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«Le prendí un par de velitas a los sueños que aún me faltan/ Y me puse positivo pa' que las cosas me salgan/ Pongo todo en mi futuro, y el pasado, que se vaya/ Desde ahora, lo que duele, no se pasa de la ... raya». No es casual que el Racing haya tomado como propia la canción de Ulises Bueno –seguro que Pablo Ruiz ha tenido algo que ver– que suena en el marcador justo antes del arranque de los partidos. Se ajusta al club, a su historia reciente, a su entorno, como asistencia de Íñigo Vicente. «Y no me pueden parar...», sigue el tema. Y, no. No hubo 'Sardinerazo'. De hecho, el 'Sardinerazo' estuvo a punto de caer sobre las cabezas de un Burgos atrapado en las redes del fuera de juego de un equipo cántabro en estado divino que se puso con ventaja de dos goles a cero y aguantó el marcador con solvencia pese a jugar más de cincuenta minutos con un futbolista menos.
La alineación de José Alberto trajo un cambio inesperado. En un equipo tan en forma es difícil encontrar a uno que esté mejor que los demás, pero está claro que Javi Castro era uno de los más destacados desde que asaltó un puesto en el centro de la zaga. Este sábado, el míster volvió al plan inicial, con Manu Hernando junto a Montero. Por lo demás, lo mismo que en Ferrol. Incluido Marco Sangalli en el lateral derecho pese a la recuperación de Michelin y abierto a la movilidad de los inquietos de la línea de tres cuartos.
Como en toda previa de un Racing-Burgos (o Burgos-Racing), el pique territorial. Que si sardinas; que si quieren mar...; que si morcillas; que si Cantabria, puerto de Castilla. El Comando Tifo se encargó de repintar las fronteras desde el punto del triple límite autonómico en las estribaciones del Alto del Zalama hasta Revelillas. 'Cantabrum indoctum iuga ferre nostra'.
Racing
Ezkieta, Marco Sangalli (Michelin, min. 65), Mario García, Manu Hernando, Montero, Vencedor, Aldasoro, Andrés Martín (Carrascal, min. 65), Pablo Rodríguez (Javi Castro, min. 46), Íñigo Vicente (Maguette, min. 65) y Karrikaburu (Ekain, min. 82).
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Burgos
Cantero, Lisandro López, Florian Miguel, Córdoba, Atienza, Iván Morante (Edu Espiau, min. 46), Dani Ojeda (Borja Sánchez, min. 69), Curro, Álex, Pipa (Arroyo, min. 85) y Fer Niño.
Equipo arbitral: Ais Reig, asistido en las bandas por Campo Hernández y Cantón Vitoria, todos ellos del Comité Valenciano. Cuarto: Fernández Buergo (Asturias); VAR: González Francés (Canarias) y AVAR: Bernal Martín (Madrid).
Goles: 1-0, min. 11: Marco Sangalli; 2-0, min. 24: Montero.
Amonestaciones: Amarilla a los visitantes Dani Ojeda, Florian Miguel, Atienza y Córdoba y al local Aldasoro. Expulsó con roja directa a Manu Hernando.
Incidencias: Campos de Sport de El Sardinero. Tarde apacible sobre un césped que no mejora. Blando y sin asiento. 21.043 espectadores.
Como tampoco atiende a yugos un Racing desatado. Al ataque. Aunque los riesgos asumidos por el líder, un mal control, una línea de fuera de juego desajustada, una pérdida, era a lo que esperaba un Burgos intenso y vestido de Manchester City. Ni con ese atuendo. Para jugada de Champions la del ciudadano Vicente. El duende verdiblanco se marchó de tres defensas como quien adelanta camiones en el Puerto de El Escudo. Desarboló la defensa castellana para encontrar, solo, en el segundo palo, a un chaval de casi 33 años. Lo vive como canterano. Marco Sangalli, box to box. Pa' dentro. 356 partidos en el fútbol profesional y en plena segunda juventud. Minuto 12. Bailó la defensa rival. Botaron todos los Campos de Sport.
Las sardinas se pescan con redes de arrastre. Lo mismo que iba a usar el equipo de José Alberto. Los atacantes rivales caían una y otra vez en la trampa del fuera de juego. Línea sincronizada. Peligro abortado. Algo que no podía contener el conjunto dirigido por Ramis. Falta cercana al vértice derecho del área. La cuelga Íñigo Vicente –segunda asistencia– y cabecea Javi Montero a la jaula.
La grada, otra vez poseída. Botando cual tribu de masais. Como en la pantomima de combate de Mike Tyson frente a Jake Paul, el Burgos trató de reponerse del golpe con escasa fe. Un buen pase del medio purriego Iván Morante habilitó a Curro, que disparó flojo y centrado, a las manos de Ezkieta.
Marcó el Burgos. Marcó Dani Ojeda. Pero el avance in extremis de la zaga racinguista volvió a funcionar. Bandera arriba. Sin embargo, lo que iba para victoria cómoda y de regusto se iba a complicar en un segundo. Marco Sangalli le complicó la vida a Manu Hernando con un pase atrás. El palentino no lo gestionó bien -tampoco le ayudó el estado del terreno de juego-, perdió el balón y, aunque Fer Niño se hizo el muerto en cuanto notó el agarrón al acercarse al área, la expulsión fue. El central verdiblanco ni protestó. Bueno, sí, contra su mala fortuna. Gritó, maldijo, gritó otra vez, pegó un puñetazo al techo del banquillo de Delfín Calzada y rompió la camiseta. La rabia. Perdió el puesto por una roja evitable en Zaragoza y en su regreso al once le volvió a suceder.
