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Algo más de siete años después, el racinguismo ha sentado en el banquillo a Francisco Pernía. El expresidente verdiblanco compartió acusación con dos de sus agentes de cabecera: Ignacio Urquijo y Juan Vergara. Este lunes arrancó el juicio por presuntos delitos societarios continuados ... de los que el club verdiblanco aún está pagando su pena.
Francisco Pernía llegó a Las Salesas sobre las 9.10 de la mañana. Le tocó esperar. Aparentemente sereno, charlaba con su magistrada en los pasillos de los juzgados. Posteriormente se añadieron a la conversación los otros dos acusados. La primera sesión del juicio arrancó con cerca de 50 minutos de retraso.
Fue leído el escrito de acusación, tras el que la magistrada cuestionó a los tres ocupantes del banquillo si habían comprendido lo expuesto. «No estoy conforme, pero lo he escuchado bien», respondío Pernía. Urquijo se declaró «inocente» y Vergara afirmó no estar de acuerdo. Estos dos últimos, por petición de su defensa y debido a problemas de salud, y con la aceptación de la acusación, se ausentarán del resto del juicio tras aportar sus testimonios.
El primero de los hechos juzgados, y el de más calado, fue el de la supuesta escuela de fútbol Racing Primavera en Brasil, entre 2006 y 2008. El ministerio público aprecia que el proyecto «adolecía de cualquier tipo de desarrollo previo por escrito, presupuesto de ejecución o plan de viabilidad, inversión y seguimiento, consistiendo básicamente en una serie de transferencias» a dos cuentas denominadas Gestión Escuela Brasil y Escola Futebol por un importe global de 956.065 euros. A excepción de la constitución de una sociedad para la gestión de la escuela, la cesión de derechos federativos de los jugadores del club brasileño Esporte Clube Primavera a aquella sociedad, y la realización de una auditoría a dicho club, «no consta el destino dado» a las cantidades invertidas.
Por el contrario, esas cantidades fueron «desviadas por iniciativa del presidente del Racing a terceros ajenos a la escuela», como los 42.970 euros -el abogado de los exjugadores, Manuel Higuera, explicó que había un error en esta cantidad con motivo del cambio de divisas y argumentó que la cantidad correspondería a 78.886,50 euros- que el presidente pagó con tarjeta de crédito a una mercantil sin vinculación alguna con la misma. De igual modo, continúa el escrito, los otros dos acusados giraron al Racing facturas por un importe de 316.993 euros «sin que exista la más mínima justificación del destino de dichas cantidades, las cuales pasaron a integrar el patrimonio de estos acusados».
En su declaración, Francisco Pernía intentó justificar la creación de la presunta escuela. Según su testimonio, todo surge tras viajar a Portoalegre para contratar al delantero Rafael Sobis. El jugador, que finalmente dejó tirado al Racing para jugar en el Betis, era propiedad de «varias personas físicas con DNI. Eso me llamó la atención y cuando volví a Santander, pensé que podía ser una buena oportunidad de negocio llevar a cabo algo así», dentro de un supuesto proceso de «internacionalización del Racing».
Ahí entra en juego Iñaki Urquijo, que se encarga de iniciar los trámites, junto con un supuesto emisario en Brasil: Marcos Rodríguez Lucena. 'Magú' para los amigos. El expresidente verdiblanco recibió «cuatro propuestas por parte de la Federación Paulista» y de ellas finalmente se quedó con la sede de Indaiatuba. «Me gustó el hábito de rigor en cuanto al trabajo. Está la fábrica de Toyota para América latina. Me sorprendió que también había un importante grupo de gente europea viviendo allí, especialmente suizo. Cuando conocí el Ayuntamiento, también había…». El representante del ministerio fiscal interrumpió la divagación de Pernía sobre la justificación de la escuela fantasma. No había ninguna justificación deportiva: «Pero, por qué eligió Indaitatuba, que es un club sin éxitos, sin futbolistas de renombre y que el propio José Campos en fase de instrucción dijo que 'los jugadores eran muy malos'. «No era más importante lo que había sino lo que íbamos a hacer», argumentó Pernía.
