Secciones
Servicios
Destacamos
No es el partido más importante de la historia del club. Probablemente, ni siquiera el más bonito. Sin embargo, la 'Manita' que el Racing le endosó al Barça el 11 de febrero de 1995 todavía perdura en la memoria de las más de 20.000 personas que asistieron al Sardinero en aquella noche mágica.
Este martes se cumplieron 25 años desde que el Racing dirigido por Vicente Miera borrara del mapa al 'Dream Team' de Johan Cruyff, que venía de ganar cuatro Ligas consecutivas y una Copa de Europa. «Fue una piedra más en su camino para decir que se estaban acabando, pero no creo que fuera su final. A ellos les salió un partido muy malo y a nosotros uno muy bueno», destaca Iñaki Bollaín, titular aquel día.
Otros de los que estuvo sobre el césped fue Jesús Merino, que además fue en encargado de anotar el tercer tanto, el que decantó definitivamente la balanza y el que desató la locura entre los espectadores. «Fue una noche histórica que unió mucho al equipo con la afición».
Racing
Ceballos; Iñaki, Merino, Pablo Alfaro, Zygmantovich, Carreras; Esteban Torre, Quique Setién (Tomas, min.78), David Villabona, Popov (Munitis, min. 80) y Radchenko.
5
-
0
Barcelona
Busquets; Eusebio, José Mari, Abelardo, Ferrer, Guardiola, (Iván Iglesias, min. 70), Amor (Angoy, min.88), Bakero, Hagi; Korneiev (Jordi, min. 56) y Stoitchkov.
Goles. 1-0: Min. 44, Esteban Torre. 2-0: Min. 51, Quique Setién. 3-0: Min. 68, Merino. 4-0: Min. 73, Radchenko. 5-0: Min. 89, Radchenko.
Árbitro. Antonio Jesús López Nieto (colegio andaluz). Amonestó a Popov, Ceballos, Pablo, Carreras e Iñaki por parte del Racing. Por el Barcelona amonestó a Abelardo y Guardiola y expulsó con roja directa a Ferrer y Busquets.
Disputado un sábado por la noche, la mañana siguiente toda la España futbolística comentaba lo bien que jugaba aquel Racing que ocupaba la parte baja de la tabla. En una época en la que sólo se televisaba un partido en abierto y otro en codificado, una sinfonía vestida de verde y blanco encandiló a millones de hogares que se habían sentado frente a la televisión a ver si el Barça de los Guardiola, Stoichkov o Hagi podía con un modesto equipo que, tras retornar un año antes a la máxima categoría, peleaba por no ser un club ascensor.
«Éramos un equipo que intentaba jugar al fútbol, que era atrevido y que llegaba con muchos futbolistas a posiciones ofensivas, pero no se nos pasaba por la cabeza un resultado así. Nuestra intención era puntuar», añade Merino.
Antes del pitido inicial de López Nieto el Racing ocupaba el décimo octavo puesto de la clasificación, con quince puntos y metido en un pelotón de equipos que peleaba por la permanencia. Es decir, en apuros. Sin embargo, desde el primer minuto de juego se vio que el pez chico se quería comer al grande. Y vaya si lo devoró.
El equipo de Vicente Miera jugó de tú a tú, con descaro y ritmo, a un Barça con bajas que pese a ello estaba plagado de internacionales. A punto de llegarse al descanso comenzó el solo de violín de Radchenko. El atacante bajó a recibir, con un taconazo hizo pasar de largo a Bakero y Stoichkov y envió un milimétrico balón que Esteban Torre convirtió en el 1-0. Talento ruso salpimentado con unas gotas de esencia de Soto de la Marina. Más por más, siempre es más.
«Nuestra intención en ese momento era mantener el resultado lo más lejos posible», confiesa Merino. Nada más lejos de la realidad. Cruyff mandó a los suyos a por el empate en una misión tan suicida como necesaria que sacó a relucir lo mejor de la ofensiva racinguista.
El talento orfebre de Quique, el trabajo de Villabona, la inteligencia de Esteban Torre, la velocidad de Popov y el instinto de Radchenko transformaron en un rodillo ofensivo el buen trabajo defensivo de los Iñaki, Merino, Carreras, Pablo Alfaro y Andrei Zygmantovich. Uno de los últimos líberos del fútbol.
Cayó el segundo, convertido por Setién de cabeza a centro de Popov; llegó el tercero, después de una cabalgada de Merino para remachar un servicio de Radchenko, y el Sardinero empezaba a pedir más. «A partir del 2-0 vimos que podíamos hacer historia. Teníamos el partido controlado, seguíamos creando peligro y al final te vienes arriba. Son partidos que nunca quieres que acaben», recuerda Iñaki, que además no olvida las caras que ponían los jugadores del Barça. «Me llamó la atención las caras que ponían entre ellos. Eran un poema. Los gestos diciendo que no, querían que acabase el partido cuanto antes».
Con Ferrer expulsado el martillo pilón siguió machacando la endeble zaga azulgrana. Habían caído tres, pero ninguno del 'killer' Radchenko, que se resarció en el tramo final con dos goles. El primero después de una patada al aire de Busquets y el segundo de un penalti en el que el portero catalán acabó viendo cartulina roja. Debutó en su lugar Angoy, encajó el gol de Radchenko y, a partir de ahí, hizo carrera en el fútbol americano. Uno de los damnificados de la apisonadora racinguista.
Ahora los jugadores de aquella plantilla han seguido caminos diversos. Muchos son entrenadores, como Quique Setién o Alfaro, y otros incluso se han metido a granjeros, como Radchenko. Sin embargo, hace 25 años fueron aclamados hasta el extremo, como recuerda Merino «Fue una explosión de júbilo, todo el mundo estaba en la calle. Nos trataron como a héroes».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.