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Hay frases que sin saber cómo se convierten en axiomas indestructibles. Con decir que en este deporte una de las más compartidas es aquella ... de 'Fútbol es fútbol' callado está dicho. En tiempos en los que la victoria reportaba dos puntos al vencedor y el empate uno, los inventores de este juego le pusieron nombre a esa dinámica de vencer como local e igualar a domicilio que otorgaba el éxito casi asegurado. Le llamaron 'media inglesa', y desde entonces es otra verdad absoluta. Bien es cierto que con el fútbol semimoderno, el triunfo ahora vale tres y la diferencia es mayor, y con el fútbol moderno los equipos son tan impredecibles que hasta son más fiables como foráneos. Claro, tras esta exposición, el Racing se presenta hoy en el Ciutat de València como el mejor visitante de la Liga y, según su entrenador, José Alberto, dispuesto a llevarle la contraria a los filósofos ingleses que se inventaron la famosa media.
«Tenemos que ser ese equipo que metía miedo a cualquiera fuera de casa», recordó el viernes. Pues eso, nada que ver con esa teoría de antaño que hoy le empujaría a especular con el resultado para no perder sin importar del todo no ganar. El Racing es un verso libre.
Metafísica aparte, lo de esta tarde es un partido entre dos rivales directos en el que las medias es algo que sirve más bien poco. El Racing viajó ayer con su grupo de gala y con la siempre intrigante situación que aporta un parto más que probable que podría meter en un avión de vuelta a Pablo Rodríguez, el llamado a ser mediapunta en el 'prao'. El canario puede ser padre en cualquier momento, pero goza de un estado de buena esperanza -dentro y fuera del campo- que le coloca en la pizarra del míster.
Por su parte, los granotas tienen a su equipo al completo, con la hazaña preparada de su 'comandante' Morales, que si hoy juega se convertirá, junto a Dolz, en el futbolista que más veces ha vestido la camiseta del Levante (346) . A los dos les gusta jugar a ganar y eso convierte al duelo «en un partido bonito», algo suscrito por los dos entrenadores sin prepararse la respuesta. En esta categoría de locos, estos son dos de los mejores.
El estadio rondarán los 17.000 espectadores, una de las mejores entradas de la temporada tan solo por detrás del duelo entre vecinos ante el Elche, jugado después de la tragedia de la dana y al que acudieron cuatro mil con invitación para reunir a 19.177. Así las cosas, la pinta la tiene buena. Y en este escenario, ¿qué preparan los estrategas? Vaya por delante, que ninguno esconde nada. Cuando salten al campo, los dos sabrán qué ha hecho el Mirandés -su hermano siamés de clasificación- en Zaragoza. A José Alberto, con permiso y el debido respeto, si Pablo Rodríguez deja lo de ser padre para otro día, cogerá la hoja del último día ante el Zaragoza y se la dará al árbitro. Los mismos otra vez. Pleno. Es decir, nada hace indicar que a Ezkieta le cambien algo en su primera línea de defensa, por lo que Clèment Michelin, Javi Castro, Manu Hernando y Mario García volverán a ser los elegidos. Lo mismo que Aritz Aldasoro y Maguette, para los menesteres creativos o de contención en el centro del campo.
Y de igual manera tampoco se intuyen cambios en los cuatro puestos de ataque, donde a Andrés Martín, en estado de gracia, le acompañarán un Íñigo Vicente en franca recuperación, un Pablo Rodríguez que se ha ganado el sitio que perdió y un Juan Carlos Arana al que la irregular competencia le mantiene en el cargo de delantero. Ahora bien, si el canario sale corriendo para el quirófano la hoja de ruta podría variar de dos maneras; la primera y más sencilla, con la entrada de Rober González. Y la segunda, esta un poco más laboriosa, pero de igual manera probable con la entrada de Unai Vencedor para formar una especie de trivote en la medular.
