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El Vicente Trueba lució sus mejores galas, como en las grandes ocasiones. Al fin y al cabo, no todos los días se recibe la visita de un histórico del baloncesto español. Los cuarenta minutos que el Grupo Alega Cantabria tenía por delante en el parqué ... del pabellón torrelaveguense eran de lo más complicado en cuanto a energía y también mentalmente. En frente, nada menos que Movistar Estudiantes. Pero a pesar de las ganas y el buen hacer de los cántabros, su cansancio y la excelente segunda mitad de los colegiales hicieron imposible la victoria. Al final, el Alega, aunque no bajó los brazos durante el partido, fue presa de Estudiantes y cayó por 67-81.
Grupo Alega Cantabria
Tabb (8), Voytso (0), Bulic (12), Sierra (2), Klavzar (6), Nogues (3), Etxeguren (2), Sans (9), Da Silva (7), Lisboa (7), Milovanovic (11), Niang (0).
67
-
81
Movistar Estudiantes
Frazier (0), Winterin (6), Nzosa (2) Rodríguez (0), Sola (3), Ferrando (2), Alonso (17), Murphy (11), Larsen (17) Caffaro (13), Suárez (5), Leimanis (5).
Parciales: 22-23, 18-12, 8-26, 19-20.
Árbitros: Igor Esteve, Pol Franquesa y Héctor San Hermelando.
El Alega quería ver la luz de nuevo en casa, en el Trueba, ante su gente. Y de paso dejar a un lado las cuentas para quedarse en LEB Oro, porque en caso de lograr una victoria ante el Estudiantes se allanaba mucho el camino de la permanencia. El caso es que los de David Mangas no tenían intención de desaprovechar la oportunidad que se les brindaba. Con muy poco que perder y mucho que ganar, plantaron cara a un Estudiantes que ya se ha olvidado del ascenso directo, pero que había recuperado el martillo en las dos últimas jornadas volcado en pelear por los puestos de la zona alta. Los de Pedro Rivero llegaban al Vicente Trueba tras doblegar en el WiZink Center a Guuk Gipuzkoa Basket, una de las sensaciones de la categoría.
Pero eso a los cántabros ni fu ni fa. La consigna era ganar el partido. Y con esa idea saltaron Milovanovic, Voytso, Klavzar, Bulic y Sans a la pista del Trueba. Mangas iba con todo y apostó fuerte desde el minuto uno. Escalera de color. Y si en el poker una escalera real de color aparece una vez de cada 649.739, a Mangas la jugada casi le sale redonda. Al menos al principio.
Bulic asistió a Milovanovic, Milovanovic a Sans, Klavzar encestó sus dos tiros libres... el Alega empezaba avasallando. Querían maniatar a los de Pedro Rivero lo antes posible, no dejarles hacer de las suyas. Y durante los primeros minutos del encuentro lo lograron (7-2). Pero los colegiales se sabían al dedillo la lección y pronto les dieron caza (9-9). El Alega logró tomar de nuevo la delantera a expensas de Bulic, pero Alonso Martínez no dejó que la cosa fuese a más (11-11) y Murphy, asistido por Larsen, hizo que el Estudiantes tomase la delantera por primera vez en el Trueba. Milovanovic no estaba dispuesto a consentirlo e igualó de nuevo (13-13). Toma y daca.
Ninguno de los dos contendientes quería dar su brazo a torcer y pronto se plantaron con un nuevo empate (19-19). La diferencia de presupuesto entre el Alega y los madrileños comenzaba a disolverse sobre la pista. Caffaro y Suárez anotaron para cerrar el primer cuarto por arriba, pero un triple de Da Silva casi da al traste con sus planes. Los tres puntos del brasileño no evitaron que el Estudiantes se llevase el primer asalto, pero sí minimizaron daños (22-23).
El Alega era optimista. La cosa pitaba bien, pero lo importante no es cómo se empieza sino cómo se acaba. Y todavía quedaba mucho partido por delante. El segundo parcial arrancó con los de Mangas totalmente revolucionados. En el buen sentido. Klavzar, Lisboa, Da Silva... todos se pasearon a placer bajo el aro. Alguno incluso prefirió los 6,75.
El caso es que el Alega se puso por delante (31-25). El Trueba, animando sin parar, se volvía loco. Los de Mangas estaban disfrutando. Pedro Rivero no tanto y pidió tiempo muerto para reorganizar a los suyos y de paso mover el banquillo a conciencia. Tres cambios. Suárez tomó nota y recortó distancias, pero la respuesta de Nogues fue rápida. El Alega estaba lanzado. Había hecho presa y no quería soltar el bocado. Y menos uno tan suculento. Los torrelaveguenses se fueron al descanso cinco puntos por encima (40-35), pero la pregunta era ¿conseguirían mantener ese ritmo?. El derroche físico que habían desplegado los de Mangas era ingente. Aguantar, una labor titánica.
Tras el descanso se pinchó el globo. El desgaste de la primera mitad empezó a pasar factura a los cántabros, mientras que el Estudiantes pareció resucitar. No estaba muerto, estaba de parranda, como dice la canción. Los de Pedro Rivero sacaron el martillo de la anterior jornada y se liaron a dar mazazos a diestro y siniestro. En concreto cada vez que se paseaban con soltura bajo el aro cántabro. Los de Mangas trataban de achicar agua, pero cada vez entraba más (48-57). Iceberg. Colisión. El barco se hundía. El tercer parcial se cerró con un demoledor 8-26 y se tradujo en un 48-61 global.
El último cuarto solo fue la sentencia. Estudiantes hizo valer su pegada, su historia y su presupuesto, y el peso de las tres cosas cayó sobre un Alega que no podía hacer más. Estaba desfondado. Los cántabros perdieron por 67-81 en un Vicente Trueba que les agradeció el esfuerzo. Esta tarde no se regateó ni una gota de sudor, ni un ápice de esfuerzo. Ni en la pista, ni en la grada.
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