El Racing busca fichar un atacante antes de afrontar las renovaciones de Camus y Bustos

«Sabemos el perfil de jugador que buscamos, lo que no tengo tan claro es que lo encontremos», aseguró Guille Romo al poco de abrirse el mercado de invierno. La marcha de Carlos Castro dejó expedito el terreno para esa incorporación, dado que sin ese trámite el club no tenía sitio ni ficha para nadie mayor de 23 años. Sin embargo, el propio entrenador confirmó que su deseo no es incorporar a un jugador del mismo corte que el asturiano. No se busca un delantero a menos que fuera un futbolista de máxima referencia, algo que en el mes de enero, salvo en muy contadas excepciones -Abdón Prats fue una- es prácticamente imposible de conseguir.

Así las cosas, el Racing ha sondeado la situación de algunos de los futbolistas de los equipos de Segunda División que apenas han contado y que están estudiando una posible salida. Ha hecho lo propio con la Primera RFEF, pero en este nicho de mercado aún lo tiene más difícil, ya que no es nada probable que un equipo de la misma categoría pueda deshacerse de un jugador atractivo para reforzar a un potencial enemigo.

Entretanto, se ha relacionado a varios futbolistas con el club. El primero, Jorge Martínez Losa, un delantero que juega cedido por la Real Sociedad en el Calahorra. Y el segundo, Arturo Molina, un centrocampista con llegada que milita en el Fuenlabrada. El Racing no confirma ni desmiente el interés que desde el entorno de ambos futbolistas se asegura a El Diario que existe. Pero ninguno de los dos responde al perfil que Guille Romo quiere para afrontar lo que resta de temporada y, sobre todo, un hipotético play off de ascenso al que se enfrentará en el tramo de calendario más importante.

Martínez Losa es un delantero muy posicional, de 1,96 metros actualmente es indiscutible en el conjunto riojano y que ha marcado cinco goles. Sin embargo el técnico racinguista dice sentirse a gusto con los delanteros con los que cuenta: Cedric, Manu Justo y Jack Harper. Si finalmente se produjese su llegada significaría un cambio drástico en la hoja de ruta de los responsables o que se va a incorporar a más de un jugador. En el caso de Molina, aunque Romo echa de menos un futbolista que se asemeje a Íñigo Sainz-Maza en su capacidad de atravesar líneas con el balón, su llegada acumularía cinco efectivos para el puesto de pivote, algo que parece desmesurado.

A partir de ahí, el club de El Sardinero guarda con gran celo las negociaciones pese a que en la última semana ha intensificado sus contactos hasta el punto -como ya se mencionaba con anterioridad- de que ha aparcado por el momento cualquier avance en las negociaciones paralelas de renovación. De todas ellas, la que más interesa y para la que ambas partes se habían citado estos días es la de Marco Camus. El entorno del canterano se encuentra a la espera de que el Racing le haga una oferta firme después de comprobar por sí mismo el interés del club por su continuidad. El futbolista decidió esperar antes de afrontar la negociación y esa decisión condiciona su futuro. Porque ahora el club le ha dado prioridad a incorporar a un futbolista antes que nada.

Un peldaño más abajo ha quedado la prolongación de contrato de Álvaro Bustos, con quien el club habló en noviembre sin que después se haya vuelto a dar más pasos. El extremo arrancó la temporada como uno de los futbolistas con mayor peso específico en la plantilla, pero el paso de las jornadas ha ido sacándole del equipo hasta que Marco Camus le arrebató el sitio, hasta el extremo de que actualmente la renovación de Bustos no es una de las grandes prioridades de Romo. Tampoco el club ve fundamental cerrar las posibles operaciones en el mes de enero, pese a que los jugadores quedan libres para poder negociar con otros equipos con el consiguiente riesgo de que se comprometan y se pierda la posición de privilegio actual. El Racing entiende que no todos los jugadores se apresuran en desvelar su futuro con tanta antelación y apura hasta el final en la confianza de que un buen rendimiento final les pueda proporcionar una mejora de condiciones en sus futuros contratos.

En definitiva, se avecinan dos semanas de mes de enero frenéticas. Por un lado, tres partidos de vital importancia en nueve días y con la incertidumbre del covid acechando el curso normal de los acontecimientos. Por otro, la urgencia de encontrar ese perfil de futbolista perfectamente definido que aporte una mejora sustancial a la plantilla, al margen de que surja alguna oportunidad de mercado.

El sábado acaba la primera parte del campeonato y los responsables técnicos -Guille Romo, en otras palabras- han determinado la necesidad de añadir un futbolista polivalente en el ataque. Durante buena parte del campeonato, Romo ha utilizado a Manu Justo como ese comodín para paliar las ausencias en las bandas, la mediapunta y la delantera. El gallego ha cumplido de una u otra manera, pero ha evidenciado que no es un hombre de banda, mientras que sí ha sabido aprovechar sus minutos en la delantera. Pero el entrenador entiende que necesita un aporte más para el final de Liga y el decisivo play off de ascenso. Por eso, el deseo de encontrar una versión que mejore las prestaciones de Justo jugando por fuera es ahora lo que está encima de la mesa. No parece que el dinero sea un inconveniente, sino más bien la imposibilidad de encontrar lo que busca.