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Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Y muchos futbolistas van a descubrir a causa de la pandemia de Covid-19 lo que es jugar sin público. Sin una afición empujando y sosteniendo a su equipo en los buenos y los malos momentos. Y, al contrario, sin gradas pobladas que presionan y tratan de desconcentrar. El fútbol, por exigencias del guión o porque el dinero manda, cobra una nueva dimensión. Desconocida hasta ahora. Y, a buen seguro, esos asientos vacíos, ese hormigón desnudo y ese silencio atronador influirán en el resultado final. Darwinismo. El que mejor se adapte saldrá mejor parado.
El Racing lo ha hecho tan mal hasta ahora que ha sido incapaz de sacar rédito a una afición que se ha convertido esta temporada en la séptima más numerosa de todo el campeonato de Segunda División. En ánimos, casi en puestos de play off de ascenso. La actual situación provoca que el equipo cántabro sea uno de los que más tiene que perder con los partidos a puerta cerrada. 12.659 espectadores de media han acudido a los partidos en los Campos de Sport. Un estadio con capacidad para más de 22.000 espectadores totalmente vacío. Desde el sofá de casa o el bar poco se puede hacer. Y más en unas jornadas en las que, con la vida en juego, los seguidores aprietan y dejan menos asientos vacíos.
12.659. Racing
7.838. Girona
5.561. Ponferradina
6.464. Extremadura
5.901. Fuenlabrada
13.067. Oviedo
Nunca jugar en el estadio propio o en el del rival tuvo tan pocas diferencias. Ni ventajas ni desventajas. En los Campos de Sport, al Racing le restan seis encuentros (Lugo, Tenerife, Rayo Vallecano, Albacete y Huesca). Mientras tanto, tiene pendientes cinco visitas. De esos anfitriones, únicamente el Oviedo supera al cuadro cántabro en gradas populosas. El Carlos Tartiere recibe de media por partido a 13.067 espectadores. Aunque su estadio, por diseño, es algo más frío que los Campos de Sport, el equipo carbayón notará la falta del apoyo incondicional de sus seguidores.
El resto de los rivales a los que aún tendrá que visitar el Racing se quedan lejos de la capacidad de convocatoria del equipo cántabro. De hecho, ni sus estadios llegarían a acoger a esos 12.659 aficionados de media que frecuentan los Campos de Sport. Es el caso, por ejemplo, del Girona. Recién descendido de Primera y con el presupuesto salarial más alto de la categoría, lleva en cada partido como local a 7.838 espectadores de media a un recinto con posibilidad de acoger algo más de 11.000.
El que mejor porcentaje tiene es el Fuenlabrada, cuyo estadio, el Fernando Torres, apenas tiene capacidad para 6.000 personas. El equipo madrileño lleva cada choque en su casa a 5.901. Roza el lleno. La Ponferradina también tiene una buena media en El Toralín. El feudo berciano posee unos 8.000 asientos, de los que 5.561 se suelen ocupar cada dos semanas. Por eso, puestos a analizar quiénes de los equipos que condicionan el futuro del Racing se pueden ver afectados por la imposición de la ley de la puerta cerrada, no hay duda: el Fuenlabrada y la Ponferradina lo van a notar más que nadie. Porque aún teniendo un campo pequeño y menudo casi lo llenan cuando juegan de local y, por tanto, competir con el silencio total que propicia la ausencia de público les puede pasar factura más que a nadie.
El otro estadio que tendrá que visitar el Racing será el Francisco de la Hera de Almendralejo, donde el Extremadura, otro rival directo, está abonado a algo más de media entrada en las gradas. 6.464 espectadores frecuentan un recinto con capacidad para unos 11.000.
A día de hoy la Bundesliga, única gran competición que ha vuelto a la acción tras el parón, marca el camino y sirve de referencia. Y si antes del confinamiento el 43% de las victorias fueron para los equipos locales, en las dos jornadas que se han disputado sin público, los de casa sólo se han llevado aproximadamente el 17 por ciento de los triunfos. Tres en los 18 choques que se han disputado.
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No son más que datos, pero que pueden servir de anticipo para valorar lo que puede suponer a los futbolistas el nuevo escenario. Es obvio que no hay nadie que no prefiera jugar con un estadio lleno a favor, algo que en el caso del Racing, que cuenta con la facilidad de llenarlo cuando se trata de tardes decisivas, siempre se puede convertir en un plus añadido. No obstante, puede producirse el binomio que señalan los psicólogos: «¿Motivación o presión?». En las últimas comparecencias en las que el Racing ha disfrutado de las gradas de su estadio llenas no rindió como se esperaba (ante Reus, Barcelona B, Baleares, Sporting...). Hubo quien dijo que «el jugador sufrió presión añadida». Esa supuesta vulnerabilidad puede aparecer. Ahora, sin nadie que aplauda ni silbe, la realidad es que será igual para todos.
El Racing ha sacado dos puntos más en su estadio que lejos de Santander. Pese al fuerte apoyo que el equipo verdiblanco recibe en los Campos de Sport, no ha sabido hacer de su feudo un fortín. Quince son los puntos ha sacado en casa, procedentes de dos victorias (Mirandés y Extremadura) y nueve empates. El guarismo positivo, pero insuficiente, es que sólo ha perdido cuatro. Por comparar, uno de sus rivales directos en la lucha por el descenso y al que precisamente visitará el Racing en el breve periodo que resta de campeonato, el Extremadura, ha caído en ocho ocasiones en el Francisco de la Hera, pero ha sacado un punto más como local que el cuadro cántabro, fruto de cuatro triunfos y otras tantas igualadas. Es lo que tienen las victorias de tres puntos. Así, los verdiblancos son los peores locales de toda la Segunda División.
De los estadios que tendrá que visitar el equipo dirigido por José Luis Oltra de aquí al final de la competición, el que más éxitos ha visto de su inquilino es Montilivi, casa del Girona, donde el cuadro catalán ha sacado 34 puntos en 16 partidos. Bastantes más de los que ha cosechado el Racing en toda la campaña.
La Ponferradina sí que ha hecho de El Toralín un huerto del que los rivales deben sudar para sacar premios. El conjunto berciano sólo ha perdido un partido en su estadio, aunque sí le han arañado ocho empates. Pero las siete victorias son un botín bien jugoso para un equipo que lucha por la permanencia.
Fuenlabrad y Oviedo, con 21 y 20 puntos logrados en sus estadios respectivamente, también superan a un Racing que debe mejorar su rendimiento.
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