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18.001. Uno más de los que había puesto el Racing como listón máximo. Porque ese último abono es el que tiene en su cartera la más reciente incorporación del equipo racinguista: Rober González. El club ha colgado el cartel de 'No hay abonos'. Una ... barbaridad. Tanto, que se trata de la tercera cifra más alta de la historia del club y, con diferencia, la mejor de sus estancias en Segunda División.
La entidad fijó ese límite para poder cumplir con sus compromisos –cantera, Academia...– y con los acuerdos de reciprocidad a los que ha ido llegando con los rivales para las aficiones visitantes. Eso y que el club verdiblanco considera necesario dejar un margen para que se pueda llevar a cabo venta de entradas en las taquillas de los Campos de Sport y a través de la página web. «Para atender a aquellos racinguistas que, por su situación laboral, familiar o de cualquier otro ámbito, solo pueden acudir ocasionalmente a ver a su equipo».
Así, con la instalación de las nuevas 790 localidades en la parte superior de las tribunas, que han elevado el aforo total del estadio a los 22.308 espectadores, las entradas que quedarán disponibles para la venta serán 4.307 en cada partido que el Racing dispute en su casa.
Una vez implementados estos nuevos asientos, el club se llegó plantear que, en caso de llegar al listón máximo, se aumentaría ligeramente el límite para acoger a más aficionados. Sin embargo, finalmente ha estimado que, sobre todo por motivos organizativos de cara a los encuentros, es más oportuno dejarlo así.
Estos 18.001 abonados conseguidos son un hito espectacular. De hecho, no se pensaba que se fuesen a cubrir las expectativas. Tan espectaculares son, que sólo hay dos temporadas, y muy señaladas, que superan la cifra de la actual. Por un lado, la 2007-08, en la que el conjunto cántabro logró la histórica clasificación para la copa de la UEFA. Ese curso terminó con 19.045 aficionados con su localidad reservada. Le superó, la siguiente campaña, la de la disputa de la consecuente competición europea, con 19.262, techo de la entidad de El Sardinero.
Lo que sí es un récord es para las estancias racinguistas en Segunda División. «El club quiere agradecer la confianza y el respaldo recibido por el racinguismo. Sin embargo, el ambiente que se respira cada quince días en los Campos de Sport supera a los vividos durante muchos años en Primera División», destaca el Racing a través de un comunicado.
Y es que el sentimiento verdiblanco vive un momento de auténtica ebullición. En apenas una temporada, la asistencia media al estadio ha crecido en más de 4.000 espectadores, llevando la cifra a los 19.384 por encuentro. Y se ha colgado en seis ocasiones el cartel de 'Aforo completo'. Sin ir más lejos, el pasado sábado, con la visita del Málaga.
Está claro que no será la última. Seguramente haya unas cuantas más. Porque al crecimiento en el número de abonados hay que sumarle que el campeonato liguero se encamina a su desenlace y, si el Racing no se pega un batacazo importante, habrá mucho en juego de aquí al final.
Tal es el grado de expectación en el racinguismo que muchos de estos últimos abonados que han obtenido su carné no lo han hecho tanto por el presente, por esta temporada –que también– si no por la posibilidad de quedarse sin sitio la temporada que viene si el equipo de José Alberto logra finalmente el ascenso a Primera División. Nadie se lo quiere perder.
Sin embargo, los Campos de Sport tienen un límite y no pueden aspirar a acoger a muchos más espectadores. Atrás quedan los años en que el estadio tenía un aforo total de 25.600 y que llegó a albergar hasta a 28.000 aficionados en la promoción de ascenso de 1993 frente al Español. Pero entonces los fondos eran de pie; las preferencias laterales, bancos corridos y el control de accesos mucho menor.
El club ya ha hecho lo que ha podido a través de una acción urgente, con la colocación de esas 790 nuevas butacas. Todo lo demás requeriría de trabajos mucho más costosos y engorrosos (aprovechamiento de los fosos laterales; bajada de los banquillos; descenso de la altura del terreno de juego o construcción de nuevos graderíos, entre otros). Todo eso requeriría de importantes inversiones y, sobre todo, de la implicación del propietario del inmueble: el Ayuntamiento de Santander. De momento, hay poco más que comentarios de asombro. Lo que es una realidad es que los Campos de Sport, esta temporada, se están quedando pequeños.
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