«No he sido yo mismo y cuando una persona no es ella, todo se complica»

-Han pasado cuatro días de su destitución como entrenador, ¿cómo se encuentra?

-Hoy -por ayer- ya estoy mejor. Lo pasé mal el martes, que fue cuando me entró el bajón. Porque el lunes, cuando llegó la destitución estás en estado de shock... Es que aposté mucho por estar en Santander y me vi en casa a los siete partidos.

-¿Qué sensación le recorre el cuerpo?

-Echo la vista atrás y me salen muchas palabras. Me duele porque no fui capaz. Fui con la intención de volver al fútbol profesional y el Racing era un buen camino. No fui capaz y en parte fue porque no fui yo. No supe imponerme en varias cosas.

-¿Por qué dice que no fue usted?

-Cuando vas a un proyecto como este, exigente, con la importancia que genera, la repercusión... Tienes que ir protegido. Con gente de confianza, y me vi solo.

-Su llegada fue en diferido y su marcha de repente...

-Se hizo todo demasiado rápido. Estoy agradecido a Dorronsoro, José Ángel y Cueli, porque ellos ayudaron en todo lo que pudieron, pero en este tipo de proyecto has de ir junto a al alguien que se juegue lo mismo que tú.

-Ni siquiera tuvo un segundo...

-José Marí (Amorrortu ) siempre quiso que el cuerpo técnico fuera racinguista y yo propuse dos nombres que no pudieron ser. Pablo Pinillos no pudo porque no tenía la titulación y al final no conseguimos el perfil.

-¿Por qué no es ya entrenador del Racing?

-Repito que no he sido yo mismo y cuando una persona no es ella del todo, la cosa se complica. Yo estaba muy expuesto y entré en detalles que no debe entrar el entrenador y creo que ha sido uno de los errores.

-¿Qué le parece el equipo que tuvo y que deja?

-El equipo es un buen equipo. Es un grupo con talento, pero yo creo que los responsables se preocuparon más en hacer un buen grupo con buenos jugadores, que en pensar en que yo sería el entrenador y que yo les pudiera sacar el mayor rendimiento.

-Jugó de cinco manera distintas, ¿a qué jugaba el equipo?

-Yo siempre había jugado 4-3-3 o 4-2-3-1, que es la forma que me gusta, y se ficharon a última hora muchos delanteros, cuando yo nunca había jugado con dos delanteros. Siempre jugué con extremos y laterales muy abiertos, gente por fuera, y se olvidaron de los extremos. Los extremos llegaron muy tarde. Ojo, que no es una excusa porque sigo pensando que fui yo el que no supe sacar el rendimiento a los futbolistas.

-La mala imagen le persiguió desde el inicio, ¿no cree?

-La primera jornada sólo teníamos un hombre específico de banda, Álvaro Bustos, y casi sin laterales. Andrade estaba lesionado; Maynau llegó tarde. Encima llegó y se lesionó, sin ritmo y con mucho tiempo parado, Ceballos había hecho una pretemporada aseada. Nos faltaba mucho.

-Y el Portugalete, la primera en la frente.

-La autocrítica es necesaria, así como apoyo totalmente las críticas constructivas. No podíamos dar la imagen que dimos ante el Portugalete, no sólo por empatar sino porque no fuimos capaces de crear ocasiones. El equipo no supo a qué jugar y fui responsable.

-Llegaban las victorias y seguía cuestionado, ¿qué opina?

-Ante el Athletic de Bilbao B si no hubiéramos jugado con cinco defensas no hubiésemos ganado. Ante el Alavés B, igual. A corto plazo vi que era lo que había que hacer, porque a mí me gusta jugar con tres defensas, pero yo sabía que eso era pan para hoy y hambre para mañana. Pero pensé que con siete puntos el equipo iba a coger confianza.

-¿Piensa que el Laredo acrecentó sus males?

-En el partido de Laredo yo le doy el mérito al Laredo. Para ellos jugar contra el Racing es lo máximo; jugaron a un ritmo muy alto, nos costaba, en lo individual nos superaron... Ese día teníamos ocho puntos de doce disputados y un sólo gol encajado. Está claro que el Racing allí tiene que ganar, pero...

-¿Piensa que era desproporcionado que usted estuviera cuestionado?

-Me sorprendía, aunque sé que el Racing aspira a lo máximo y sé la exigencia, pero que con ocho puntos de doce todo parecía que se hacía mal. Yo sabía que José Mari no estaba contento, que imagen no era buena, pero defensivamente habíamos conseguido ser sólidos.

-¿Cuál ha sido su mayor decepción?

-La mayor decepción fue el partido ante el Leioa. Teníamos once de quince puntos y podíamos ponernos colíderes y nada. Fue el peor día de todos. Dimos un paso atrás y la imagen fue horrorosa.

-Y después eliminados de la Copa. Otro mazazo.

-A la Copa del Rey fuimos después de días confinados, un campo sintético e hicimos un partido malo, malo. Los jugadores estaban perdidos y quizás no supe yo convencerles de la importancia y la prioridad que tenía para el club la Copa.

-¿Pensaba que podía ser destituido en Getxo?

-Insisto en que sabía que José Mari estaba preocupado. Hablé mucho con Pedro -Menéndez, el director deportivo- y pensábamos que el equipo mejoraría. En Gobela dimos un paso, pero no lo suficiente. Crecimos mucho al empatar en la segunda parte con uno menos a un equipo que no ha perdido hace mucho.

-¿Cree usted que se pusieron nerviosos en El Sardinero?

-¿Nerviosos? No sé. Pensarían que si perdíamos en San Sebastián las cosas se complicarían y tomaron la decisión. Sinceramente creo que la decisión ha sido de Pedro -Ortiz-, porque creo que José Mari sabía lo que nos había faltado, lo que íbamos a tener y hubiera aguantado un poco más, pero no fue así.

-¿Tiene algún problema con Amorrortu?

-A nivel personal no hay ningún problema. Es un tío íntegro, una persona que merece la pena. Otra cosa es lo profesional, que en ese sentido sí creo que no me protegió nada. Quedé muy expuesto, pero sabía donde venía.

-¿Le reprocha algo a Amorrortu por sus decisiones?

-José Mari viene de hacer mucho trabajo de cantera, ha viajado mucho y ha visto cómo trabajan en otros países. A él le gusta un cuerpo técnico corto y que todos colaboren. Y todos aportaban, pero al final me quedé muy solo. En un proyecto y un reto como este hay que estar protegido y tener gente cerca a la que le puedas llamar las 24 horas del día.

-¿De quién es la culpa de su marcha y de que el equipo no funcionase?

-Yo creo que tengo más culpa que los jugadores. Los futbolistas no me fallaron, ni mucho menos. De hecho cuando viajamos a Getxo y ya se rumoreaba que podía salir del club, ellos mataron en el campo. No tengo ninguna queja. Me da rabia porque yo no pude ayudarlos más.

-¿Se arrepiente de algo?

-No he podido sacar lo que acostumbro a sacar en el plano individual. No se ha visto mi mejor versión y supongo que tampoco la de los jugadores.

-¿Se equivocaron con usted?

-Cuando me llamó José Mari me dijo: 'Vienes a un club de cantera'. Y le dije que encantado. Yo quise que se quedaran más jugadores; alguno que está cedido en el Laredo también. Es de lo que más contento estoy, de que les ayudé y ahora serán ellos los que tendrán que ganárselo.