lo que refleja una fotografía engañosa (y ya conocida) respecto a las cuentas del año pasado, que se vieron condicionadas también por el mayor pago de la deuda concursal. Los números actuales, tanto las cuentas como los presupuestos, muestran en consecuencia una situación más normalizada, reflejo de una sociedad que, al menos aparentemente, va recuperando la rutina y abandonando la economía de guerra tras años de trabajo de reconstrucción.
Aunque las que están a punto de aprobarse son unas cuentas que se refieren aún a la época de Manolo Higuera y en las que participó activamente Juan José Uriel, último consejero de aquella directiva en abandonar el club tras presentar su dimisión junto a Miriam Peña hace unos meses, se trata ya de unos números de la Era Pitma. Porque ha sido bajo la presidencia de Alfredo Pérez cuando se han elaborado y auditado las cuentas, ya con un hombre de confianza del conglomerado empresarial como es Cristóbal Palacio como secretario de la sociedad. Además, durante todo el curso al que se refieren las cuentas (del 1 de julio de 2017 al 30 de junio de 2018, como se estructurarán los ejercicios en las sociedades anónimas y los clubes deportivos) ya ejercía como director general Víctor Alonso, un profesional que, como en el caso de Chuti Molina, llegó a Santander por decisión de Pérez y de Pedro Ortiz, y no ya de Higuera y su equipo.
Y lo que revelan es que en la actual situación el Racing es deficitario. Dicho de otro modo, que con su actual modelo de negocio, sus gastos fijos y dimensiones no es viable en Segunda B a no ser, como ocurre, que recibe una inyección de capital por cualquier vía. En otra ocasión fueron los traspasos. Ahora esta función parece en manos de Pitma, accionista mayoritario con más del 60% de los títulos. De hecho, el resultado antes de impuestos arroja unas pérdidas aún mayores: de 1.776.190 euros, que quedan maquillados tras impuestos hasta llegar a los conocidos -1,33 que se presentarán como resultado final del ejercicio.
El resultado del ejercicio fue de 1.330.605 euros en pérdidas, y se vio lastrado además por unos gastos financieros que incrementaron el debe en las cuentas hasta llegar a las pérdidas indicadas. Una situación que no preocupa al club dada la financiación rutinaria que recibe del Grupo Pitma a través de una línea de crédito.
Sí comparan estas cuentas con las presentadas en la temporada 2016-2017, las últimas en las que Higuera tuvo una responsabilidad completa y exclusiva, la fotografía es muy diferente. Y todo ello se debe a los traspasos de futbolistas y al pago de la deuda concursal.
En aquella ocasión el Racing arrojó unas pérdidas casi simbólicas de 70.498 euros tras afrontar un fuerte pago de la deuda concursal y tras haber obtenido muchos más ingresos, entre otros factores por los derechos derivados del traspaso de futbolistas.
En el curso 2016-2017 el resultado de explotación fue positivo: de nada menos que 2.365.522, pero se trataba de una imagen distorsionada. Aquella temporada se ingresaron 1.767.178 euros por venta de jugadores. Fue, de hecho, la segunda mayor partida, solo por detrás de las ventas directas. En consecuencia, el resultado de explotación arrojó ese saldo positivo que tanto contrasta ahora (de dos millones a la pérdida de uno), pero al mismo tiempo el club tuvo que afrontar el mayor pago concursal que ha debido desembolsar hasta ahora, incluido en una también muy abultada partida de 'gastos financieros'. De hecho, este concepto asciende a 2.374.990. Guarismos casi idénticos al resultado de explotación para cuadrar así las cuentas
En realidad, las cuentas de ese año se cuadraron para que el club arrojase un saldo prácticamente equilibrado antes de impuestos y ese pequeño desfase de -70.000 al final del ejercicio. En consecuencia, el Racing presenta unos nuevos números después de un ejercicio 16-17 atípico, pero confirmando lo que ya se sabía desde aquella junta de enero de 2014 en la que se terminó con la Era Okupa. El Racing, tal como se concibe, no es rentable -no es viable- en Segunda División B.
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