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El Manchester City jugó anoche las semifinales de la Liga de Campeones. El PSG de Messi y Neymar es uno de los equipos con más glamour del continente. Y el Racing es el Racing. Con sus virtudes y sus defectos. Pero hubo un tiempo, ... ya en camino de ser lejano, en que los tres clubes aquí citados se vieron las caras en un torneo internacional. En la Copa de la UEFA. Comparable con la actual Liga Europa. Y, lo mejor de todo, es que ni ingleses ni franceses fueron capaces de domar a los cántabros. Triunfo 3-1 frente a los británicos y empate (2-2) en el Parque de los Príncipes ante los galos. Pero para llegar ahí, primero hubo que comprar el billete la temporada anterior. Y hoy, precisamente hoy, se cumplen quince años. Tres lustros.
Con el subcampeonato de la temporada 1930-31 difuminado en la nebulosa de la memoria, probablemente estamos hablando del momento álgido en los 110 años de historia racinguista. La primera y única clasificación continental de la vida verdiblanca. El problema es que, tal y como quedó demostrado pocos años después, el vino, las rosas y las luces de neón tapaban el hoyo y luego la caída fue tremenda.
Racing
Toño; Sergio Sánchez, Moratón, César Navas, Ayoze; Jorge López (Ismodes, min. 90), Duscher, Colsa, Serrano (Jonatan, min. 73); Smolarek (Iván Bolado, min. 70) y Tchité
1
-
0
Osasuna
Ricardo; Azpilicueta, Cruchaga, Josetxo, Monreal; Puñal, Astudillo (Font, min. 86); Juanfran, Hugo Viana (Vela, min. 82), Plasil; y Dady (Portillo, min. 63).
Goles. 1-0, min. 85: Iván Bolado.
Árbitro. Mejuto González (Comité Asturiano). Mostró cartulinas amarillas a Viana, Juanfran y Ricardo por el Osasuna y a Iván Bolado por el Racing
Incidencias. Lleno en los Campos de Sport. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Genaro Borrás, médico de la selección española de fútbol, y de Juan Manuel Piñuel, guardia civil asesinado por ETA. El partido empezó con una hora de retraso por el apagón eléctrico en el Ono Stadi.
Quedémonos con los buenos recuerdos. Aquella tarde del 18 de mayo de 2008, el racinguismo bullía de nervios. El de esa tarde dominical iba a ser el séptimo lleno de la temporada en el estadio de El Sardinero. Con centenares de aficionados rojillos en las gradas. Los locales miraban a Europa. Los visitantes, a la salvación. Cómo ha cambiado la vida.
A la hora prevista, todo estaba preparado en Santander. Pero no en Mallorca, donde también estaba la vida en juego con el Zaragoza como visitante. Los locales, con la misma ambición que los cántabros. Los maños, en la gresca con los navarros. Las fuertes lluvias provocaron un apagón eléctrico en el Ono Stadi y el fantasma de la suspensión sobrevoló el Racing-Osasuna y también el Recreativo-Valladolid. Todos debían empezar a la misma hora. Finalmente, con un retraso de una hora en los tres enclaves, arrancó la jornada. Eso sí, esos sesenta minutos de espera en los Campos de Sport no hicieron más que alimentar a las mariposas del estómago.
Al final, el histórico encuentro no tuvo mucha historia. Porque Racing y Osasuna jugaron más con el transistor que con el balón. Y la apuesta les iba a salir bien a ambos para sus respectivos intereses. Pero los de fuera, ajenos a la cocción del choque y con el corazón fuera del pecho, lo vivieron como realmente se merecía. Porque iba a ser inolvidable.
El 0-0 inicial de Mallorca era bueno para ambos contendientes en Santander. Pero el gol balear al cuarto de hora puso al Racing, veinte jornadas después, fuera de los puestos UEFA. Del tanteo inicial, los de Marcelino García Toral pasaron a las prisas y la incapacidad. Con Osasuna encantado con el resultado, al descanso se llegó sin cambios.
Y así arrancó la segunda mitad. El Racing hacía las veces de apretar, pero apenas llevaba peligro a la meta del exracinguista Ricardo. Como los cántabros no podían, fue el Zaragoza, con el empate en Mallorca, el que devolvía a los verdiblancos al tren continental. Sólo fue una aspirina efervescente para aliviar el dolor. Los baleares pusieron el marcador a su favor nueve minutos después.
Osasuna hacía rato que ya había renunciado al ataque y el Racing parecía que... Pero no. El segundo disparo verdiblanco entre los tres palos llegó en el 81. Lo que no sabían los presentes es que el fallido tiro de José Moratón iba a ser el preludio del delirio. Minuto 85. Mohamed Tchité tiró el desmarque hacia la banda derecha. Balón en profundidad. El delantero de las mil y una nacionalidades cabalgó pegado a la cal. Y la puso al área. Allí, Iván Bolado, en su 'prime' como dicen los chavales ahora, ganó la espalda a Cruchaga ante la pasividad de la zaga navarra para marcar el tanto del triunfo racinguista. Una diana que aseguraba la sexta plaza en la tabla.
Se pueden imaginar la euforia en los Campos de Sport. ¿Para todos? No. Los aficionados osasunistas aún tuvieron que esperar, en unos minutos de agonía, a que el Mallorca-Zaragoza terminase, porque los maños apretaron hasta el final. Momentos de radio. Hasta que las ondas confirmaron que la fiesta era completa. Con dos aficiones casi siempre rivales que terminaron, por una tarde, hermanadas.
La fiesta continuó en las horas posteriores. Con la plaza del Ayuntamiento abarrotada para la celebración. Porque la clasificación para la Copa de la UEFA fue la guinda de una temporada brutal del Racing, con Marcelino -al que el actual técnico verdiblanco, José Alberto, tiene como principal referencia- como culpable máximo del espectacular rendimiento de la plantilla. Una campaña en la que, además, el equipo cántabro alcanzó sus primeras semifinales de Copa del Rey, con aquella desgraciada eliminación frente al Getafe. Pura historia racinguista. Carne de relato para los aficionados verdiblancos que ya peinan canas.
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