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Es cierto que mejor sabor que las primeras victorias dejan las últimas, que el paladar sabe apreciar mejor las sensaciones recientes. Pero, aunque bastante lejana, ... la primera victoria en Ipurua contra la Sociedad Deportiva Eibar puede abrirnos el apetito de la memoria para disfrutar de la digestión del partido de esta tarde. La primera victoria de carácter oficial que el Racing obtuvo frente al Eibar también fue el primer partido de competición que enfrentó a ambos conjuntos. Fue el 2 de octubre de 1955 y los montañeses ganaron 1-2.
En aquella temporada, la de 55-56, el Racing había dejado atrás una espléndida etapa de cinco temporadas consecutivas en Primera División. La primera decisión de la nueva directiva, presidida por el histórico jugador racinguista Ricardo Naveda, fue la de ir amortizando la deuda existente, lo que significaba ajustarse el cinturón.
Para ello colocó de entrenador a Fernando González Balenciaga, más conocido como Nando, que no había dirigido a ningún equipo tras su retirada como futbolista en el club santanderino, pero que comprendió y defendió la filosofía del club de renovar la plantilla, prescindir de los más veteranos y fichar exclusivamente a futbolistas menores de 25 años.
Fue una pérdida sentimental la marcha de Alsúa al Real Oviedo, así como la de Felipe al Granada y la de Ruiz, Ortega y Bermúdez al Real Jaén. En la política de incorporar jugadores jóvenes, fueron nueve las novedades, siete de ellas nacidos en Cantabria, como Paco Santamaría, Joaquín Pardo y Guillermo Torre, así como los delanteros San Emeterio y Julio Santamaría, hermano del mencionado Paco. Todos ellos, excepto Justo San Emeterio que llegaba del Club Deportivo Logroñés, llegaban del Rayo Cantabria, equipo filial que proporcionaba buenos elementos al primer equipo, como el portero laredano Manolín o el delantero Mendi, natural de Guarnizo.
La actuación del Racing fue muy discreta durante la temporada. Los jóvenes no se acoplaron con la eficacia deseada y nadie pensó en el ascenso de categoría. Desde el primer partido se vieron las carencias del equipo. Tras un árido empate a cero contra el Baracaldo, los cronistas presentían las carencias y empleaban el término de «equipo pobre», «sin grandes ambiciones, con pocas esperanzas de volver a Primera División y con no pocas posibilidades de pasar increíbles dificultades en Segunda».
En realidad, las «increíbles dificultades» en la categoría no lo fueron tanto, ya que en la temporada 55-56, la Segunda División suprimió los descensos automáticos ante la ampliación de la categoría prevista para la siguiente campaña. Además, había equipos menos experimentados, como el Sestao, al que los santanderinos derrotaron por 0-3 en el segundo partido liguero. La derrota ante el modesto C. P. La Felguera en los Campos de Sport comenzaría a provocar protestas del público. Fue entonces cuando el Racing viajó a Eibar con la necesidad de ofrecer una imagen distinta a la que había tenido la semana anterior frente al modesto conjunto asturiano.
Los racinguistas, alentados por un buen número de aficionados que exhibieron pancartas de ánimo, presentaron una alineación formada por Lobera; Campón, Barrenechea, Echave; Torre, Maristany; Urdiales, Gómez, Tarro, Mendi y Arsuaga. El mal estado del terreno de juego, con irregularidades del césped y algunos baches no beneficiaron a los cántabros, que eran mucho más técnicos. El Eibar salió con mucho ímpetu derrochando su entusiasmo durante los primeros minutos, pero pronto el dominio del Racing se hizo patente, y tras el dominio vinieron las oportunidades.
El racinguista Tarro, desde la posición de interior, lanzó un fuerte disparo que entró en la portería después de tropezar en un defensa, pero el árbitro anuló el gol por fuera de juego. En el minuto 19 llegaría el primer gol del Racing. Fue un saque de falta en corto de Gómez a Tarro cuyo disparo con la derecha, con la barrera descolocada, se coló por el ángulo de la portería. Después vendrían más ocasiones del conjunto montañés y la lesión de Tarro que, sin admitirse cambios en el reglamento, se mantuvo en el campo apartado en el extremo derecho, inútil para el juego.
Ya en la segunda parte, a pesar de la baja del delantero, el equipo tuvo los mejores momentos y anotó el segundo gol que llegó después de una jugada de Mendi y Gómez muy bien llevada que culminó este último con un tiro raso y ajustado al poste. El Eibar acortó distancias ocho minutos después y al final del partido presionó para conseguir el empate que no llegaría.
El Racing ganó en Eibar por primera vez, pero no evitó que, con un decimoprimer puesto, desilusionara a los aficionados santanderinos, que aún tenían el recuerdo vivo de la Primera División. Que la ilusión siga permaneciendo entre los jugadores y aficionados para que las vivencias en la máxima categoría se recuperen con las viejas y primeras victorias y, sobre todo, con las presentes.
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Ana del Castillo
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