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Carlos Pouso será el tercer entrenador de la era Manolo Higuera. Dicen que a la tercera va la vencida. A ver si es verdad. Casi cuatro años lleva al frente el presidente verdiblanco y su equipo de trabajo en la búsqueda de un resultado ... deportivo mejor para el Racing. Sin duda, la faceta deportiva es la que más se le está atragantando a la directiva verdiblanca. De momento, sin logros en el palmarés. Tras Pedro Munitis -en su binomio con Gonzalo Colsa- y Ángel Viadero, el técnico vasco será la tercera apuesta del actual Consejo de Administración. Para el presidente verdiblanco, Manolo Higuera, «Pouso tiene el perfil idóneo para dirigir al Racing». Para coger al equipo cántabro en un momento tan especial como envenenado por el ambiente y por lo que hay en juego: «Tiene mucha experiencia y una trayectoria exitosa y además es un absoluto conocedor de la categoría, del grupo y de nuestra plantilla».
En febrero de 2015, Paco Fernández fue destituido como entrenador del Racing. Por aquel entonces, Tuto Sañudo era el presidente del Racing, aunque la cabeza visible de facto era el secretario, David González Pescador. De hecho, el actual presidente de honor no se enteró de la marcha del asturiano hasta que no fue un hecho. En el despacho del abogado santanderino hubo varias reuniones, entre ellas con Pedro Munitis, quien finalmente se convirtió en técnico verdiblanco, pese a no tener aún el título necesario. El entrenador de porteros, Javier Pinillos, hizo las veces de primer entrenador ante la burocracia. Mientras tanto, González Pescador mantuvo a Manolo Higuera, fuera del Consejo pero colaborador intenso desde la liberación del club, informado de todos los pasos ejecutados.
La salida dada por el club a Paco Fernández no fue la más digna, pero el show debía continuar. Y Munitis se hizo cargo del equipo en Segunda División para tratar de evitar el descenso de categoría. En ese periodo, Manolo Higuera y Víctor Diego entraron en el Consejo de Administración por el método de cooptación y, posteriormente, pasaron a ser presidente y vicepresidente, respectivamente. El conjunto verdiblanco descendió a Segunda División B, aunque en las oficinas de los Campos de Sport de El Sardinero se optó por mantener a Pedro Munitis al frente del banquillo.
Una apuesta por un hombre de la casa. Sin apenas experiencia en el oficio pero con la vitola de mito del racinguismo. Y que, además, se dejó hasta dinero por el camino, ayudando a sufragar algunos desplazamientos del equipo, material e incluso salarios del cuerpo técnico. Como no podía ser de otra manera, fue una campaña muy dura por la Segunda División B. El equipo arrancó renqueante y Manolo Higuera estuvo a punto de encontrarse en la misma situación que el pasado domingo. Pedro Munitis se encontraba ya con la soga al cuello, pero un triunfo con golpe de autoridad incluído en Guijuelo, permitió al santanderino aguantar el tipo.
Logró seis victorias consecutivas que le hicieron recortar distancias con un líder, el Racing de Ferrol, que había logrado alcanzar una distancia de hasta 13 puntos. La segunda vuelta, con sus altos y bajos, fue una remontada. A la caza del primero. En la penúltima jornada del campeonato regular, el Racing jugó en A Malata. Mereció ganar, pero acabó empatando. Y en la última fecha, contra todo pronóstico, el conjunto cántabro se proclamó campeón de Liga. Y eso, de cara a un play off, siempre es una buenísima noticia.
Pero en el momento clave salieron a relucir todas las carencias. El Reus puso en evidencia la falta de solidez táctica del Racing en apenas diez minutos. 0-3. Adiós al ascenso directo. Y lo que fue peor, aquella dolorosísima derrota terminó de minar moralmente a una plantilla que, además de llegar fundida a la fase final por la intensa remontada, aterrizó en la segunda eliminatoria con la moral por los suelos.
El Racing se encontró con un Cádiz en una situación similar. Dirigido por un viejo conocido como Álvaro Cervera. Se juntaron el hambre con las ganas de comer. La veteranía del ecuatoguineano decantó la balanza en favor del equipo andaluz, que apeó a los verdiblancos, quienes confirmaron su estancia un año más en el infierno. El Cádiz, finalmente, superó todos sus males y subió a Segunda División. Y ahí sigue. Al término del partido de vuelta, fue el propio Pedro Munitis quien anunció que no continuaría como entrenador del Racing después de no conseguir el objetivo del ascenso.
A Carlos Pouso la fama le llegó tarde, cuando en 2012 logró meter a un Mirandés de Segunda División B en las semifinales de la Copa del Rey y, acto seguido, logró un ascenso histórico para el equipo burgalés, que tocaba por primera vez el fútbol profesional. A eso hay que añadirle dos ascensos de Tercera a Segunda B con el Sestao, aunque también bajó de categoría con el citado equipo y posteriormente fue destituido de un Eibar que cayó al pozo desde Segunda. En total, el técnico vasco ha dirigido 365 partidos: 69 en Segunda División y 296 un escalón más abajo.
Su predecesor, Ángel Viadero, se ha quedado con las ganas de sumar a su palmarés un ascenso a Segunda División. El cántabro aún no ha alcanzado la élite pese a haber disputado varios play offs. Con quien sí subió de categoría fue con el Racing B, de Tercera a Segunda B, en un par de ocasiones. En Copa del Rey, la pasada campaña metió al Racing en la ronda de octavos de final, contra el Athletic de Bilbao.
Eso sí, Viadero tiene bastante más experiencia en los banquillos que el entrenador elegido para ser su sustituto. Sólo en Segunda B, el técnico de Canalejas acumula 437 encuentros dirigidos, que seguramente seguirá aumentando, ya que es nueve años más joven que Carlos Pouso.
En el caso de Pedro Munitis, el entrenador del Barrio Pesquero cuenta con un balance de quince partidos dirigidos en Segunda División–aunque oficialmente fue Javi Pinillos– y 59 en Segunda B –contando los de la Ponferradina, una vez abandonado el Racing–.
En esa tesitura, el Consejo de Administración racinguista se encontró en la tesitura de tener que buscar un nuevo entrenador para intentar el asalto del ascenso. La opción se centró de nuevo en un hombre de la casa, aunque con un perfil mucho más experimentado. Y esas características encajaban a la perfección con la figura de Ángel Viadero, quien había pasado nueve años por los banquillos de Segunda División B después de dirigir al filial verdiblanco.
Después de una campaña regular de un ritmo frenético pero que no fue suficiente para lograr el título y quedarse a las puertas del ascenso en una fatídica eliminatoria con el Barcelona B, la directiva decidió darle otro voto de confianza al míster de Canalejas. Sin embargo, el fracaso deportivo del curso anterior pesó demasiado en el ambiente y las dudas generadas por el equipo durante la presente temporada terminaron devorando a Viadero, que fue destituido el pasado domingo tras el empate frente al Leioa. Con el Racing en tercera posición y a ocho puntos del líder.
Ahí es donde aparece la figura de Carlos Pouso. El técnico vasco llega con la primera misión de levantar a un equipo decaído. Posteriormente, tendrá que centrarse en dar caza al Sporting B para proclamarse campeón y, después de todo eso, tratar de llevar al Racing a Segunda División en un hipotético play off de ascenso. Una misión altamente complicada para la que el Consejo de Administración racinguista considera que el de Lejona está perfectamente cualificado. El tiempo y el balón pondrán la nota definitiva a la apuesta.
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