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Dos históricos. Dos clásicos. Dos plazas con solera. Y dos clubes en apuros, sobre todo los verdiblancos. Así se conjuga el Racing-Sporting de esta tarde, un partido de Primera entre dos equipos en Segunda -permítase el tópico- que va a traer a Santander ... a alrededor de 3.000 asturianos. Una impresionante mareona en un partido declarado de alto riesgo, sí, pero en el que la buena relación entre clubes y aficiones promete tener una previa absolutamente festiva. Un duelo de necesitados que teñirá por zonas de verde y de rojo Santander para lo más perecido a un derbi que tiene el Racing en su largo exilio fuera de Primera.
Solo la experiencia del año pasado con la Gimnástica devolvió a Cantabria un partido de la máxima rivalidad que se vive en demasiadas pocas ocasiones. Desde primera hora de hoy se espera que el partido catalice la vida social de Santander, por mucho que arranque a las seis y cuarto de la tarde. De hecho, el viernes por la tarde-noche llegaron los primeros asturianos a Santander. Anoche ya eran algunos más. Hoy serán multitud y aun así minoría. Porque motivados por la última victoria, los fichajes, el nuevo entrenador y la nueva política de apertura del club, que ha cambiado de filosofía en cuanto ha visto que necesitaba echar mano de esa misma masa social a la que había maltratado, los racinguistas llenarán hoy los Campos de Sport.
Ayer ya se habían agotado las 9.555 entradas que salieron a la venta (sin contar las casi 1.500 que se enviaron a Gijón). El estadio vivirá su decimoséptimo lleno desde su inauguración el 20 de agosto de 1988 en busca de un triunfo balsámico que le reenganche a la lucha por la permanencia.
Esta tarde se miden dos equipos mucho más grandes de lo que dicen sus respectivas posiciones en la clasificación. El Racing empezó la temporada con la permanencia como meta y el Sporting, con la fase de ascenso a Primera como objetivo de máximos. Ninguno ha cumplido hasta ahora, pero eso no ha desmovilizado a dos de las masas sociales más fieles de LaLiga. Puede que el Racing sean los 10.000 de siempre (los 20.000 en Gijón), pero esos 10.000 siempre están, y a poco que el equipo acompañe se les suman muchos más, como se va a demostrar hoy. Algo similar ocurre con los rojiblancos. Se miden así dos equipos de dimensiones similares, aunque los números del Sporting sean algo más abultados.
Con más abonados y un estadio más grande en una ciudad también más poblada, su potencial deportivo ha sido sin embargo bastante parejo, más allá de los respectivos techos históricos en diferentes momentos. La muestra más evidente es que el Racing ocupa la 14ª plaza en la clasificación histórica de Primera División y el Sporting, la 15ª. Los asturianos fueron grandes en los ochenta y se han paseado mucho más por Europa, pero a cambio los verdiblancos son uno de los diez históricos y uno de los grandes antes de la Guerra Civil. Historia pura.
En un partido que por mucho que suene a lugar común siempre evoca la figura de Manolo Preciado, dos aficiones muy acostumbradas a viajar, sobre todo por el norte, compartirán hoy espacio en Peña Herbosa, Tetuán, El Sardinero e incluso Peñas Redondas, donde está el Centro Asturiano. Tanto que la mayoría de locales ya tienen muchas reservas en una cita en la que la efectividad debía haberse encauzado esta vez en forma de homenaje a Marcel Sabou. Pero el rumano, un emblema de ambos equipos en los noventa y ahora enfermo de ELA, ha declinado la invitación por no sentirse con fuerzas.
A cambio, unos 3.000 asturianos rondarán por Santander. Las casi 1.500 entradas enviadas a Gijón se agotaron de inmediato. Más allá de eso, es imposible saber cuántas de las 9.555 localidades vendidas las han comprado sportinguistas, pero al margen de aquellos que hayan viajado o las hayan encargado en Santander, la venta a través de la taquilla virtual del Racing ha sido mucho mayor de lo habitual: 3.772 billetes. Y todo invita a pensar que muchos de ellos se han adquirido desde Asturias. Lo han tenido que hacer rápido, porque la iniciativa verdiblanca de ofrecer a cada abonado una entrada adicional por cinco euros ha funcionado a la perfección. Ya hace quince días frente al Alcorcón empujó la afluencia hasta los 14.104 espectadores, y esta vez ha propiciado, junto a la masiva asistencia foránea, el lleno. Un lleno que quizá se hubiera podido conseguir incluso sin la aportación visitante.
El caso es que para un Racing abocado a jugar una final tras otra -y mal síntoma será que no ocurra así- el de esta tarde se presenta como el partido más importante de la temporada. En lo social por supuesto y sin ninguna duda, pero también en lo deportivo. Una oportunidad de enlazar al fin dos triunfos consecutivos y, de paso, meter al Sporting en la lucha por la permanencia. Atrás quedan para ambos los tiempos felices en Primera. Esta realidad es mucho más austera. Pero lo que no ha cambiado ni en una ni en otra plaza es el empuje de sus aficionados, el mayor intangible de ambos equipos.
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