La primera visita liguera de la Real

Coincidió el partido con una asamblea del club donde se iba a elegir al presidente, que se celebró en la Sala Narbón. Los socios, que entonces eran aproximadamente un millar, reeligieron con aplastante mayoría a Fernando Pombo. Poco después de acabado el escrutinio de las votaciones comenzaría el partido. Antes, el presidente entró en la caseta de los jugadores para desearles buena suerte, y estos felicitaron a Pombo por su magnífico resultado. Algún futbolista se atrevió a brindarle la victoria del partido para que la sumara a los votos obtenidos en su reelección, y efectivamente el Racing ganaría por seis a uno y realizaría el mejor partido de la temporada.

Desde el principio, el conjunto santanderino imprimó un ritmo muy fuerte, con un juego que arrancó ovaciones del público y un gol de Loredo que sería anulado por el árbitro. Aunque el fútbol racinguista era muy superior, comenzarían marcando los donostiarras por un disparo de Mariscal que al botar desvió la trayectoria, despistando a Raba. Era el minuto 15 de la primera parte. El empate llegó gracias a un penalti lanzado por Amós.

Cuando faltaban dos minutos para que acabara la primera parte, Larrínaga lanzó en profundidad un pase hacia Amós, y éste, sobre la marcha, empalmó un disparo cruzado que se coló en la portería adversaria. Con dos a uno a favor del Racing se llegaría al descanso. En la segunda parte, la codicia verdiblanca no se apagó. Gómez-Acebo, que ante la ausencia de Óscar actuó de delantero centro, remató de cabeza un pase de Julio Torón para marcar el tercero. El público, entusiasmado con el juego y los goles de su equipo, alentó a los jugadores con el grito de '¡a por otro!', y en ocho minutos los racinguistas marcaron otros tres tantos, dos de ellos obra de Gómez-Acebo y el otro de Loredo. Sin embargo, sería Amós el hombre más destacado del equipo. El extremo izquierda del conjunto montañés no sólo se escapaba por su banda con una velocidad de vértigo, sino que conducía la pelota y la separaba de sus botas para centrar con una armonía que deslumbró a los críticos deportivos, sobre todo a Víctor de la Serna, que escribió un elogioso artículo que tituló: 'La gracia en el oficio'.

Aquellos futbolistas que reanimaron el entusiasmo del Racing fueron Raba, Santiuste, Rufino Gacituaga, Paco Hernández, Baragaño, Larrinoa, Torón, Loredo, Gómez-Acebo, Larrínaga y Amós. No pudieron esquivar la última plaza de la Liga, pero crearon una dinámica que les sirvió para superar la promoción contra el campeón de Segunda, el Sevilla, y tiempo después para pisar con fuerza por la máxima categoría sin ira, sin miedo y mirando con mucha atención a su alrededor para lograr el subcampeonato liguero. Y todo empezó con aquella primera visita liguera de la Real Sociedad.