Javi Castro, a calentar. Mientras tanto, Aldasoro se incrustó en el centro de la zaga, pero el Racing, aunque estaba justificado, no metió el trasero en su área. Incluso pudo hacer el tercero. Un centro chut raso de Íñigo Vicente no lo remató en boca de gol Mario García, en segada, por la piel de una morcilla. El equipo cántabro aguantó hasta el descanso para no gastar una ventana de cambio y mosquear de más al posible sustituido. Pablo Rodríguez tenía tenía todas las papeletas y resultó agraciado.
Pese al decorado, el Racing no dio un paso atrás. Ezkieta necesitaba prismáticos para ver la línea defensiva. Y es que cualquiera pensaría que del campo no se había ido nadie. El Burgos cayó en la trampa del fuera de juego dos veces seguidas y la primera ocasión del segundo tiempo la tuvo el equipo cántabro: un centro de Vencedor lo cabeceó, flojito, Karrikaburu. Sin problemas para Cantero.
Y cuando la cosa se complica, ahí está Ezkieta. Permiso para despegar. Atienza sacó un fantástico remate de testa que el portero navarro voló para repeler. Cuando todo funciona. Ahí sí que el Racing vio las orejas a un Burgos que empezaba a acosar. El equipo de Ramis le estaba cogiendo el truco a la defensa racinguista y Edu Espiau pilló la espalda para cabecear en plancha. Por poquito se marchó el remate. Después, un tiro desde la frontal de Pipa lo agarró Ezkieta abajo. Quedaba más de media hora.
Mario García, Javi Castro y Montero se acercaron a hablar con José Alberto mientras Andrés Martín era atendido por una fuerte entrada. Había que ajustar engranajes. El míster charlaba con su segundo, Pablo Álvarez, pizarra en mano. Michelin comenzaba a calentar.
El que le dio la patada a Andrés Martín fue Florian Miguel. Amonestado. Acto seguido, el lateral izquierdo del Burgos hizo méritos para llevarse la segunda. Ais Reig llevó la mano al bolsillo y cuando le miró a la cara y vio quién era, se retractó. A José Alberto se le llevaban los demonios.
Ese fue el tiempo que pudo calentar Michelin, porque justo ahí fue reclamado. Él, Maguette y Carrascal. Mientras tanto, Atienza se iba a marchar de Santander con pesadillas y una cara que se repetirá en sus malos sueños. ¡Qué paradón de Ezkieta! El central del Burgos sacó un derechazo desde la frontal y el portero completó una estirada de escándalo junto al poste.
José Alberto le dio vuelta al equipo con un triple cambio. Entraron Carrascal, Michelin y Maguette Gueye para sustituir a Íñigo Vicente, Andrés Martín y Marco Sangalli. Defensa de cinco. De repente, ahí la tiene Aldasoro; lo marcan dos, pisa la pelota Aldasoro, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, y deja al tercero y va a tocar para Maguette... ¡Siempre Aldasoro! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio!… Al suelo. El desesperado Atienza derribó al vasco y cortó una acción que iba para antológica. La 'kupela' –barril en euskera– cósmica.
Entre unas cosas y otras, al Burgos se le fueron bajando los humos. El 5-3-1 racinguista, –a veces con ocho futbolistas alineados en la medular– fue capaz de contener los arreones castellanos y el cronómetro llegó al 80. Momento para hacer el último cambio. Refresco arriba. Ekain, en lugar de Karrikaburu.
El entrante casi marca con la chepa. Así está el Racing, que le sale todo. Cantero fue a quitarse el balón de encima mientras Ekain regresaba a su posición tras la presión y el balón le pegó en la espalda. El rebote se marchó muy cerquita del poste. Uy generalizado en los Campos de Sport.
La zaga verdiblanca hizo caer al ataque burgalés en su undécimo fuera de juego. José Alberto, orgulloso, comenzó a agitar los brazos para pedir el rugido de la platea. Un murciélago asustado se paseaba por Tribuna Oeste. ¿Alguien ha llamado a Batman para detener al Racing?
El equipo castellano desistió. Atienza con los hombros caídos era la imagen de la frustración. Y es que este Racing acaba con la paciencia de cualquiera. Los futbolistas verdiblancos celebraron con alegría su ejercicio de resistencia. Y la grada... pues si no estaban allí, imagínense. Hasta Íñigo Sainz-Maza bailaba con la muleta.
Hay una parte de la canción de Ulises Bueno que se ha quedado obsoleta. «Aunque falta, estoy tratando de ponerme de primero». Hace rato y hace puntos que el equipo de José Alberto mira por el espejo retrovisor. Y lo de ponerse de Primera está en camino. De momento, disfruten. «Y no me pueden parar/ Las ganas de vivir y en la ducha, cantar/ Volver a ser feliz y con quien quiera estar/ Poder recuperar lo que dejé de amar/ Y si sonrío hoy de repente, no es que estoy demente/Solo me ha costado llegar hasta este presente».
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