Iñaki Urquijo entregó «un proyecto de dos millones de euros en cinco años» que el expresidente, «tras una auditoria», aceptó. Pernía, que hasta entonces se había mostrado muy seguro en su relato, comenzó a dudar cuando el fiscal solicitó que se le presentasen diversos documentos y facturas. «Imagino que se deberá a que Iñaki adelantó dinero en algunas ocasiones para hacer frente a los gastos que se generaban allí. De todas formas, esto no pasaba por mí, sino por el servicio de administración del Racing», despejó a saque de banda.
En cuanto a todo este asunto el Racing Primavera, el abogado de la Asociación de Exjugadores del Racing, Manuel Higuera, intentó demostrar que todo lo referente a la escuela, especialmente los gastos, pasaban únicamente por la persona de Francisco Pernía, un hecho que negó el acusado y que el letrado espera se resuelva durante las declaraciones de los testigos.
A pregunta del letrado de la Agrupación Unificada de Pequeños Accionistas, Pablo Mora, Pernía reconoció que, finalmente, esa «oportunidad de negocio» que había visto en la escuela de Brasil, «no tuvo ningún retorno» positivo para el Racing.
La abogada de Iñaki Urquijo y Juan Vergara trató de justificar la labor de sus defendidos y de mostrar las supuestas bondades de la puesta en marcha de una escuela de fútbol en Indaiatuba. Este último fue el mismo camino llevado por la letrada del propio Pernía, que llevó las preguntas a su defendido hacia esa «oportunidad de negocio». Sacó a la palestra los nombres de Lucas Lima e Igor Rossi, «que ahora están valorados en cinco y un millón de euros respectivamente». «La venta de uno sólo de esos futbolistas habría amortizado la inversión», explicó el expresidente racinguista. Pero ninguno de los cuatro futbolistas de aquella cantera que pasaron por La Albericia hizo carrera en Santander. «No los fichó el Racing», explicó posteriormente Iñaki Urquijo a preguntas del abogado del club verdiblanco, Javier Noriega. Además, intentaron cargar la responsabilidad de los pagos a la entonces responsable de administración del club, Ana María Castanedo: «Yo nunca he abierto ninguna carta dirigida al Racing», afirmó Pernía.
Sobre la contratación de José Campos «para llevar los asuntos sociales», el fiscal preguntó «por qué no había ningún tipo de contrato», a lo que Pernía respondió que fue una contratación de «mi jefe, Javier de Montalvo, y yo lo respeté». «Yo estaba presente, pero no tuve nada que ver en la contratación», concretó. «En ningún caso fue una relación laboral. Era un contrato por una prestación de servicios por parte de su empresa, Galería Culturas», dijo el expresidente.
Pernía sí justificó por su parte el despido de José Campos: «Hay un momento, la celebración de un cumpleaños de un jugador en el establecimiento de este señor. El entrenador del primer equipo se entera y me manifiesta su malestar. Campos era consejero del club y era una situación muy delicada. Consulto con el consejero delegado, Jacobo de Montalvo. Nos parece que es una situación que no puede ser así, porque si esto trasciende… Al parecer había habido más cosas como esta. Ya no había la misma sintonía». «Roberto Bedoya -director general del Racing- me comenta que en 100.000 euros podríamos llegar a un acuerdo. Al final se acepta esa cantidad por el Consejo de Administración». Todo ello cuando la indemnización máxima para el despido improcedente teniendo en cuenta la duración de la supuesta relación laboral ascendería a 15.612 euros.
Sobre este asunto, Higuera cuestionó a Pernía si el acuerdo por 100.000 euros era para «acallar« a Campos, porque su entonces mujer era una persona famosa (Carmen Martínez Bordiu) y podría suponer «un problema», hecho que negó el acusado.
