El Racing deja que le guíe su estado anímico

11puntos de diferencia sobre el Dépor. En el grupo II de la Primera RFEF tan solo hay uno entre Albacete y Andorra

Antes de Navidad ya ocurrió en alguna ocasión, pero lo cierto es que ahora de un modo alarmante. El equipo cree tanto en sí mismo, confía tanto en la victoria que hasta el final del partido busca el triunfo con intención. Al principio de Liga no es menos cierto que también ganaba, pero no como ahora. Ante la SD Logroñés en Las Gaunas, Manu Justo que acababa de salir marcó sobre la bocina; frente al Zamora, el segundo tanto -el de la victoria- llegó por medio de Cedric en el minuto 90, y en San Sebastián de los Reyes el mismo delantero anotó con el tiempo cumplido el único gol del partido. En septiembre, octubre, noviembre o incluso los primeros partidos de diciembre, el Racing aprovechaba una ocasión y se atrincheraba para sacarle partido hasta el final. Ahora va a buscar más.

Romo repite una y otra vez que su equipo no ha cambiado y mejor que él no lo sabe nadie, pero no es menos cierto que cuando antes el Racing esperaba en su campo el error del rival para aprovecharse, ahora provoca el error y atosiga al contrario. Un paso o dos adelante. Tanta es su confianza e intención que acaba los partidos en el campo contrario, sin importarle el marcador.

«Lo raro es que hayamos tirado esta temporada tres penaltis y los tres los hayamos fallado. Eso sí que es raro», señalaba Guillermo Fernández Romo en Villaviciosa de Odón y razón no le falta. Sin embargo, la confianza o esa bien llamada por los puristas del fútbol 'dinámica ganadora' le permite ser capaz de encontrar los rechaces y marcar. El portero del Dux Internacional se lamentaba al finalizar el partido resignado ante la impotencia que le supuso detener a Cedric uno y a Manu Justo, otro, y ver cómo los rechaces acababan en gol. No es que antes los jugadores racinguistas no se empeñasen en ir a buscar una posible segunda jugada. Es que ahora van todos y el resultado es el que es. Cedric anotó el primero rematando mal, pero el balón entró ante la mirada impotente del portero y de medio equipo madrileño. Por si fuera poco, el lanzamiento de Manu Justo desde los once metros también fue repelido por el meta, pero Javi Vázquez, que acababa de salir recibió el balón y fusiló sin piedad. ¿Fortuna o fe?

Cedric suma nueve goles en seis partidos. Impepinable. El delantero está en un momento de gracia y su confianza actual se debe a que su entrenador le dio el espacio y el tiempo necesario que, a buen seguro, no muchos le hubieran dado. Más de cuatro meses sin marcar un gol y para colmo, cuando era sustituido por su compañero, Manu Justo, el gallego veía puerta con facilidad. Aún así y contra pronóstico, Romo apostó por él una y otra vez hasta que le devolvió la confianza y sus goles han colocado al equipo en una posición inmejorable.

Que falta el mejor del equipo, pues se busca un buen sustituto que le supla y se note lo menos posible. El Racing ha sido capaz de ganar los cinco partidos en los que no jugó ni un minuto Pablo Torre. Lo hizo frente al Bilbao Athletic por estar con la selección española sub 19, al igual que ante la SD Logroñés; venció cuando por sanción no pudo jugar ante el Racing de Ferrol; también cuando por decisión técnica el canterano se perdió el partido en Zamora y lo hizo el pasado domingo ante el Dux, con Pablo lesionado. Pleno. Sergio Marcos, Borja Domínguez, Manu Justo y Yeray le sustituyeron y bingo.

Romo manejó los hilos y el resultado fue perfecto. La ausencia del canterano siempre ha sido un contratiempo bien gestionado por el cuerpo técnico verdiblanco.

En Calahorra, cuando peor estaba la cosa y el empate se barruntaba en la grada, el portero del conjunto riojano se metió el gol él solito. Es evidente que esto no estaba entrenado. O sí. Romo aseguró en la rueda de prensa que sabían que había que forzar y presionar para poder propiciar errores. Pues bien. Lo consiguieron y con creces. El meta del Calahorra, Iricíbar, ya había cometido un fallo grosero en Riazor ante el Dépor y se conocía su excesiva confianza en el manejo de la pelota con el pie y efectivamente, en el minuto 86, el Racing presionó la salida de balón y una cesión al guardameta acabó en gol por un fallo inocente.