El proyecto del nuevo Sardinero, después de las elecciones

Así lo ha confirmado el propio presidente verdiblanco, Alfredo Pérez, que no prevé una presentación a corto plazo a pesar de que en un principio la intención del club era hacerlo antes de que concluyera la temporada. En abril, para más señas. Sin embargo, las fechas electorales se han echado encima y el propio proceso de estudio y redacción lo ha demorado más de los previsto. El Racing está ahora a la espera de la nueva propuesta de Mocaworld, que tampoco tendrá por qué ser necesariamente la definitiva, dado el nuevo margen de tiempo que se ha abierto.

El plan inicial, que solo podrá mantenerse si el inicio de los trabajos no se demora demasiado, es que el nuevo estadio sea una realidad en 2026. Un horizonte extremadamente optimista dadas las muchas actuaciones necesarias y el hecho de que no se haya comprometido financiación más allá de la del Ayuntamiento de Santander, que solo debe actuar (y ya ha comenzado a hacerlo) en los elementos estructurales y los que muestren deterioro por una falta de mantenimiento.

Ya lo ha hecho en el cerramiento y cubierta, además de sustituir el sistema de iluminación. Además, instalará nuevos baños en el estadio (ya conforme al nuevo diseño) e impermeabilizará el edificio. Sumando todos los conceptos, la inversión de la Casona puede llegar a los tres millones de euros si se empieza a contar por los primeros trabajos, iniciados en 2017, hasta las actuaciones pendientes de ejecutar.

La remodelación en sí, más allá de las obligaciones de la Casona como casera, corresponde al Racing, que es quien debe buscar financiación. Ha anunciado públicamente que solicitará ayuda al Gobierno de Cantabria, pero el Ejecutivo no ha recibido ninguna propuesta formal ni ha tenido ningún contacto oficial. El hecho de permanencer en LaLiga alivia la situación (la LFP exige incluso que una parte del presupuesto se destine a infraestructuras), pero solo en Primera División el Racing tendría un mínimo margen para abordar, al menos, algunas de las tareas conforme a su propio presupuesto.

De no encontrar financiación pública o privada, el club deberá asumir la remodelación con sus propios recursos (o con cargo a la línea de crédito abierta con el grupo Pitma) o aplazar sus intenciones. Pero para responder a esta pregunta habrá que esperar a que existan un proyecto y presupuesto definitivo (se calcula entre los diez y los veinte millones de euros) y que tras el periodo electoral se formen los nuevos equipos en el Ayuntamiento de Santander y el Gobierno de Cantabria.