En 2010, con el Racing a punto de entrar en concurso de acreedores, llegó «el capricho» que, según él mismo dijo en su día, se «tenía que dar». El Audi S8. El Racing tenía un acuerdo con Auto Gomas para dotar al club de vehículos. «Sustituye a un vehículo que ya se había parado dos veces, que es el que venía utilizando hasta ese momento». Un coche que «se compró para Nikola Zigic en la primavera de 2007 y que después utilicé yo. Adquiero el vehículo después de valorar las opciones que podíamos tener y se adquiere un vehículo idéntico. Lo hablo con el Consejo de Administración y el que hace el mandamiento de la orden de pago soy yo». Y argumentó el no usar «un Citröen» y sí un Audi S8, «para dar una imagen ante los jugadores» y porque «hacía una media de 100.000 kilómetros al año».
El ministerio fiscal constata que el que fuera presidente del Racing suscribió un préstamo a cargo de la entidad para adquirir un vehículo de alta gama por 71.186 euros, cuando era consciente de que el Racing tenía suscrito un convenio con otra mercantil según el cual a cambio de publicidad esta cedía al club el uso de una flota de seis coches y dos furgonetas.
A este respecto, Higuera preguntó a Pernía sobre la famosa frase de entonces, tras la compra de un coche de «la gama más alta de Audi». «No sé si fue así. No es una frase afortunada, y la compra de un coche no tiene nada que ver con un capricho», matizó el acusado. Y como siempre, usó el argumento más fácil. Matar al mensajero. Habló de «linchamiento mediático» y de verse «presionado por las preguntas de los periodistas».
Algo más de tres horas se extendió la declaración de Francisco Pernía. Tras ella, y un receso de quince minutos, llegó el turno para Iñaki Urquijo. Este dijo que el proyecto del Racing Primavera era suyo. «Nosotros adelantábamos el dinero. Éramos los financieros del Racing. Teníamos un negocio conjunto. Ellos tenían el 80% y nosotros el 20», a través de su empresa, Sport Rent Consulting, explicó el acusado. «Fue totalmente deficitario. Perdimos entre 100.000 y 150.000 euros», calculó. Se cansaron de no cobrar, según su testimonio. Urquijo contradijo a Pernía con respecto a dos facturas de dos viajes a Brasil. El expresidente afirmó que era un duplicado y el agente, que se trataba de dos desplazamientos diferentes.
El 'mánager' decidió abandonar el proyecto, en uno de sus regresos a España, al ver que «habíamos adelantado mucho dinero porque el Racing no pagaba a tiempo. Pregunté a Ana Castanedo si eso iba a continuar así, y me dijo que 'así o peor'». «Yo creo que a Ana le dábamos pena», agregó. Por otro lado, Urquijo comentó que Juan Vergara «conocía el proyecto de Brasil desde el principio, pero no intervino en la ejecución». Su defensa trató de llevarle hacia la valoración positiva de su trabajo como técnico en el ámbito futbolístico.
Vergara fue el último en declarar, ya cuando la sesión se encaminaba a las cinco horas. Agente, máximo accionista y administrador de la empresa Sport Rent Consulting de la que era socio de Iñaki Urquijo -el primero poseía el 94% de los títulos y su compañero el resto-, su labor fue, a priori, más burocrática que ejecutiva, como gestor de la mercantil. Como había dicho previamente Urquijo, Vergara afirmó no tener nada que ver con el proyecto.
Pernía se enfrenta a unas peticiones de prisión que van desde los seis años que reclama Fiscalía (tres por supuesta administración desleal y otros tantos por supuesta apropiación indebida) y los nueve que por los mismos motivos solicitan el Racing y los exfutbolistas. Entre ellos, los ocho años y medio que reclama AUPA. También Vergara y Urquijo se enfrentan a penas de prisión. Fiscalía y Racing reclaman tres años para cada uno. AUPA reduce a dos la petición para Vergara y los exjugadores, con Higuera a la cabeza, no piden prisión para este agente. Responden de la gestión de la escuela de fútbol Racing Primavera en Brasil –considerada una tapadera–, la compra de un coche de lujo (un Audi) con cargo al club para uso exclusivo y la indemnización de 100.000 euros a la empresa Galería Culturas, de José Campos, por despido o rescisión contractual. Y es que al margen de los desestimados, otros hechos punibles ya han sido atribuidos a Ángel 'Harry' Lavín.
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