Basta con echar un vistazo a la clasificación para comprobar que no es nada descabellado que el al final de campeonato varios equipos puedan quedar empatados. De hecho, sería más extraño que esto no ocurriera. En ese caso, la línea que marca el éxito o el menos éxito –por llamarlo de algún modo– puede marcarlo el rendimiento de cada equipo contra el otro.Los resultados entre particulares.
Hoy el Racing parte con el 'golaveraje', la diferencia de goles, ganado con el Levante, de ahí que puestos a empatar el duelo, los cántabros saldrían más beneficiados que los granotas. Esta circunstancia, que quizás no esté muy presente en la grada, a buen seguro sí lo estará en los banquillos. En este escenario, a los verdiblancos les quedan nueve partidos –con el de esta tarde– y en ellos se enfrentará, además de al Levante y salvo incorporación sorprendente de otros enemigos, al Huesca y al Almería, a domicilio, y al Oviedo y al Granada en El Sardinero. Con estos cuatro candidatos y rivales directos también ha de jugar el equipo de José Alberto este punto extra que como él mismo dice, convierte a estos choques en especiales. Ante el Huesca lo tiene perdido por el momento, tras su derrota (0-1) de la ida. Con el Almería, que es ahora mismo el que marca el abismo, séptimo clasificado, también lo pierde (3-0). También va por detrás el Racing con el Granada (3-0) que visitará Santander en la última jornada. Con ellos aún debe dilucidar la contienda. Lo tiene ganado con el Oviedo (1-3), que jugará un partido de la máxima rivalidad a tres fechas de que se acabe todo. Con los que ya nada puede hacer el Racing es con los otros dos candidatos al ascenso, con quien más vale que no se empate a puntos:Elche y Mirandés.Con el actual líder, los resultados fueron 3-0 y 2-0, fuera y en casa. Mientras que los burgaleses ganaron los dos enfrentamientos: 0-1 en Santander y 2-1 en Anduva.
Si esto ocurriera el equipo cambiaría un tanto y se haría mas fuerte en el centro del campo, decidido a quitarle la pelota a un Levante, que con Kochorashvili y Oriol Rey en esa zona del campo siempre discuten la posesión al rival. Ese duelo por ver quién es el que manda en la sala de máquinas será hoy como una ceremonia de intimidación en los primeros minutos. Esa fase de los partidos esconde una importancia intangible, que no se entrena, pero que en duelos como estos, «que valen cuatro puntos», insistió el míster racinguista, se hacen muy necesarios. Antiguamente, cuando nació lo de la media inglesa, más o menos, a esto de dominar los partidos de tanta rivalidad se le llamaba 'marcar la línea'. Tampoco se entrenaba, eso se tenía o no se tenía. Se consigue con ese conjunto de argumentos: intensidad, atrevimiento, regularidad, concentración, posesión... A estas alturas de campeonato a nadie se le escapa que hoy quien no tenga todo eso es casi imposible que salga sonriendo del campo. El Levante ha dado tumbos esta temporada hasta que recuperó su sitio y ahora se ha hecho fuerte con ese fútbol con varios registros, capaz de jugar con pausa con Oriol Rey o de darle un meneo en las transiciones con la movilidad de Carlos Álvarez o Morales y la polivalencia de Iván Romeo. Juega bien y práctico y eso le hace peligroso y más en esta fase del campeonato, donde además de eso hay que dejarse ver. Esta tarde habrá momentos en los que se necesita tener un tipo que diga: 'Dámela a mí'. Quien lo tenga... Tendrá media batalla ganada.
La otra, en la que se mide en las gradas, el racinguismo ha hecho más de lo que se puede, con 500 aficionados con la entrada en la mano y otros 200 que aparecerán -apuesten por ello- para cumplir con su parte del contrato anímico. Desde luego que en Segunda División no hay películas más bonitas que la de hoy en el Ciutat de València.
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